En muchas partes de África, las mujeres temen ser perseguidas por brujería, bien porque no tienen hijos, por la muerte repentina de un miembro de su familia o simplemente por ser buenas estudiantes. Las víctimas buscan refugio en "pueblos para brujas".
En cabañas austeras a las afueras de Songtaba, una pequeña ciudad en el norte de Ghana, viven unas 30 mujeres que comparten el mismo destino: fueron expulsadas del seno de sus familias o vecindades acusadas de hechizar su entorno. Muchas de ellas escaparon por poco a un linchamiento, pero en el pueblo que las da protección se encuentran seguras.
Cocinan y comen juntas cada día y debaten vivamente. Visten ropa tradicional y adornan sus cabezas con coloridos pañuelos. Y no hay calderas negras.
"La mayoría de las mujeres acusadas son mayores de 45 años y muy pobres", explica Lamnatu Adam, abogada que lucha por los derechos de las mujeres de Songtaba. "Cuando en su entorno se produce una muerte repentina o una enfermedad u otros sueñan con ellas, es probable que sean acusadas".
Aunque el gobierno de Ghana niega la existencia de brujería, en el país occidental africano existen más de diez pueblos "para brujas".
También mujeres más jóvenes son perseguidas. En marzo, una estudiante de 17 años que destacaba por sus buenas notas fue acusada de robar el entendimiento a sus compañeros de clase con magia negra. Cuando los habitantes de su pueblo la amenazaron con la muerte, huyó y buscó refugio en una comunidad protectora. Sólo después que políticos intervinieran en su favor, pudo volver a su ciudad.
"En África occidental existen dos mundos paralelos", explica la senegalesa Bama Diouf, experta en magia negra. "Hay un mundo concreto y cotidiano, pero detrás se esconde un mundo más oscuro que no pueden ver los ojos de los hombres". Y ambos forman parte de la vida: el "mundo espiritual oculto" y el "visible".
Mientras las grandes ciudades en África Occidental se desarrollan con rapidez y se refuerza la Justicia, se mantienen las viejas tradiciones en las regiones rurales. Las acusaciones de brujería son consecuencia de ello, afirma Sekou Sey, experto en Derecho en Ghana. "Además del miedo, el débil sistema judicial en el campo es el principal motivo. Si la gente es asesinada u ocurren cosas malas, la gente quiere acusar a alguien de ello".
Y la mayoría de las veces las señaladas son mujeres. "Para ello hay varios motivos", explica Sey. Dependen de sus maridos, y sobre todo en comunidades pobres carecen de derechos. "Cuando una mujer no tiene hijos o quiere separarse de su pareja es fácil calificarla de bruja".
Cuando se acusa a una mujer por primera vez de bruja, es llevada a un curandero tradicional y sometida a un ritual especial que debe arrojar luz sobre la verdad. "Las mujeres llevan gallinas que son sacrificadas", explica Adam. Si las gallinas caen muertas de espaldas, ello prueba la inocencia de las mujeres, pero si caen de frente, son declaradas culpables.
En los pueblos refugio encuentran consuelo. "Ayuda vivir en grupo", cuenta Sulk Lari, de la organización humanitaria Actionaid. La mujer de 49 años fue acusada de matar a su hijo con magia negra. "Antes no podía comer ni dormir". Hoy su vida ha mejorado. "Cuando me despierto, oigo risas, todas bailan. Cuando queremos hacer algo, por ejemplo reunir leña para hacer fuego, lo hacemos juntas".
Actionaid y otras organizaciones intentan mejorar los ingresos de las mujeres con diversos proyectos. Por ejemplo, en esos pueblos se produce jabón o se tiñen telas. Pero no es fácil, porque los clientes se niegan muchas veces a comprar esos productos, al temer que puedan estar embrujados.
(FUENTE: vanguardia.com.mx)
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