Un equipo de investigadores ha identificado la superestructura más grande que se haya caracterizado con fiabilidad en el universo. Este hallazgo, que marca un hito en la comprensión de la composición y organización del cosmos, se logró gracias al mapeo del universo cercano mediante la detección de cúmulos de galaxias a través del catálogo del satélite ROSAT, especializado en la observación de rayos X.
La estructura recientemente identificada se extiende a lo largo de aproximadamente 1.4 mil millones de años luz y está compuesta predominantemente por materia oscura, lo que la convierte en la estructura más grande registrada hasta la fecha. La investigación, dirigida por expertos del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre y el Instituto Max Planck de Física, contó con la colaboración de científicos de España y Sudáfrica.
En imágenes obtenidas por el telescopio espacial Euclid, se observa cómo miles de galaxias conforman un solo cúmulo, como es el caso del Cúmulo de Perseo. Estos cúmulos, a su vez, se agrupan formando redes de estructuras colosales, con los cúmulos galácticos ubicados en los nudos de esta vasta telaraña cósmica.
El mapa del universo cercano y su importancia
Si bien, a gran escala, el universo presenta una apariencia homogénea, en escalas inferiores a los mil millones de años luz y en nuestra vecindad cósmica, se pueden observar condensaciones de materia en forma de supercúmulos y vastos vacíos intergalácticos. La comprensión detallada de estas estructuras resulta fundamental para la investigación cosmológica y representa la principal motivación para trazar mapas del universo próximo.
Hans Böhringer, líder del proyecto, explica: Al analizar la distribución de los cúmulos de galaxias en una región del cielo que se extiende desde los 416 hasta los 826 millones de años luz de distancia, se percibe claramente una estructura gigantesca que abarca desde latitudes boreales hasta casi el extremo sur del firmamento. Esta superestructura está conformada por 68 cúmulos galácticos y posee una masa estimada de 2.4×10¹⁷ masas solares, lo que supera todos los récords previos de dimensiones cósmicas. Hasta ahora, la estructura más grande conocida era la Gran Muralla de Sloan, que tiene una longitud de aproximadamente 1.1 mil millones de años luz y se encuentra a una distancia mucho mayor.
El estudio se basó en un atlas casi completo de los cúmulos de galaxias en el universo cercano. Joachim Trümper, líder del proyecto ROSAT y director emérito del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre, explica que este catálogo se generó gracias al satélite de rayos X ROSAT, desarrollado por el Instituto Max Planck. En 1990, este satélite realizó un mapeo integral del cielo con un telescopio de rayos X de alta resolución por primera vez.
Con el paso de los años, los científicos han refinado la identificación de estos cúmulos y determinado sus distancias, permitiendo así la generación de una imagen tridimensional de su distribución. En esta cartografía del universo, los cúmulos de galaxias delinean con precisión la estructura a gran escala de la materia, de manera similar a como los faros trazan la silueta de una costa.
Implicaciones para la cosmología y la cartografía del cosmos
Este hallazgo no solo resulta vital para la elaboración de mapas del universo, sino que también impacta las mediciones cosmológicas fundamentales. Los investigadores han evidenciado que la presencia de estas colosales estructuras influye en la determinación de la constante de Hubble y en la medición del fondo cósmico de microondas. Esta radiación, generada poco después del Big Bang, proporciona información crucial sobre la evolución del universo. La constante de Hubble, por su parte, determina la velocidad actual de expansión del cosmos. Aunque los ajustes derivados de este estudio solo representan correcciones de unos pocos puntos porcentuales, su importancia crece conforme aumenta la precisión de las observaciones cosmológicas, señala Gayoung Chon, del Instituto Max Planck de Física.
Los científicos han bautizado a esta monumental estructura como Quipu, en referencia al antiguo sistema de escritura y contabilidad utilizado por los incas, que consistía en haces de cuerdas con nudos. La superestructura presenta una forma similar a este sistema, con un filamento principal del que emergen ramificaciones secundarias.
Además, la elección del nombre tiene un vínculo geográfico y cultural: gran parte de las mediciones de distancia de los cúmulos de galaxias se realizaron en el Observatorio Europeo Austral en Chile. En un paralelismo terrestre, los quipus incaicos pueden admirarse en el Museo Arqueológico de Santiago de Chile, estableciendo un puente simbólico entre el pasado ancestral de nuestro planeta y los confines del universo.
(FUENTE: labrujulaverde.com)
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