En el año 1961, el astrónomo Frank Drake, uno de los pioneros del proyecto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), propuso una popular ecuación que calculaba la cantidad de civilizaciones dentro de la Vía Láctea que tuviesen el potencial de comunicarse eficazmente con la humanidad.
Aunque el resultado arrojó un 0,00000003%, el científico recibió diversas críticas porque esa cifra podría ser muy optimista al tomar en cuenta el vasto tamaño del espacio.
Una nueva versión de esa propuesta ha sido desarrollada por investigadores del Instituto de Tecnología de California y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, a través de datos estadísticos. En ella, los involucrados sostienen que probablemente las civilizaciones alcancen un pico de evolución y se autodestruyan a causa de la mala gestión de su propia tecnología.
Los detalles completos de este estudio se encuentran en la plataforma arxiv.org y fue revisado el 17 de diciembre.
“Este modelo estima la ocurrencia de ETI (Inteligencia Extraterrestre Potencial), proporcionando orientación sobre dónde buscar vida inteligente en la SETI con un conjunto de criterios que incluyen propiedades astrofísicas bien establecidas de la Vía Láctea”, se menciona en el artículo.
Más adelante, los autores del documento en línea escribieron que hay ciertos factores que no se toman en cuenta comúnmente como un conjunto: el proceso de abiogénesis —nacimiento de seres vivos a partir de materia inorgánica—, escalas de tiempo evolutivas y la posible autoaniquilación (Pann).
“Descubrimos que Pann es el parámetro más influyente que determina la cantidad y edad de la vida inteligente galáctica”, anotaron los científicos.
Así, postularon que el mejor momento para el surgimiento de la vida se instauró en unos 8.000 millones de años después de la formación de la galaxia que habitamos, aproximadamente a 13.000 años luz de su centro.
Aparte de la denominada autoaniquilación, otros incidentes como la radiación, la cercanía de la estrella a un planeta, una evento natural, la caída de un asteroide o los cambios climáticos podrían haber influido en la decadencia de las especies, siempre bajo una mirada antropocentrista, es decir, con las pocas variables que manejamos.
Otra pregunta es cada cuánto tiempo aumenta la probabilidad de que una civilización experimente su holocausto. Según el artículo, este factor debería ser crucial. Tampoco hay que descartar la probabilidad de que los seres de los demás mundos estén en su etapa joven alrededor de nosotros, como alguna vez lo estuvo el género homo en la cadena de evolución que duró millones de años.
En palabras de Jonathan H. Jiang, coautor del estudio y miembro de la NASA, las investigaciones actuales han avanzado bastante desde la época de Carl Sagan, astrónomo, divulgador científico y exconductor del programa Cosmos, gracias a la información extraída por el Telescopio Hubble y el Kepler. Estamos en una era donde la informática juega un papel definitorio.
“Si bien ninguna evidencia sugiere explícitamente que la vida inteligente eventualmente se aniquilará a sí misma, no podemos excluir a priori la posibilidad de la autoaniquilación”, concluyen los firmantes del estudio. Lo cierto es que el tema es tan complejo que requiere una serie de comprobaciones con el transcurrir de los tiempos.
(FUENTE: larepublica.pe)
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