Sora, Mompox y Cartagena quedaron marcados como las potencias del país en brujería. Aseguran que hoy de esto ya no queda sino el cuento.
Hoy en Sora a la mayoría de sus habitantes les causa una risa nerviosa la pregunta de si es cierto que a su municipio lo conocieron como una de las tres potencias de la brujería en Colombia.
Pareciese como si todos, incluidas las autoridades y los ancianos quisieran echarle tierra 'con una escoba bien grande' a ese vedado pasaje de su historia.
Sin embargo, esto no es para nada fácil si se tiene en cuenta que esta localidad inclusive estuvo bajo la lupa de un grupo de antropólogos de la Universidad Nacional que investigó al respecto y que hasta se escribió un libro intitulado Las mujeres lechuza, historia y cuerpo de la brujería en Boyacá.
Pero no solo eso. La traducción del vocablo muisca Sora significa adoradores del diablo y este es un dato que también muchos quieren borrar. Y aunque algunos aseguran que todavía en algunas veredas, como se hace en la mayoría del país, existen algunos estafadores a la pesca de incautos que quieran que les cambien la vida.
Según los antropólogos Carlos Pinzón Castaño y Rosa Suárez Prieto para los soranos existieron tres clases de brujas: la escuchona que siempre era mujer, lleva el cabello largo y se transformaba en lechuza, se orientaba por la luna.
El segundo tipo de bruja era la cósmica que actuaba por medio de brebajes, tabaco, imágenes, tierra de cementerio, huesos y cabello.
A la tercera categoría se le denomina espiritistas porque hacen sus brujerías a través de espíritus.
El origen de la historia de la brujería en Sora se remontaría a la leyenda de Bochica según la cual un día bajó Huitaca que era una bella mujer que enseñó al pueblo a emborracharse y a olvidarse de los cultos religiosos.
Ella también les enseñó las artes de la brujería y el maleficio. Aprendieron a convertirse en animales nocturnos que robaban la energía a los otros. Así empezó a reinar la muerte y las enfermedades.
La leyenda de Bochica que se habría desarrollado en la Laguna de Iguaque, a pocos kilómetros de Sora, habla además de que la luna regiría en adelante las enfermedades, la muerte y la hechicería y el sol sería el productor de la energía vital.
Una cacería de brujas de la inquisición
En el siglo XIV la llamada santa inquisición liderada por Inocencio VIII instauró la caza de brujas que se extendió hasta el siglo XVIII y con la que se condenó a la hoguera a miles de mujeres en todo el mundo. En aquellos tiempos de hambre las mujeres solo tenían la opción de ser hija, esposa, beata, monja o bruja.
Cualquier mujer que quería sobresalir en la sociedad podía ser catalogada como bruja ya que por su rol de cuidadora adquiría unos conocimientos relacionados con las yerbas para curar los males y esto de inmediato era castigado. Para sobrevivir las mujeres debían ser 'normales' es decir sumisas.
José Oíl Pineda, alcalde de Sora:
"He escuchado hablar mucho del tema pero eso ya es parte de una historia que hoy estamos reconstruyendo con gente linda y eventos culturales como el de este fin de semana".
Jaime de Jesús Hernández, sacerdote de Sora:
"Esto hace parte de un pasaje de la historia que no fue exclusiva de esta localidad en la que como no existía el médico los campesinos recurrían a las curanderas y hechiceras".
Elmer Luis, ex alcalde de Sora:
"Se trata de creencias de algunos paisanos que aún se mantienen en la memoria de nuestros abuelos. Dicen que no hay que creer en brujas pero que las hay, las hay".
Ana Mireya Castellanos, docente de sociales en Sora:
"La gente le da poderes sobrenaturales a hechos que tienen explicaciones científicas. En casi todo Boyacá los campesinos siguen creyendo en estos estafadores".
Yesid Acosta Zuleta, juez de Sora:
"La cantidad de mitos y leyendas que existen en Sora sobre el tema de las brujas y hechiceras me ha llevado a indagar en textos y a consultar a expertos en el tema".
(FUENTE: eltiempo.com)
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