¿Quien hubiera dicho que el monstruo del Lago Ness, los elfos de Islandia o las creencias populares de Madagascar podrían contribuir a la ecología? Pues parece que es así. Un reciente estudio, publicado en Oryx, señala que la conservación de especies amenazadas tiene mucho que ganar al reconocer las creencias espirituales, mágicas y culturales de ciertas regiones.
La investigación, liderada por Caroline Ward, se basa en ejemplos de países como Madagascar, Islandia, Escocia, Etiopía y Tanzania, cuyas criaturas míticas han impactado de modo positivo en la conservación.
“Madagascar – explica Ward en un comunicado – ejemplifica la necesidad de entender las creencias mágicas de las personas, ya que hay ejemplos en los que la simplificación excesiva de estas creencias ha llevado a resultados de conservación inesperados”.
El ejemplo más claro podría ser el de la tortuga estrellada de Madagascar (Astrochelys radiata), en serio peligro de extinción. De acuerdo con la cultura malgache, los animales míticos o que forman parte de sus creencias están a menudo muy vinculados a tabúes locales, llamados fadys. Y uno de ellos prohibe que el pueblo malgache dañe e incluso llegue a tocar a estas tortugas por miedo a un castigo de los espíritus. Sin embargo, los lugareños no impiden que los extranjeros lesionen o eliminen las tortugas, ya que no se les ve obligados por las reglas locales.
Convencer a los habitantes de Madagascar de la necesidad de proteger estos animales, tanto de locales como de turistas, es uno de los retos que mencionan los autores del estudio.
Pero hay más ejemplos. La investigación también habla de criaturas míticas que pueden actuar como “paraguas”, protegiendo a las criaturas no mágicas que ocupan hábitats compartidos. En 2013, un caso judicial luchó contra una nueva carretera propuesta en Islandia porque cruzaría el hábitat de una especie valiosa: el elfo islandés, o Huldufólk.
En 2015, 350.000 personas visitaron un sitio ecoturístico en Escocia porque está habitada por un animal endémico: el Monstruo del Lago Ness. Esta criatura mítica ayudó a obtener ingresos para la conservación y gestión de la zona.
En Etiopía, las hienas manchadas son toleradas e incluso alimentadas en algunas áreas, ya que se cree que consumen malos espíritus con sus “risas”, además de dar caza a los herbívoros que atacan los cultivos. El número de hienas manchadas ha disminuido en algunos lugares, particularmente cerca de áreas urbanas en crecimiento, pero no en esta región.
“Realmente necesitamos generar una discusión sobre cómo las bestias fantásticas pueden afectar nuestra capacidad de conservar el mundo natural, porque no hay casos simples – concluye Thomas Smith, coautor del estudio –. Los conservacionistas ignoran a las criaturas míticas y eso puede llevar a poner en peligro tanto la biodiversidad de un sitio, como su cultura”.
(FUENTE: quo.es)
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