Existe en algunos ámbitos el preconcepto de que a la hora de ser infieles los hombres son más propensos que las mujeres. El debate podría ser eterno y las conclusiones de todos modos podrían no ser del todos certeras. Tal vez ahora ocurra que ellas se animen a contarlo más que antes, y cuando lo hacen no es por la misma razón que los hombres, quienes suelen buscar en las aventuras “extraparejas” una “chapa” de macho. Ellas tal vez necesiten ser las cronistas de su propia historia.
UNOS Y OTROS
Ellos necesitan contar para que otros hombres festejen sus conquistas, los admiren y los envidien. Las mujeres cuentan sus infidelidades sólo frente a sus amigas íntimas, en un ámbito en el que saben que no van a ser juzgadas ni condenadas. También lo hacen en el consultorio psicológico.
Si es que existe un incremento de la infidelidad femenina puede estar emparentado con la independencia económica que logró la mujer, lo cual la convierten en un ser más libre y tener menos miedo a quedar desamparada.
Muchas personas (hombres y mujeres) son fieles sólo por el temor de perder su pareja, más que por convicción. Actualmente ya no hay tanto miedo relacionado con el poder económico del varón.
LA CULPA Y EL PERDON
Algunos creen que la mujer siente mucha más culpa, pero la sobrelleva porque están habituadas a la culpa.
No hay nada peor para un hombre que su mujer le diga que su amante es mejor que él en la cama, por eso las mujeres nunca incurrirían en semejante confesión. Si tiene que justificarse ante el marido engañado, es más probable que declare que se sentía abandonada emocionalmente o que lo hizo porque él lo había hecho antes.
Las mujeres patean el tablero con más frecuencia que los varones, en especial si se enamoran y si “pierde la cabeza”. A la mujer le cuesta sostener una infidelidad por muchos años porque la culpa la tortura y prefiere separarse. Es ahí donde el varón engañado y abandonando se desespera por recuperar el terreno perdido. Ese es, tal vez, el momento en el que el varón perdona.
Es mucho más frecuente de lo que se suele creer que ellos perdonen. Tal vez no lo hagan de corazón, por amor a su mujer, o porque necesitan reparar su narcisismo herido. Casi todos los hombres sostienen que jamás perdonarían a su mujer infiel pero, cuando les pasa, la decisión no les resulta nada fácil y muchos ceden.
PREDISPOSICION NATURAL
Por otro lado está la creencia de que el hombre es infiel por naturaleza. “Biológicamente ellos están programados para propagar sus genes”, suele escucharse de una mirada biologisista para explicar por qué algunos hombres no pueden controlar sus impulsos sexuales. Pero ahora, los investigadores del Instituto Karolinska, en Suecia, sugieren que algunos hombres poseen un gen que los predispone a la infidelidad.
Esto es lo que los científicos hallaron: que existe una relación entre un gen específico y la capacidad del hombre de comprometerse con su pareja. El nombre científico de este gen es RS334, pero también es conocido como el gen de la fidelidad o de la monogamia. Esto se debe a que trabaja en la vasopresina, una hormona relacionada no solo con la respuesta sexual, sino también con los afectos, por lo que puede influir en la capacidad de compromiso del hombre, en si es promiscuo o monógamo, y hasta en el grado de felicidad que es capaz de alcanzar en la convivencia con su pareja.
El estudio de cinco años involucró a 552 hombres, a quienes se les analizó el ADN para buscar las variantes de determinados segmentos del genoma relacionados con el gen que regula la vasopresina. Los estudios hallaron que los hombres podían tener una, dos o ninguna copia del gen RS334. Los que no tenían esta variación genética eran los más devotos y comprometidos con sus parejas. Por el contrario, los hombres con una o dos copias del gen no estaban casados, y si lo estaban, tenían un número más alto de crisis maritales y amenazas de divorcio. A estos hombres, sugiere el estudio, les resulta más difícil mantenerse monógamos.
Por otra parte, otros estudios del cerebro masculino han revelado que los hombres con un bajo número de receptores de oxitocina, un químico que nos lleva a confiar en las otras personas y a establecer lazos emocionales muy fuertes, son menos propensos a comprometerse con la pareja, por lo que tienen más probabilidades de ser infieles.
(FUENTE: eldia.com)
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