En el cerro Intiorko no todo es derroche, comida y fiesta durante Semana Santa. Hay quienes acuden por la vieja costumbre de prender velas para invocar la buena salud y prosperidad. Cada vela encendida representa a una persona. Se trata de un ritual que provendría de Bolivia.
Los creyentes de este rito, por lo general, hacen hoyos sobre la arena, los cuales son rodeados de piedras. Los más creativos logran construir, con pequeñas piedras, casas en miniatura y colocan carros de juguete en los alrededores de los hoyos. El objetivo es llamar a la suerte, al negocio, a la abundancia económica.
Inmediatamente después de prender las velas, se acercan los rezadores, yatiris y adivinadores ofreciendo sus servicios."Señor, bendice a estas personas, que sus negocios sean prósperos, que tengan mucho dinero, mucha plata, dales carros, que tengan bancos y minerales", es, por lo usual, la prédica de estos rezadores.
Hay velas que se consumen más y "lagrimean"; ello significa que la persona tendrá muchas dificultades en su camino, que sufrirá. "Pero todo depende de uno. No hay que creer en eso de las lágrimas. Solo hay que pensar que se está orando por las personas, porque les vaya bien", explican los rezadores. Aún cuando la iglesia prohibió la peregrinación al Intiorko, difícilmente los creyentes en el rito de las velas abandonarán sus costumbres.
DATO: AMALGAMA DE CREENCIAS
Antes de pedirle al Señor y a la virgen María por el bienestar de sus clientes, los rezadores primero echan un poco de gaseosa o agua a la tierra como muestra de respeto a la Pachamama . Se trata de una mezcolanza de creencias católicas e indígenas.
(FUENTE: diariocorreo.pe)
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