Todos hemos oído la creencia popular de que, cuando se trata de establecer relaciones románticas, los polos opuestos se atraen. Investigadores de la Universidad de Colorado, en Boulder (UCB), sostienen que esta sabiduría proverbial es falsa en buena medida, según los resultados de su extenso estudio, publicado en la revista Nature Human Behavior en septiembre. El refrán “las aves del mismo plumaje se juntan” es un resumen más adecuado sobre el modo en que elegimos a nuestras parejas.
“Estas conclusiones sugieren que, incluso en situaciones en las que nos parece que somos capaces de decidir acerca de nuestras relaciones, es posible que entre bastidores existan mecanismos de los que no somos plenamente conscientes”, comenta la coautora Tanya Horwitz, estudiante de postgrado de psicología y neurociencia en la UCB. “Esperamos que la gente utilice esta información para llevar a cabo sus propios análisis y saber más sobre cómo y por qué las personas terminan en las relaciones que forman”.
¿En qué se fijan las personas para elegir pareja?
Horwitz y sus colaboradores realizaron una revisión sistemática de estudios revisados por expertos en lengua inglesa que incluían comparaciones de rasgos complejos iguales o similares en parejas, todos ellos publicados antes del 17 de agosto de 2022; el más antiguo databa de 1903. Excluyeron a las parejas del mismo sexo/género, sosteniendo que estas ameritaban un análisis por separado, ya que los patrones podían diferir significativamente. El metaanálisis se centró en 22 rasgos distintos. El equipo también examinó datos brutos de otros 133 rasgos, a partir del conjunto del Biobanco de Reino Unido, uno de los mayores y más detallados del mundo en cuanto a información relacionada con la salud de más de 500,000 personas. En total, el estudio abarcó a millones de parejas a lo largo de más de un siglo: coparentales, comprometidas, casadas y de hecho (en unión libre o de convivencia).
Los aspectos de la personalidad incluidos tomaban como referencia los llamados Cinco Grandes rasgos básicos de la personalidad: neuroticismo, extroversión, apertura (a las experiencias), amabilidad y conciencia o responsabilidad; los Cinco Grandes (Big Five) son actualmente el estándar profesional para los psicólogos sociales que estudian la personalidad. Aquí hay un resumen, en inglés, de lo que significan esos atributos para los especialistas en la materia.
Los demás rasgos analizados incluían aspectos como el nivel educativo, la puntuación del coeficiente intelectual, los valores políticos, la religiosidad, el consumo problemático de alcohol, el hábito de beber, el de dejar o empezar a fumar, la cantidad de tabaco consumida, la condición de fumador, el trastorno por consumo de sustancias, el índice de masa corporal, la altura, la relación cintura-cadera, la depresión, la diabetes, la ansiedad generalizada, si fueron amamantados de niños y la edad de la primera relación sexual, entre otros.
El metaanálisis y la revisión del Biobanco revelaron que las correlaciones más fuertes para las parejas correspondían al año de nacimiento y a rasgos como las actitudes políticas y religiosas, el nivel educativo y ciertas métricas del coeficiente intelectual. Las parejas también tienden a ser parecidas en cuanto al consumo de sustancias: los bebedores empedernidos tienden a estar con otros consumidores en igual condición, mientras que los abstemios suelen emparejarse con otros similares. Hubo un puñado de atributos entre las parejas del Biobanco en los que los opuestos parecían atraerse, sobre todo si uno era madrugador o noctámbulo, mostraba una tendencia a preocuparse y manifestaba dificultad auditiva.
Las correlaciones más débiles se registraron en rasgos como la altura, el peso, los trastornos médicos y los aspectos de la personalidad, aunque seguían siendo mayoritariamente positivas, aparte de la extroversión, que, sorprendentemente, no presentó casi ninguna correlación. “La gente tiene la teoría de que a los extrovertidos les gustan los introvertidos o a los extrovertidos les gustan otros extrovertidos, pero lo cierto es que es como lanzar una moneda al aire”, explica Horwitz. “Los extrovertidos tienen las mismas probabilidades de acabar con extrovertidos que con introvertidos”.
La atracción surge de las similitudes
Horwitz y sus colaboradores destacaron que incluso las correlaciones más marcadas que hallaron seguían siendo bastante modestas. En cuanto a por qué las parejas muestran similitudes tan sorprendentes, los autores afirman que puede haber muchas razones. Quizá algunas personas se sientan atraídas por individuos similares, o tal vez las parejas se asemejen más con el tiempo, ya que el estudio también descubrió que la fuerza de las correlaciones cambiaba con el paso de los años. Es posible que dos personas que crecen en la misma zona geográfica o en un entorno familiar parecido se sientan atraídas la una por la otra de forma natural.
Los autores tuvieron cuidado de señalar varias limitaciones de su metaanálisis. La más notable es que la mayoría de las parejas incluidas en la muestra procedían de Europa y Estados Unidos, y únicamente un puñado de Asia Oriental y Meridional, África, Latinoamérica y el Caribe. Además, todos los participantes del conjunto de datos del Biobanco de Reino Unido tenían entre 40 y 69 años cuando fueron reclutados inicialmente, y todos presentaban menos probabilidades de fumar, tener carencias socioeconómicas o beber a diario. Los estudios incluidos en el metaanálisis también variaban mucho en cuanto al tamaño de las muestras utilizadas para establecer correlaciones entre los rasgos. Por estos motivos, los autores advierten de que sus hallazgos “probablemente no sean generalizables a todas las poblaciones humanas y períodos de tiempo”.
(FUENTE: es.wired.com)
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