A los 67 años falleció en Winifreda Julio Platner, un vecino que se hizo conocido en todo el país por haber relatado con lujos de detalles que había sufrido la abducción de un ovni, en un campo cercano a aquella localidad.
El suceso que cambiaría definitivamente la existencia de Julio ocurrió el 9 de agosto de 1983, y su caso recorrió el mundo, transformándolo de alguna manera en el winifredense más famoso.
Pero Platner fue además un apreciado vecino, que años atrás estuvo vinculado a actividades agropecuarias -sobre todo relacionado a la compra y venta de semillas-, y en sus últimos años de trabajo tenía un servicio de grúa hasta el momento de su jubilación. Era un hombre con inquietudes políticas -se manifestaba cercano al radicalismo-, y también integró el Consejo Directivo de la Cooperativa Eléctrica de Winifreda (CEW), y además en varias oportunidades fue miembro de la comisión directiva del Deportivo Winifreda.
Aquel suceso.
Pero sin dudas lo que marcaría definitivamente su vida sería aquel episodio que ocurrió el 9 de agosto de 1983, suceso que provocó que recibiera innumerables cartas del exterior, que fuera convocado a muchos congresos e invitado a encuentros con gente que había referido situaciones similares.
Contó miles de veces lo que aconteció aquella noche. “No tengo problemas cada vez que alguien quiere escuchar, y tampoco me importa si me creen o no me creen. Yo tampoco creía y decía que hasta que no lo viera”, contaba riendo después.
Telepáticamente.
Y relataba: “De pronto me vi en medio de una habitación esférica, sentado como si estuviera en el sillón de un odontólogo y cuatro personas, cuatro seres, no sé cómo decir, que me rodeaban. Podría decir que eran tres eran ‘varones’ y una ‘mujer’. No me asusté para nada, había una gran paz en el lugar así que estaba tranquilo. Quise hablarles, preguntarles quiénes eran, qué querían, pero me di cuenta que cuando pensé en hacerlo me contestaban telepáticamente. Me decían algo así como que estuviera tranquilo, que esto que hacían ahora pasaba muchas veces en el mundo. La ‘mujer’ se acercó y me puso como si fuera una moneda aquí -señalaba su muñeca izquierda-, y después me sacaron sangre”.
Después de esa noche mostraba su muñeca y se veía claramente una marca . “Los médicos me dijeron que de la muñeca me sacaron una célula, y sangre del antebrazo”, explicaría luego Julio.
En una nota que dio a este diario dijo que “en un momento dado, de curioso, los quise tocar con mi mano derecha, pero me di cuenta que había como una pared, supongo que un panel magnético o algo así que me lo impedía. Lo mismo me había pasado antes cuando me había querido parar. Había una gran luminosidad que venía de todos lados, incluso desde el piso… Me trataron muy bien, si hasta en un momento tuve ganas de preguntarles cuánto les debo”, se reía.
El después.
“En un momento no los vi más. Me acuerdo de 4 ó 5 minutos, pero después sacando cuentas me di cuenta que habrían sido unos 20 ó 25, porque a las 9 y media de la noche estaba de vuelta en mi casa. En ese instante cuando no los vi me quise parar, quise caminar, pero me di cuenta que estaba como en el aire, y ahí sí, no me acuerdo de más nada. Después me vi en la camioneta -una Fiat 125-, y enseguida me orienté dónde estaba, así que di la vuelta y pasé por el campo de donde me habían llevado. Cerré la tranquera que había quedado abierta, ahí me di cuenta que tenía sangre en la camisa, y me volví a mi casa”.
Contó infinidad de veces el hecho, y siempre afirmó que al final nunca le importó si le creían o no. El estaba seguro de lo que había pasado, y se quedaba con esa sensación.
Falleció en su pueblo, acompañado de sus seres queridos, su esposa, sus hijos y sus nietos. Sus restos fueron trasladados al cementerio de Winifreda en la tarde del martes pasado.
(FUENTE: laarena.com.ar)
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