La "Hogwarts brasileña", inaugurada en 2015, realizó este mes su quinta jornada de inmersión en un hotel-castillo en el interior de Sao Paulo. Se inspira en el colegio mágico de la escritora británica J.K. Rowling, aunque con un toque local.
"La idea, desde el inicio, fue adaptar y no reproducir exactamente la estética de Hogwarts. Ni podríamos hacerlo, por cuestiones de derechos de autor", dice Vanessa Godoy, de 27 años, creadora de esta escuela situada en un castillo en Campos do Jordao, a 200 kilómetros de Sao Paulo.
"Tenemos historias propias, los personajes son propios y abordamos bastante nuestra mitología, porque Brasil es un país muy mágico", agrega.
Los alumnos toman clases de "Pociones y Elixires", "Hechicería" o "Historia Mágica", además de participar de bailes, pruebas y hasta un campeonato del deporte estelar de la escuela de Harry Potter, el Quidditch.
Mezclando brujería y folclore, aprenden, por ejemplo, que los pelos de "curupira" (ser mitológico pelirrojo protector de la floresta) y las escamas de Iara (sirena que seduce a los pescadores) son excelentes catalizadores para sus varitas mágicas.
Pero la sabiduría tiene un precio. Y la programación de cuatro días cuesta 2.650 reales (más de 800 dólares).
Los participantes, de todas partes de Brasil, tienen entre 5 y 65 años, aunque la mayoría son jóvenes de unos 25.
Ejercen profesiones variadas. Son jueces, modelos, pedagogos, enfermeros o estudiantes, pero a todos les une una pasión: Harry Potter.
"Cuando entramos en el castillo, es como si el mundo de afuera dejara de existir. Abandonamos el mundo 'muggle' (no brujos) para sumergirnos en el mundo mágico, y todo es real", afirma Zerzil Ferreira, médico y músico de 29 años de Minas Gerais.
Ferreira asegura que en la Escuela de Magia (EMB) logró realizar su "sueño de infancia de formar parte del universo de la brujería".
Como en los libros que empezaron a circular en 1997, cuando entran a esta Hogwarts los alumnos son separados y duermen en diferentes "casas": Tigres, Serpientes, Ardillas y Águilas.
Por cada actividad, los cerca de 100 participantes acumulan puntos para su equipo y, al final, el ganador recibe la Copa de las Casas.
En las horas libres, los alumnos pueden nadar o tomar "cerveza de mantequilla" en una taberna inspirada en la saga.
Una de las actividades más esperadas es el torneo de Quidditch. En las novelas, es una mezcla de rugby y balonmano, donde los brujos persiguen y esquivan pelotas montados en escobas voladoras.
En la vida real, el Quidditch tiene sus reglas, federación internacional y hasta un campeonato mundial, aunque se juega a ras de suelo. Siempre, eso sí, corriendo con una escoba entre las piernas.
(FUENTE: clarin.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario