Sucumbir al terremoto definitivo es el miedo eterno de Japón, un país en una de las zonas sísmicas más activas del planeta. A pesar de haberse erigido como potencia tecnológica tras la II Guerra Mundial, el territorio sigue a merced de la naturaleza, más poderosa que cualquier progreso humano.
Sakyo Komatsu (1931-2011), autor de la novela de desastres Nihon Chinbotsu (El hundimiento de Japón), publicada en 1973, imaginaba su país sumergido tras una serie de seísmos. El libro —que tardó nueve años en escribir— se convirtió en un best seller y el mismo año de su edición ya tenía adaptación cinematográfica. El escritor vivió lo suficiente para comprobar cómo su pesadilla de ficción se hacía realidad (e incluso se superaba) en marzo de 2011 con el terremoto, el tsunami y el desastre nuclear de Fukushima. Komatsu murió unos meses después, tras anunciar en una entrevista su deseo de vivir para ver cómo Japón superaba la debacle.
La historia se volvió a llevar al cine en 2006 y el dibujante de manga Tokihiko Ishiki la adaptó al cómic en entregas semanales de 2006 a 2009, entrevistándose con el anciano Komatsu para buscar su aprobación. La novela gráfica (editada también en 15 libros de bolsillo) se ha convertido en pocos años en un clásico del cómic japonés al que ahora el Museo Austriaco de Arte Aplicadas (MAK) de Viena dedica una exposición.
322 días para la destrucción total
El cómic manga es el protagonista de Nippon Chinbotsu. Japan Sinkt! Ein Manga (Nippon Chimbotsu. Japón se hunde. Un manga), una muestra que examina la estética y la calidad del arte gráfico de un género que se ha convertido en un fenómeno masificado de la cultura contemporánea.
La obra gráfica comienza con la predicción catastrófica de un científico que descubre que sólo quedan 322 días para que el país sea totalmente destruido por una reacción en cadena iniciada por varios terremotos. El manga entrelaza con agilidad varias narrativas, cuestiona si la población entera puede ser evacuada y rescatada y si la alta tecnología de la que presume el país puede salvar las islas. El final es trágico.
La exposición del MAK descubre originales y bocetos que se adentran en el proceso de creación de Ishiki, característico por el trazado dinámico que lo convirtió en un reconocido autor de dibujos manga de temática deportiva. El movimiento que imprime en sus viñetas alcanza un asombroso nivel de sentimiento y técnica en la realización de los terremotos.
(FUENTE: 20minutos.es)
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