Muchas veces las historias reales superan largamente a las de novela o de películas y nos sorprenden con hechos increíbles, el caso al que nos referiremos, hace años que viene sucediendo, sólo que no es muy conocido, porque su difusión no es masiva y quizás pasa un poco desapercibido entre tantas informaciones y noticias que diariamente nos abruman. Esta historia es conocida por aquellos que están vinculados al particular mundo de los aviones. Es el caso de una azafata a la que le diagnosticaron una enfermedad terminal, cáncer, incluso le dijeron que su vida no iría más allá de determinado tiempo. Ante este panorama, ella decidió seguir en sus tareas habituales y terminar sus días trabajando en su nave favorita.
La mujer murió pocas horas después de haber finalizado su último vuelo y al poco tiempo comenzó el misterio, ya que son numerosos los encuentros reportados con el espectro de la azafata, incluso actualmente siguen, ya con el avión abandonado y desguazado para repuestos en el aeropuerto de Ezeiza. Al poco tiempo de la primera aparición, el fantasma se hizo visible nuevamente. Ocurrió mientras el personal de limpieza ponía en condiciones la cabina superior y escucharon ruidos como de un taconeo y pasos. Uno de los obreros bajó por la escalera y vio una figura humana de pie, con el uniforme de azafata de la empresa. Ese fue el comienzo del mito o leyenda del fantasma de la azafata, que aún hoy continúa.
Uno de los obreros bajó por la escalera y vio una figura humana de pie, con el uniforme de azafata de la empresa. Ese fue el comienzo del mito o leyenda del fantasma de la azafata, que aún hoy continúa.
Volviendo un poco atrás en el tiempo, en el año 2000, en una escala del avión en Barajas, Madrid, y mientras estaba siendo preparado para reiniciar el vuelo, un par de mecánicos de Air Plus, salieron disparados al ver una figura fantasmal que se movía en la cabina de pasajeros y los asustó, no quisieron volver a trabajar allí, pidieron que vayan otros obreros…
En el campo investigativo de fenómenos paranormales, Alcides Pacheco es un destacado investigador, que publicó hace poco un detallado informe de este caso que fue comentado en Diario Popular por el columnista Pachi La Fata. El cuenta que “actualmente el Boeing se encuentra abandonado, porque le sacaron los motores y se los llevaron a España, al tiempo que muchas de sus partes fueron utilizadas como repuestos. Pero lo extraño es que parece que nadie se anima a moverlo o desarmarlo del todo y sigue en una pista del Aeropuerto Internacional de Ezeiza Ministro Pistarini”.
El avión fue retirado de servicio en el año 2001, poco tiempo después de la muerte de la azafata y al parecer resiste su desaparición. Ya dado de baja, un día los técnicos comenzaron a trabajar en los motores para retirarlos y los estruendosos y penetrantes ruidos que se escucharon, hizo que ningún técnico se anime a trabajar solo en el avión, siempre van de a dos o en grupos de más, así es la cosa.
Esta historia tiene como uno de los protagonistas al Boeing 747, matrícula LV - MLO, que en el ambiente de la aviación es conocido como Malo por una deformación de sus tres últimas siglas. Fue el segundo avión Jumbo incorporado por Aerolíneas Argentinas en el año 1979. En su momento era el orgullo de la flota y llegó a Buenos Aires el 13 de enero de ese año.
Esta historia tiene como uno de los protagonistas al Boeing 747, matrícula LV - MLO, que en el ambiente de la aviación es conocido como Malo por una deformación de sus tres
últimas siglas.
En 1983 pasó a formar parte de la flota de la firma Flying Tigers y luego recaló en Federal Express. Esto ocurrió hasta que en 1990 regresó a operar con Aerolíneas Argentinas, pero a mediados de 2001 llegó su hora y fue dado de baja. El origen de la relación entre el avión Malo y la azafata: según cuentan los comandantes, técnicos y personal aeronáutico, una tripulante de cabina, una bella azafata que tenía auténtica vocación de servicio, fue diagnosticada con una enfermedad terminal. Ella había trabajado bastante en ese avión y sentía un especial cariño por la nave, pues era una mujer muy creyente y el avión había tenido su bautismo de vuelo un 8 de diciembre de 1978, día de la Virgen.
Los que conocen a fondo esta historia y sus protagonistas, cuentan que la azafata se las rebuscaba, gracias a sus contactos y su excelente desempeño y relación con la empresa, para prestar servicio en su avión preferido, el Malo, cosa que conseguía bastante a menudo. De hecho, la última vez que pudo volar, antes de morir por el avance de su enfermedad, lo hizo en su avión favorito y como si fuera una premonición, disfrutó el vuelo, se la vio contenta y alegre por todo. Falleció pocas horas luego de ese último vuelo. Los problemas comenzaron poco tiempo después, a las pocas semanas de su muerte, en ocasión de la revisión del aparato en los hangares, cuando los mecánicos comenzaron a ver la figura fantasmal. Luego se dieron los hechos como lo comentamos anteriormente, y el avión fue dado de baja, pero hasta hoy el fantasma de la azafata sigue apareciendo en la aeronave, como si no quisiera abandonar el lugar por el que siente cariño.
Los problemas comenzaron poco tiempo después, a las pocas semanas de su muerte, en ocasión de la revisión del aparato en los hangares, cuando los mecánicos comenzaron a ver la figura fantasmal.
Estos hechos comprobados con testigos calificados y una historia irrefutable, corroboran los dichos que afirman que quienes mueren apegados por una u otra razón a un lugar físico, como en este caso el avión, o casas donde las personas pasaron buenos momentos, a veces se resisten a abandonar estos lugares y siguen apareciendo o manifestándose en los lugares que querían, quizás sin darse cuenta que ya están muertos. Sus energías siguen manifestándose en este mundo físico, hasta que Dios decida que vayan al lugar que les corresponda.
(FUENTE: ellitoral.com.ar)
Todos debemos encontrar nuestro sitio, tarde o temprano nos llega.
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