Los llaman locos, los chiflan y son víctimas de señalamientos de algunos colombianos que piensan que construir una pista de aterrizaje para ovnis en un desierto es algo descabellado y casi imposible.
Alfredo Agudelo y José Antonio Londoño se aparecieron en medio del desierto de La Tatacoa, en Villavieja, un pueblo en el sur del país, pidieron prestada dos hectáreas de terreno y han hecho realidad su sueño: un helipuerto para objetos voladores no identificados que, según ellos, provienen del más allá.
En 2008 llegaron con la idea a la casa de Orfanda Soto, una de las mujeres más viejas del desierto. Y ella, sin pensarlo, cedió en calidad de préstamo un terreno de su propiedad porque dice que ha visto extrañas luces de colores que intentan caer al suelo en las noches y que cree que son OVNIs.
"Llegan, los hemos visto. Prefieren ese sitio porque es solitario, alejado de la gente y no se oye sino el ruido del viento que golpea con fuerza", narra Orfanda, quien lleva 57 años soportando el clima de un desierto que supera los 41 grados centígrados.
Dos años atrás los aficionados a la ufología provenientes de Medellín clavaron las primeras 15 mil piedras redondas e invirtieron 4 millones de pesos (2 mil dólares) en el proyecto.
El dinero se gastó en buscar piedras blancas y transportarlas en camiones "para que los extraterrestres puedan observar su pista de aterrizaje desde el cielo y caigan a la tierra".
El blanco (color que prima en las piedras redondas), significa pureza", expresa Alfonso Ramírez Olaya, campesino de Villavieja que dejó su negocio de la lechería de cabras para dedicarse dos meses a unir piedras en cuatro enormes círculos, donde le han dicho que el OVNI aterrizaría.
Agudelo y Londoño, ambos oriundos de Medellín, desaparecieron dejando la pista de aterrizaje lista para la primera llegada de OVNIs. No obstante, aparecieron en octubre de 2009 a presenciar el primer aterrizaje, según sus versiones.
"Nos hicieron coger de las manos y sentarnos encima de las piedras. Era de noche. Todos teníamos que estar concentrados y uno escuchaba el ruido y lo que ellos hablaban con uno de los ufólogos. A ellos no se les entendía nada de lo que decían, mientras que don Alfredo les decía bienvenidos", cuenta Alfonso Ramírez Olaya, quien alcanzó a ver una enorme luz blanca y una extraña figura de aproximadamente 1.70 de largo y 3 metros de ancho en forma de círculo.
"A nosotros nos da cierto miedo cuando vemos esas luces encendidas de blanco en medio del desierto y las tres veces que hemos visto ese espectáculo nunca tenemos nada con qué grabar porque nos coge desprevenidos", aclara Orfanda Soto, quien vive en una región pobre.
Los dos hombres han prometido volver y lo harán en menos de dos semanas, según cuentan en sus llamadas que realizan desde Medellín donde construyen otra pista para ovnis con piedras de La Tatacoa.
Los hombres que recorren este país en busca de ovnis e historias extrañas dicen que regresan a Villavieja tras haber soñado de nuevo con "seres de luz", que les informan de que el nuevo aterrizaje en La Tatacoa será pronto "y que debemos estar preparados. Por esto, nos encomendaron construir nuevos helipuertos para su llegada en Colombia", confiesa José Antonio Londoño.
Cierto o no, los pobladores de la región, turistas colombianos y extranjeros están a la expectativa de lo que pueda suceder. Orfanda Soto mantiene limpio el lugar para la llegada no solo de los aficionados de la ufología, sino de los mismos seres extraños que sí piensa ver en esta oportunidad.
Tania Beatriz Peñafiel, alcaldesa de Villavieja, cree que en el universo no estamos solos y aunque no ve problema que los colombianos bauticen su helipuerto como territorio de paz y claven una bandera blanca, prefiere mantenerse alejada de estos temas.
Los pobladores de La Tatacoa dicen que les importa un pimiento si el mundo les cree. "Basta con que nosotros veamos y ya", comenta Jaime Leal, otro morador del desierto, quien lleva más de 20 años mirando objetos extraños que se pierden en el firmamento claro y despejado que se divisa en su pueblo.
Ahora parecen estar listos para no dejar pasar por alto el próximo acontecimiento. Al menos prometen fotografías en una próxima entrega.
(FUENTE: elmundo.es)
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