Si encuestaran a la población occidental sobre el vudú, la religión sincrética de origen africano que se desarrolló en Haití y otras zonas del Caribe, es bastante probable que las respuestas demostrasen unos conocimientos bastante pobres y, además, contaminados por los arquetipos del cine, que ha presentado desde siempre a los zombies y la magia negra como elementos centrales de la creencia.
La exposición Vodou: Sacred Powers of Haiti (Vudú: los poderes secretos de Haití) intenta romper esos arquetipos manufacturados e ir "más allá de Hollywood" en el conocimiento de esta importante creencia, madre de la santería cubana, hoy extendida por varios continentes. La muestra, que organiza el Museo Field de Chicago (EE UU) hasta el 26 de abril de 2015, compendia 300 objetos rituales originales de Haití, entre ellos altares, esculturas, tambores, banderas de lentejuelas y representaciones a gran escala de espíritus llamadas lwa.
Casi todas los piezas están al aire libre, no en vitrinas, para que los visitantes logren tener una "conexión emocional inolvidable" para conocer las interioridades de la cultura, la práctica y la colorida historia del vudú en el mundo contemporáneo. 'Religión viva' La exposición explora la historia subterránea y la verdadera naturaleza de una "religión viva" y revela como el vudú, resultado de la evolución sincrética entre la religiosidad teísta y animista procedente de los esclavos africanos yoruba, ha sido y es "una fuerza espiritual y social fundamental" que sigue siendo "una parte importante de la vida cotidiana en Haití". A través de textos y vídeos de personas practicantes del vudú, los organizadores quieren hacer llegar el sentido de los "símbolos, rituales y creencias espirituales" de la religión.
El vudú, señalan, no tiene nada que ver con el reduccionismo sensacionalista de las películas sobre zombies, ceremoniales de magia negra y loup-garou (los hombres lobo), ya que se trata de "una religión y una expresión profunda de la experiencia nacional haitiana".
Los rituales de vudú recuerdan, en esencia, el triunfo del país sobre la esclavitud y honran el espíritu de resistencia que ha sostenido a Haití a través de siglos de penurias, cuando el riquísimo país —en el siglo XVIII producía la mitad de las exportaciones de café del mundo y tanto azúcar como Jamaica, Cuba y Brasil juntos— estaba estructurado sobre la esclavitud humana.
Ceremonia previa a la rebelión La rebelión de los esclavos haitianos de 1791 que culminó al año siguiente con la abolición de la esclavitud vino precedida precisamente por una ceremonia vudú celebrada por el alto sacerdote (houngan) Dutty Boukman y la sacerdotisa (mambo), Cécile Fatiman. Los rituales eran fórmulas para mantener las creencias y la esperanza durante los años de sufrimiento y así se explica que el vudú juegue un importante papel social para el orgullo nacional del país caribeño. "La experiencia de la esclavitud es una realidad central conservada todavía hoy en los rituales y creencias del vudú", afirman desde el museo.
La exposición invita al visitante a viajar a través de cuatro áreas temáticas: una visión general de vudú, una exploración de su desarrollo histórico, una introducción a los rituales y poderes asociados con los espíritus de la religión, y, finalmente, un examen de cómo colocar el vudú en el contexto más amplio de la espiritualidad humana. También en Nueva Orleáns La idea central de la religión haitiana —también presente en zonas del sur estadounidense, en torno a Nueva Orleáns— es que la vida está interconectada, sin divisiones entre lo material y lo espitual, lo vivo y lo muerto, dando así pie a ceremonias donde se rinde homenaje a los antepasados, se pide valor para afrontar el presente y se celebra la sensualidad de la existencia.
Entre los objetos de mayor valía e interés que se muestran en Chicago destaca una urna Pwen Ibo que guarda restos de esclavos nigerianos llegados a Haití hace varios siglos; una damajuana con un cráneo humano, elemento básico para todos los ritos; un bizango, o luchador de una sociedad secreta, y figuras de tamaño humano de deidades cuyo poder aumenta según sea mayor el número de cuernos que cada una tiene en la cabeza.
A la salida de la exposición los visitantes pueden entrar en una sala de espejos para reflexionar sobre su lugar en el mundo y su idea de la espiritualidad.
(FUENTE: 20minutos.es)
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