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jueves, 19 de julio de 2012

Descubren la causa de la "Anomalía de las Pionneer"


Existía una pequeña esperanza de encontrar indicios de una nueva física en el anómalo comportamiento de las sondas Pioneer 10 y Pioneer 11. Lanzadas durante los 70 para ir más allá del Sistema Solar, ambas habían mostrado una sutil deceleración durante su aproximación a Saturno, en los años 80. Y no tenía explicación. Ni la ha tenido hasta ahora, que un grupo de investigadores ha desvelado la causa del misterio: el calor producido en su circuitería.

«Sería como cuando estás conduciendo un coche de noche; aunque es muy sutil, los fotones de los faros te están empujando hacia atrás», explicó Slava Turyshev, del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA y padre del descubrimiento, que ha supuesto un arduo trabajo de investigación (tuvieron que analizar datos guardados en tarjetas perforadas y cintas).

Pioneer 10 y 11 se lanzaron en 1972 y 1973 respectivamente, con rumbo a Júpiter, Saturno, y después más allá del Sistema Solar. Durante los primeros años en que se detectó, la «anomalía de las Pioneer» se atribuyó a pequeñas perturbaciones causadas por restos del combustible nuclear que las alimentaba.

Pero más de una década después, cuando estaban a más de 13.000 millones de kilómetros de distancia, investigadores del JPL certificaron una deceleración —cada día avanzaba unos siete metros menos que el anterior con respecto a lo presvisto— que seguía ahí. ¿Podía ser la primera evidencia experimental sólida de que la teoría de la Relatividad General de Einstein no era correcta?

43 gigas de datos viejos

Turyshev decidió analizar todos los datos disponibles, intentar descartar todas las opciones y, si no encontraba nada, pedir a la NASA una nave con la que investigar la anomalía. Recopilaron datos de telemetría y de comunicación de las sondas Pioneer por todo el país. Al final consiguieron unos 43 gigabytes de datos, que aunque parece poco para hoy, es una cantidad ingente para la época en la que fueron lanzadas.

Descubrieron que la anomalía no afectaba a otras naves por lo que el motivo debía estar en cómo estaban construidas. Vieron que las Voyager —que tienen una misión parecida de escapar del Sistema Solar— apenas mostraban el efecto porque sus impulsores las alinean en tres ejes, mientras que las Pioneer necesitan rotar para mantenerse estables.

Con toda la información, el equipo de Turyshev pudo calcular el calor emitido por los sistemas eléctricos y por el decaimiento del plutonio usado como combustible. Y cuadraba para explicar la anomalía dentro de la Relatividad General de Einstein. Misterio resuelto. «Resulta que la física que conocemos sigue funcionando», afirmó Turyshev. «Aunque habría sido emocionante descubrir una nueva física, al menos resolvimos un misterio».

(FUENTE: abc.es)

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