Los medios de comunicación del sur de la Florida levantaron el miércoles entre sus titulares la noticia de que agentes de seguridad en el aeropuerto internacional de Fort Lauderdale, cerca de Miami, hallaron fragmentos de un cráneo humano y dientes en una olla de barro llena de tierra que llevaba en su equipaje de mano una pasajera, la cual dijo haber adquirido la cazuela en Cuba.
La mujer y su compañera de viaje iban a abordar un vuelo con destino a Baltimore, programado para las 3 de la tarde, cuando los agentes descubrieron los fragmentos óseos en un punto de control de equipaje.
Las mujeres dijeron que recién habían regresado de un viaje a Cuba y que compraron allá el caldero en cuestión, y otro similar, en una tienda de artículos religiosos, para alejar a los malos espíritus.
Según versiones noticiosas, las implicadas --que pudieron seguir viaje a Baltimore, aunque sin las ollas-- no sabían qué contenía el recipiente, y no se presentaron cargos contra ellas.
Negocio macabro
La prensa independiente cubana ha reportado el robo de restos óseos humanos de los cementerios, a veces con colaboración de sepultureros o celadores, para utilizarlos en obras de religiones afrocubanas, especialmente la conocida como palo monte, o para lucrar vendiéndolos a creyentes nacionales o extranjeros.
El periodista Reynaldo Cosano ha descrito en el portal Cubanet un mercado negro de huesos humanos en el que tienen particular importancia y valor cráneos y tibias.
“Si el cráneo perteneció a algún asiático, la demanda es mayor. En términos de santería se dice que un chino cuesta más por la proverbial inteligencia, paciencia y constancia de esta raza, que los hace más ‘fuertes’. La calavera de un chino se cotiza -dicen- entre veinte y treinta USD”, precisó Cosano.
El caldero: receptáculo de la “prenda” o “nganga”
La práctica principal de la religión animista afrocubana palo monte, también llamada regla conga por sus raíces en el Congo, se centra en el recéptáculo o altar religioso conocido como Nganga o Prenda. Se trata de un caldero --generalmente de hierro--lleno de tierra de distintos lugares --entre ellas, tierra de cementerio-- palos, restos humanos, huesos y otros artículos.
Cada Nganga se dedica a un Nkisi --o deidad-- específico.
Este receptáculo religioso estaría habitado por un "muerto" o espíritu de una persona fallecida, también conocido como "Nfumbe", con el que el palero establece un pacto.
El Nfumbe actúa como su guía para todos los trabajos que se realizan con la Nganga, generalmente enfocados en resolver dificultades. A cambio, el palero debe alimentar la prenda con ofrendas y sacrificios de animales y servirle a su morador desencarnado de caballo o materia.
(FUENTE: martinoticias.com)
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