Este artefacto fue descubierto por un grupo de trabajadores que realizaban una excavación en la rivera del río Mures, dos kilómetros al este de la ciudad de Aiud, Transilvania, Rumania, en 1973.
Tres objetos fueron encontrados simultáneamente en el mismo sitio, de los cuales dos eran huesos fósiles pertenecientes a un Mastodonte. El tercer objeto, el bloque de aluminio, se alojaba asimismo en el estrato número 35 y presentaba una evidente diferencia con cualquier pieza ósea animal u objeto geológico corriente.
El curioso bloque fue donado al Museo de Historia de Transilvania, para ser redescubierto y analizado muchos años mas tarde. Su peso resultó ser de
Los exámenes químicos realizado en un laboratorio de Lausanne, Suiza, para determinar su composición, demostraron que el artefacto estaba constituido en su mayoría por aluminio (89%), con la participación menor de otros 11 metales en proporciones específicas.
La sorpresa para los científicos no fue menor, ya que el aluminio en estado puro no se encuentra presente en la naturaleza, y la tecnología para lograr un grado considerable de pureza solo pudo ser alcanzada a mediados del siglo XIX.
La gruesa capa de óxido de un milímetro de espesor que cubría de forma pareja al bloque ayudó a fechar la antigüedad de este en unos 400 años. Sin embargo, la capa geológica en la que fue hallado (pleistoceno) sugiere que el mismo ya existía desde hace unos 20.000 años en el pasado.
La composición química del objeto y su inusual estructura, en la que se destacan dos perfectos agujeros ovales, han provocado el surgimiento de varias hipótesis acerca de su verdadero origen. Mientras algunos opinan que bien pudiera ser la pieza de una herramienta realizada por el hombre actual (no se especifica que herramienta podría ser) otros científicos han comparado al objeto con una versión reducida del punto de apoyo de un modulo de exploración espacial, tales como el modulo lunar o la pata de la sonda Viking. Según esta segunda versión, el objeto podría haber pertenecido a una nave espacial no terrestre, o un trozo de nave espacial terrestre que cayó en el río. No obstante, ni la antigüedad databa mediante el examen de la capa de óxido, ni la supuesta por el estrato geológico en el que se encontraba, han logrado explicar que función cumplía un objeto de una tecnología tan moderna, en un tiempo tan remoto.
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