Habíamos detenido nuestro relato en el punto en que “Cañitas”, el libro, catapulta a su autor, Carlos Trejo, en toda una estrella del mundillo esotérico mexicano, y es ahí donde retomaremos esta extraña e increíble historia, esperando no marear al amigo lector, ya que la catarata de información en esta “historia detrás de la historia” es sencillamente apabullante, pero francamente absorbente.
El título del libro de Carlos Trejo (“Cañitas”), no dejaba dudas acerca de su contenido: la publicación trata acerca de todo lo ocurrido en la casa embrujada; si bien tuvo acogida en su momento, el libro de Trejo puede ser considerado más como una historia novelada, dramatizada, llena de efectismos y tópicos de misterio con una excesiva carga de fantasía, más que un relato fidedigno y pormenorizado de una serie de fenómenos paranormales, vistos desde una óptica minuciosa. La excesiva cantidad de supuestos fenómenos paranormales “tópicos”, mostrados en una sola experiencia (“la mano peluda y con garras”, “el fantasma de un monje”, “posesiones”, “arañazos”, “una maldición” etc, etc, etc), muy manidas ya en 1982, y vistas por todo el mundo en “El Exorcista”, “El Ente” y “Amityville” y, siendo sinceros, teniendo el relato de Trejo unos muy notorios paralelismos con estas historias, hacían todo apuntar a un plagio o por lo menos, a una simplista y burda copia. Es por esto que, no pocos periodistas y parapsicólogos comenzaron a hacer indagaciones acerca de la historia y las supuestas 14 muertes producto de la “maldición”.
Mientras tanto, las continuas declaraciones de Carlos Trejo en entrevistas y programas de televisión, deformaban la historia de Cañitas hasta cotas casi inimaginables: las supuestas catacumbas bajo la casa pasaron a ser “catacumbas aztecas donde se habían realizado ritos y sacrificios”, por citar solo un ejemplo, pero la realidad era que cualquier análisis por muy simple que fuera, de la obra de Trejo, generaba inmediatamente suspicacias e interrogantes a las cuales Carlos Trejo o respondía con evasivas, o las ignoraba o lo peor: rehacía la historia (ergo, mentir), conforme aparecían las incómodas interrogantes. Veamos algunos ejemplos de esto:
“… los aparatos eléctricos se encendían solos y el televisor se cambiaba de canal sin ser digital, sin embargo, nunca se le dio la importancia debida,...” (página 13) Sorprende que afirme restar importancia a un hecho tal, sobre todo tomando en cuenta que posterior al “Caso Cañitas”, Trejo ha supuestamente filmado y fotografiado de todo (y sí, como adivinará el lector, no existe ni una sola fotografía o video de los fenómenos del “Caso Cañitas”) También llamó a sospechas que no cualquiera entra en México a los archivos de la Nación: se necesita una licenciatura especial o de menos un permiso también especial si se desea consultar material verdaderamente viejo. Sin embargo Trejo asegura que investigó los antecedentes de su hogar ahí.
Igualmente y según relatos de Trejo, debajo de su hogar (precisamente en el patio), hubo alguna vez restos de un panteón y catacumbas aztecas, descubiertas tras su supuesta investigación, y que culminó cuando (también supuestamente), Carlos realizó excavaciones en Cañitas y hallar supuestas evidencias de dichas catacumbas y de restos humanos,... lo curioso es que en la zona, e incluso en las casas vecinas de la otrora casa embrujada se han realizado ya importantes edificaciones y no se ha hallado nada: al parecer, el único que llegó a ver los supuestos subterráneos, fue Trejo. En fin, la lista de contradicciones es inmensa.
Igualmente en su libro se demostraba un empirismo con respecto a la Parapsicología realmente alarmante y increíblemente alejado de su “fama” de gran “Cazafantasmas”, como su afirmación de que “…a las seis de la tarde se desatan las fuerzas del mal,…” o cuando Carlos Trejo describe por qué los perros son esenciales en la investigación de los cazafantasmas (¿?) Al leer esto, puedo decir que ya lo he leído todo (y no es un cumplido obviamente,...)
Pero “detalles” de este tipo no incomodaban a Trejo: conforme su fama se incrementaba, también iba transformándose su apariencia: chaleco de cuero sin mangas, una Harley-Davidsson, lentes oscuros y cadenas de oro eran la nueva “apariencia” del famoso “Cazafantasmas”.
Así, aprovechando que el único objetivo que la mayoría de los medios en México (como las televisoras), buscaban –y buscan-, le venía perfecto a sus intereses (elevar el rating con la polémica, el morbo y el sensacionalismo “caliente”), Trejo prosiguió con sus absurdas declaraciones, y ya sin ningún límite: “Sí, es increíble ¡caray! Es fenomenal,…. he realizado más de 15,000 investigaciones en el mundo (!!) Tengo un compromiso con la gente y por eso descubriré la verdad tras el Queen Mary, el Monstruo de Loch Ness y las Muertas de Juárez, esto claro, a la brevedad, pues ando muy ocupado con mi obra de teatro “Cañitas: la Casa del Terror”, donde soy productor”, se ufanaba Carlos Trejo (la obra de teatro llegó a ser llevada a las tablas,… algo realmente para el olvido)
El negocio de Carlos Trejo
Para ese entonces, la fama de “Cazafantasmas” de Trejo, le estaba ya rindiendo muy buenos réditos: en poco tiempo pasó de publicar y vender sólo “Cañitas”, a publicar “Casas embrujada e historias vivas de espantos y muertos” y “Evidencias de vida después de la muerte”, entre otros,… al mismo tiempo en que se autonombraba “uno de los diez escritores más importantes de México”.
También se dedicaba realizar la gira de su “obra de teatro”, y a una gira de conferencias por toda la República mexicana, a dos funciones, donde la gente que pagaba y asistía con el ánimo por ver y escuchar en sus conferencias, historias escalofriantes de sus investigaciones de “fantasmas”,... pero las cuales han sido para sus no pocos asistentes una completa y total decepción: apoyado con imágenes digitales de muy baja calidad en resolución, producidos por un cañón digital, plasmados en la pared blanca del teatro de ocasión, Carlos Trejo se presentaba en un escenario decorado con una tumba, seis lápidas de hule espuma, la imagen de un monje con su capucha de vestimenta café, y en la pantalla, la imagen que ha caracterizado ya a Trejo: su “Ente” azul con posición de acecho.
Las conferencias de Trejo no pasan de ser más “de su cosecha”: exponer sobre “su Caso Cañitas”, paparruchas dizque parapsicológicas tales como su peculiar clasificación de los fantasmas (como “A”, “B”, y “C”!!!), insultos y calumnias contra sus detractores, y cómo no, increíbles aseveraciones acerca de sus “investigaciones”: que “el Capitolio le abrió los “Expedientes Secretos X”, para que los investigara”, que “fue a investigar el caso de “Jack el Destripador”,… Scotland Yard le facilitó los archivos de las investigaciones que se realizaron, para que pudieran descubrir quién lo hizo,….”, o señalar que “…tuvo que ir un mexicano (él, obviamente) para aclarar y saber la identidad del asesino múltiple que desmembraba a las mujeres, porque la Scotland Yard, nunca se le “prendió el foco”, de conocer el árbol genealógico de las asesinadas”,... y eso sí, en sus conferencias, los fantasmas brillan por su ausencia.
Pero a lo que más tiempo y esfuerzo dedicaba, era a sus famosas “investigaciones”, que filmaba concienzudamente y no tardaba casi nada en presentar en cuanto programa de televisión podía: todo un espectáculo generado para atraer las cámaras hacia si, y obviamente conseguir así más incautos que le engrosaran los ingresos,… pero más de uno de ellos le ha traído la general desacreditación por parte de la comunidad parapsicológica nacional e internacional, debido a su pobrísima calidad, cuestionables fenómenos paranormales ahí mostrados, y en muchos casos, evidentemente fraudulentos.
Igualmente, otro aspecto que se ha destacado de las famosas “investigaciones” de Carlos Trejo, ha sido sus muy cuestionables métodos utilizados en las mismas para obtener y utilizar la información. Uno de ellos en particular, le ocasionó una tremenda demanda legal.
El caso de la supuesta posesión demoníaca de Lizbeth Michelle Vázquez Avilés demostró los reprobables métodos de Carlos Trejo: “Todas las noches, después de las 12, me daban crisis con espasmos musculares; gritaba, no me daba cuenta de lo que sucedía. Los que sí se percataban eran mis padres. El diagnóstico médico fue trastorno depresivo mayor y distorsión de la personalidad, de acuerdo con los médicos del Instituto Nacional de Psiquiatría”, refiere Vázquez Avilés.
En 2003, un tío de Vázquez Avilés se encontró con Carlos Trejo en una plaza comercial, a quien pidió ayuda para curar a su sobrina. Posteriormente llegaron a la casa de los Vázquez Avilés, Norma Trejo -hermana de Carlos-, su cuñado Iván Estrada, y uno de sus colaboradores, Iván Sierra, “quienes platicaron conmigo y vieron mi crisis”, relata Michelle.
Le dijeron que estaba “poseída por 5 demonios diferentes”, pero que ellos la curarían a través de la hipnosis. Además, dijo que no cobraría ni un centavo y que sólo quería que lo dejaran filmar para pasar el caso una sola vez en la televisión a fin de ayudar otras personas. Mi mamá accedió con la condición de que distorsionaran el rostro y las voces de todos ellos, y de que no apareciera la fachada de la casa, porque podía ser perjudicial para la familia. Él aceptó”, afirma Michelle.
Pero después, se anunció durante toda la semana en el programa “Nuestra casa” que se iba a presentar un caso de posesión. “Fue una enorme sorpresa que cuando Trejo salió al aire, dio mi nombre, además de pasar mi rostro, la fachada de la casa y a la familia. No omitió absolutamente nada. Además, afirmó que estaba poseída por 5 entes demoníacos y que había realizado una especie de exorcismo”, relata la afectada.
Ahora, Michelle señala que en realidad lo que sucedió es que tenía 6 meses tomando medicamentos y si se recuperó, fue porque estos hicieron efecto y desaparecieron las crisis. “Todo eso es falso. Lo inventó él para engañar a la gente”, asegura la joven.
Además, Trejo presentó el mismo video en otros programas televisivos.
Se sabe que en una ocasión, el papá de Vásquez se entrevistó con el “cazafantasmas”, para pedirle que no lo siguiera transmitiendo, porque tenían un pacto. La respuesta de Trejo fue: “…que eran órdenes directas de Emilio Azcárraga Jean en el sentido de que el rostro (de Michelle), apareciera al aire, que a lo habían obligado y él no podía hacer nada”, cuenta la joven.
Más tarde Michelle, decidió finalmente demandar a Trejo por daño moral, pues había lucrado con la imagen de su supuesta posesión diabólica en la televisión y en sus conferencias. Vázquez Avilés lo acusa de falsificar su firma para justificar la difusión del video, pero “yo nunca firmé ese papel”, dice y hoy acusa a Trejo y Sierra, ahora aliados, de pretender quitarle a su hija y amedrentarle para que desista de su demanda, porque “saben que estoy diciendo la verdad”.
Los montajes de Trejo
Lourdes Procel Romero, ex asistente de Trejo, comenta que llegó a la casa de Cañitas porque su sobrino quería conocerla. Fue invitada a trabajar como enfermera del equipo de investigación y con el tiempo se quedó a vivir en la casa de Trejo.
Su trabajo consistía principalmente en revisar y dar respuesta a los correos electrónicos que le llegaban vía internet, contactaba a los solicitantes para una pre investigación y convocaba posteriormente al resto del equipo.
Con el desarrollo de más actividades y la confianza, Procel se incorporó a otras tareas, entre ellas “hacer las grabaciones de las psicofonías”. Trejo le pagaba 7 mil pesos mensuales. “Obviamente, yo sabía que era un fraude”, admite hoy Procel, quien afirma que muchas veces estuvo en desacuerdo porque “me parecía muy descarado y se burlaba de la gente que lo rodeaba y que creía en lo que les presentaba”.
Además –dice-, Trejo alardeaba de su gran labia para convencer a la gente y menospreciaba e insultaba al público consumidor de sus libros, conferencias y televidentes.
Procel estaba consciente de que “las psicofonías son un fraude y que era incorrecto, pero finalmente era mi trabajo y lo hacía por necesidad”.
Ahora confiesa que muchas veces se sentía culpable, “sobre todo cuando veía lo que él cobraba, es decir cuando me daba cuenta que lucraba con mentiras. Hoy me arrepiento de haberlo hecho”, confiesa y admite que había un convenio según el cual si no encontraban nada en las investigaciones, falsificarían los audios, como hicieron en la investigación del panteón de Xilotepec, en Xochimilco, adonde también asistieron Niurka Marcos, Bobby Larios, Samia y Reynaldo Rossano. En ese lugar se aparecía una niña y Trejo quería demostrar que había un fantasma.
Cuenta que fue a grabar una psicofonía donde una niña aparentemente se manifestaba con la frase quiero a mi mamá. “Trejo acudía a las supuestas investigaciones, pero con una grabadora cuya cinta había sido previamente registrada con la voz de una pequeña. Una vez en el lugar, colocaba el aparato donde se suponía que se escuchaban las voces, y luego, cuando la gente las escuchaba, creían que realmente se trataba de la voz de un fantasma”. Añade que en ese mismo panteón existe la cripta de una novia que supuestamente se aparece, y Trejo llevó a cabo otra presunta investigación. Para “documentarla”, le pidió prestado a la hija de Procel su vestido de bodas, con el fin de que uno de sus ayudantes se lo pusiera, caminara a lo lejos y se hiciera pasar como el fantasma de la mujer. Esto se grabó y fue presentado en diferentes programas.
“La imagen que sacó en televisión de la supuesta sombra de una víctima de los asesinatos de Ciudad Juárez que aparentemente cruza la carretera, la obtuvo de una página en Internet”, revela Procel, y señala que todo le consta porque ella misma compró los videos en una estación del Metro.
A pesar de que un importante sector del público confía ciegamente en las supuestas evidencias de fenómenos paranormales expuestas por Carlos Trejo, las denuncias de familiares y ex colaboradores por falsificación y engaño son también abrumadoras.
La gran lista de denuncias contra Trejo es larga y la retomaremos más adelante, pero no sin antes destacar que Trejo y sus videos se han ganado un apodo muy poco agradable pero eso sí, muy preciso: “PenTrejo”.
Pero la investigación acerca de la veracidad del “Caso Cañitas” avanzaba; uno de los primeros (pero no el único), en analizar la historia original, fue el otrora reportero y hoy investigador paranormal y ovnílogo mexicano Jaime Maussán, quién hizo una investigación digna de un criminólogo: esto fue necesario dado que Trejo -muy astutamente-, no puso en sus libros los apellidos de los muertos por la “maldición”; sólo sus nombres de pila y cómo murieron, lo cual generaba inmediata desconfianza, ya que era imposible lograr otros testimonios o pruebas del caso aparte de los que podía dar el mismo Trejo. Ni siquiera se podía dar con el supuesto sacerdote,...
Un minucioso reportaje logró que la verdad empezó a aparecer de a pocos. Lo primero que salió a la luz fue que no existía confirmación de las muertes de los otros participantes en los sucesos de Cañitas; con respecto a la única muerte confirmada y documentada también surgieron datos incómodos y reveladores: según el libro de Trejo, la muerte de su esposa, Sofía Cacheux fue “…la más extraña ya que se enfermó y padecía un raro mal que los doctores no sabían qué era pero que éste le estaba absorbiendo la vida, se consumía,... era como una llama de fuego que se extinguía, poco a poco hasta morir”. Una indagación demostró que Sofía había fallecido –y cito el certificado de defunción-, “por síndrome de hendidura esfenoidal, acceso pacellar y Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA)”. Entonces quedaba confirmado que la muerte de su primera esposa obedecía a causas completamente verificables y fuera del marco paranormal. Según testimonios posteriores, se supo que Sofía había contraído la enfermedad tras una transfusión de sangre, tras el terremoto de 1985.
Igualmente empezaron a aparecer, ya incontrolables, los testimonios acerca de la incontrolable tendencia de Trejo a mentir con respecto a su pasado y a su vida personal y también revelaciones acerca de un evidente fraude con respecto a Cañitas: en el primer caso, se destacó el hecho que en sus primeras apariciones se presentaba como “compositor de Menudo, del grupo Flans”, y muchos otros, lo cual era absolutamente falso, así como también lo son, sus supuestos estudios en Filosofía y Letras, abogacía y contabilidad. En lo segundo, a la mentira debelada sobre la causa de la muerte de su primera esposa, siguieron acusaciones acerca de haberse apropiado de la casa de Cañitas, y muchos otros aspectos bastante oscuros y cuestionables de su pasado.
(CONTINUARÁ,…)
-Reynaldo Silva Salas.
excelente informacion!!• increible q la gente crea en este Sr. q es obvio q es un buscon q lo q kiere es fama y $!!.. increible q se inventa cuanto embuste se le ocurre y la gente lo cree•
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