Las instituciones tienen una historia “oficial” que se escribe en los libros y documentos como testimonio del paso del tiempo. Pero también existen otros relatos que se trasmiten de boca en boca y van nutriendo el colectivo imaginario de las personas que transitan por ellas.
La Escuela Normal Superior Dr. Nicolás Avellaneda celebra hoy sus 105 años de vida, constituida como una pieza clave en San Francisco. Su imponente edificio se levanta como un “templo” de los saberes. Al ingresar, sus pesadas puertas de hierro forjado, sus anchos muros y los amplios pasillos invitan a escabullarse por sus aulas de pisos de pinotea y altos techos construidos en otras épocas.
Recientemente, un grupo de profesores realizó un trabajo que tuvo como objetivo rescatar muchos testimonios orales en torno al colegio. Marisa Luna, profesora del nivel medio y superior de la institución, fue una de las que llevaron a cabo esta tarea. “Ser alumno o trabajar en la escuela nos permite adentrarnos en sus relatos y conocer los mitos escolares que se transmiten de generación en generación. Son intangibles pero los escuchamos, los rumoreamos y hasta los percibimos”, apuntó la docente.
El fantasma de Newton
Uno de los personajes emblemáticos de la institución es el profesor Cecil Elsdale Newton, proveniente de la Universidad de Oxford de Inglaterra, que estuvo en la provincia de San Luis en la rectoría del Colegio Nacional y en 1918 asumió en el cargo de director.
Vivía en planta alta del edificio escolar. Era viudo y su hija había quedado en Inglaterra. Tenía como compañía un perro con el que salía a pasear por el barrio, que recién se estaba formando. Fue docente durante 17 años y murió tras un cáncer fulminante un 3 de marzo de 1935.
Según los relatos que recogió la profesora, la mayoría de los miembros de la comunidad educativa de esta escuela conoce o escuchó historias sobre el fantasma de Newton. “Se conocieron relatos de personas que llegan a la conclusión que el “espíritu de Cecil” está vivo y anda realizando algunas travesuras que mantienen latente su recuerdo. Varias de estas historias se susurran en tono de preguntas y otras tantas como afirmando una verdad compartida”, señaló Luna.
Algunas anécdotas
Entre los testimonios destacados se cuenta lo expresado por Mauricio Ferrari Nicolay, quien fue director de este colegio hasta 1955 cuando el golpe militar lo destituyó.
De acuerdo a sus relatos, este directivo -que vivía junto a su familia en el primer piso de la casa que había sido habitada por Newton- escuchaba todas las noches ruidos de pasos que se desplazaban por el edificio, e interpretaba que ese sonido se acompañaba por algo como un bastón que seguía a esa marcha. Su certeza se fortaleció al conocer que Newton usaba un bastón que había traído de su Gran Bretaña natal.
Otras de las experiencias recolectadas fue la aportada por una directora que al poco tiempo de asumir su cargo fue a trabajar al establecimiento un día domingo. “Los teléfonos comenzaron a sonar. Primero el de dirección, levanta el aparato y nadie contesta. Luego el de secretaría, y tampoco contestaban. La docente decidió comunicarse con su familia para preguntar si eran ellos quienes llamaban. La respuesta fue negativa, y eran los únicos que sabían que estaba trabajando un domingo en la escuela”, apuntó Luna.
El personal encargado de la biblioteca aseguró que en varias oportunidades dejan libros de una forma acomodada y al día siguiente se encuentran ordenados de otra manera, con el estilo más antiguo.
Una de las anécdotas más recientes la cuentan tres alumnas de cuarto año, una profesora y la bibliotecaria. “Estábamos en la biblioteca trabajando en un escrito y en un momento la profesora como broma invoca a Newton para que nos ayude. En eso, en la pantalla de la computadora se nos aparecen signos de preguntas y nadie estaba tocando el teclado”, afirmó una de las estudiantes.
También, cierto vecino asegura haber visto una sombra como de una persona vestida con un traje antiguo y bastón junto a un perro parado en la esquina del colegio, cual guardián silencioso de aulas, laboratorios y patios vacíos que esperan el momento oportuno para entregarse a la noble tarea de la escolarización de los discípulos.
Valor pedagógico
Ana Collino, directora de la Escuela Normal, destacó la importancia de recuperar estos relatos orales que se fueron trasmitiendo de generación en generación.
La directora contó que en un trabajo de las profesoras de Lengua con los alumnos de primer año detectaron que había muchas anécdotas con respecto al fantasma de Newton. “Por qué no aprovechar ese recurso, por qué ocultarlo y no decirlo a pesar de que sea compartido por muchas personas”, se preguntó la docente.
Por otro lado, los alumnos de tercer año de la Tecnicatura en Bibliotecología están trabajando en la recuperación de la biblioteca de Newton. Se trata de revalorizar esta colección privada que está integrada por 365 libros escritos en cinco idiomas.
(FUENTE: el-periodico.com.ar)
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