En algunas regiones puede ocurrir que un médico envíe a su paciente a un curandero en el intento de acelerar su sanación o disminuir el dolor padecido. Estas tradiciones curativas centenarias no escapan a la crítica por su eventual uso indebido.
Durante su infancia, Olivier Pochon acudió a un hospital en el cantón de Valais debido a una severa quemadura de segundo grado que sufrió en una pierna.
Una enfermera le dio a su padre el número de teléfono de un sanador para que le ayudara a contrarrestar los dolores insoportables que sufría con una técnica llamada "el secreto".
Pochon no está seguro de que realmente la asistencia de este curandero le ayudó, pero al cabo de unos días el dolor disminuyó y la herida mejoró. "El curandero le preguntó a mi padre dónde me dolía, sin solicitar muchos detalles y luego le dijo que haría lo necesario”, recuerda el friburgués.
“El secreto” es practicado en la región francófona de Suiza, en los cantones de Friburgo, Jura y el Valais.
El hospital valesano en Sion ofrece la medicina moderna y, si el paciente lo desea, estas prácticas de sanación alternativas. Florence Ringgli, al frente del servicio de comunicación del hospital, comenta a swissinfo.ch que el personal cuenta con una lista de curanderos que, en ciertas situaciones, ofrece a los pacientes.
“Es común en la región y alguna gente tiene estos poderes. En el caso de quemaduras severas, por ejemplo, damos sus nombres a los afectados”.
Bernard Zurcher, artista y curandero de Vaud, quien utiliza “el secreto”, comenta que debió demostrar que era digno de recibir esta habilidad de sanar, antes de adquirirla, hace más de veinte años.
La aprendí de una curandera muy conocida en el Jura que ya falleció. Le pregunté si me enseñaba y primero me contactó telefónicamente durante tres semanas. Finalmente un día me dijo que me explicaría cómo funciona”, indica Zurcher.
Ahora, conocedor en la materia, explica que cada sanador tiene su especialidad: quemaduras, asma, gota y que cada quien tiene una técnica preferida para administrar el secreto. Zurcher utiliza el análisis grafológico. Si el caso no es demasiado urgente, le pide al paciente que escriba la solicitud en papel y que se la envíe por correo. Con esa muestra, Zurcher administra su técnica de sanación, secreta, sin haber visto nunca al paciente.
Tradición ancestral
Prácticas de sanación como estás también son bien conocidas en el norte del país, en Appenzell Rodas Interiores.
Roland Inauen, director de la oficina cultural de este semicantón, indica que la tradición tiene una historia centenaria y se extiende más allá de las fronteras helvéticas, con prácticas similares conocidas desde Sicilia hasta el norte germano y textos que las evidencian desde hace ya más de mil años. Se trata de una suerte de rezos que se transfieren de generación en generación y cada curandero es responsable de encontrar a alguien que continúe con la tarea.
La costumbre es que el afectado o alguien cercano a él contacte a un curandero por teléfono y describa la dolencia, para que éste, a su vez, inicie oraciones solicitando su recuperación.
A menudo, los curanderos son llamados también para tratar a los animales, una práctica con profundas raíces en las tradiciones agrícolas helvéticas.
Aceptar el papel de sanador de la oración es una gran responsabilidad que no significa, en lo absoluto, una compensación monetaria, ya que a los curanderos tradicionalmente no se les permite aceptar un pago por su trabajo. Y esta tradición no corre el riesgo de perderse, opina Inauen.
"Sabemos que al menos 20 personas de Appenzell Rodas Interiores están muy ocupados trabajando como curanderos de oración hoy, dice. "Es increíble cómo la generación joven adopta estas prácticas nuevamente, las consideran parte de nuestra cultura, de nuestro sistema de salud y, además, como una buena parte de él”.
Asunto delicado
Si bien Dieter Stäuli, presidente del centro de asesoramiento Infosekta, reconoce el valor cultural de estos “chamanes” y la ayuda que ofrecen, el científico, ahora jubilado, que trabajó en el departamento de Psicología en la Universidad de Zúrich, dice que a menudo hay una línea muy fina entre esta práctica tradicional y algo más siniestro.
Sträuli indica que a veces hay personas que se aprovechan de estas prácticas, y producen una peligrosa dinámica en el seno de grupos que dicen practicar la oración de la fe. "Más y más a menudo, tenemos casos de curanderos, o gurús, que operan en el país en pequeños pueblos y que de repente adquieren un gran seguimiento".
"Al principio todo está bien: tienen seminarios, tienen sesiones de meditación; pero después de algún tiempo, la gente que los sigue se vuelve más dependiente y los gurús piden más y más de su libertad."
Vínculos con la medicina convencional
Aunque Roland Inauen admite que muchos médicos consideran irrisorio este tipo de método de sanación, muchos otros lo usan como acompañante de los remedios de la medicina “formal”. “Esto puede tener fabulosos efectos complementarios”.
Hay ciertas enfermedades o imperfecciones, como la aparición de verrugas, que los médicos ordinarios sugieren tratar con curanderos de oración, así que les piden a sus pacientes acudir a este servicio, antes de decidir cualquier otro tipo de intervención. “Algo que se hace ahora más que antes”, señala Inauen, al advertir que estas oraciones han adquirido reconocimiento por su efectividad en el tratamiento de las verrugas.
Sträuli, por su parte, advierte también que esta curación a través de la oración puede convertirse en peligrosa e, incluso, ilegal, si los chamanes aconsejan a sus pacientes no acudir o pasar desapercibido el diagnóstico de la medicina convencional.
Y sobre el poder de la palabra, Sträuli añade: "La medicina moderna se ha alejado del lenguaje, ahora se trata solo de auscultación de cuerpos, necropsias, disecciones, análisis anatómicos, metabólicos y químicos”. Y la idea de que se puede trabajar una mejora con el habla es algo aceptado, por ejemplo, en el campo del psicoanálisis. La importancia del lenguaje es mucho más grande de lo que nos imaginamos actualmente”.
“Y es allí donde hacen su aparición los curanderos. Gran parte de su éxito, o aparente éxito, puede explicarse por el efecto placebo o el efecto de la sugestión. A veces esto ayuda."
(FUENTE: swissinfo.ch)
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