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viernes, 12 de julio de 2024

Cómo afecta el dios en el que crees a los fantasmas que "ves" por las noches

Si alguna vez has visto un fantasma, tienes algo en común con un 18 por ciento de los estadounidenses. Aunque no existan pruebas de que nuestros cerebros estén diseñados para ver fantasmas, las apariciones suelen ser diferentes.

Los historiadores que se dedican a estudiar y catalogar los encuentros fantasmales a través del tiempo te dirán que los fantasmas pueden aparecer de muchas formas y maneras diferentes. Algunos fantasmas se dedican a atormentar a las personas, apareciendo en sus sueños o en momentos inesperados; mientras que otros frecuentan un lugar en concreto y se preparan para asustar a cualquiera que pase por allí.

Algunos de los fantasmas tienen la misma apariencia que cuando eran humanos, mientras que también existen los ruidosos y molestos poltergeist, más parecidos a fuerzas sobrenaturales incontrolables que a personas. ¿Cuál es el motivo de tantas discrepancias? ¿Por qué algunas personas son más propensas a ver fantasmas que otras? Resulta que nuestra formación religiosa puede ser la razón.

Religión: un mecanismo para aliviar temores

Algunos argumentan que la religión evolucionó como una forma de tratar los temores, sobre todo ante la incertidumbre sobre una de las cosas más difíciles que nos podamos imaginar: la muerte. Casi todas las religiones ofrecen una explicación de lo que nos pasa después de la muerte, asegurándonos que la muerte no es el final. De hecho, existen pruebas de que las personas que son muy religiosas no temen a la muerte tanto como el resto.

Los protestantes, los católicos y los musulmanes creen en la resurrección y en el juicio que llevará a sus almas directamente al cielo ("Jannah" en el caso de los musulmanes) o al infierno, dependiendo de nuestras buenas acciones (o delitos) durante el tiempo que pasamos en la Tierra. Los católicos también creen en un punto intermedio llamado purgatorio, en el que las personas que no son dignas del cielo, pero aún así demasiado buenas para el infierno, pueden pagar sus pecados antes de poder obtener acceso al paraíso.

Los budistas y los hindúes creen en un ciclo de muerte y reencarnación que con el tiempo puede dar lugar a un estado espiritual permanente, siempre y cuando juegues bien tus cartas en cada una de las vidas. Incluso en la fe judía, que apenas se centra en el más allá, se asume que existe la vida después de la muerte. Siguiendo una serie de normas claras, los fieles pueden tener el control: saben lo que tienen que hacer para que les pasen cosas buenas, en lugar de malas, después de morder el polvo.

Pero no se acaba ahí la cosa.

El don de la religión para aliviar nuestra ansiedad sobre la muerte puede tener el efecto contrario porque incrementa la probabilidad de que creamos en fantasmas, espíritus y otros seres sobrenaturales. Sin embargo, todo esto depende de lo religioso que seas. Todas las pruebas disponibles sugieren que los que se consideran creyentes (pero no practicantes) son dos veces más propensos a creer en los fantasmas que los que son más bien extremistas en cuanto a la religión: los no creyentes y los que son profundamente devotos.

La mayoría de las religiones cuentan con un impresionante número de diferentes profetas, dioses, espíritus, ángeles y milagros, haciendo que los principios de la fe religiosa te influencien sobre lo que ves. Todos estos seres pueden determinar si un visitante del mundo de los espíritus es bienvenido o no deseado, mientras que también influirán en la idea de con quién te estás encontrando.

El insualmente variado mundo del fantasma

Por ejemplo, en la Europa católica medieval, se creía que los fantasmas eran las almas en pena de las personas que sufrían por sus pecados en el purgatorio. Sin embargo, durante la reforma protestante, puesto que la mayoría de los protestantes creían que las almas iban directamente al cielo o al infierno, se pensaba que la actividad paranormal era obra de los ángeles, demonios u otros seres sobrenaturales que definitivamente no eran humanos.

Aunque la mayoría de los protestantes hoy en día apenas hablan de la existencia de fantasmas, la teología católica sigue siendo susceptible a su existencia. Los católicos normalmente creen que Dios puede permitir que los muertos visiten a sus homólogos en la Tierra, pero la Iglesia tradicionalmente ha condenado las actividades ocultas, tales como el espiritismo o las tablas de Ouija.

Cuando la reforma protestante se adueñó del centro de Europa, no sólo cambió el rito, sino también el "tipo" de fantasmas que los creyentes veían.

En algunas religiones, como el vudú, los espíritus y los fantasmas juegan un papel fundamental. Mientras que otras religiones, como el budismo y el hinduismo, apoyan la creencia en fantasmas, aunque solo tienen un papel pequeño en la religión. Para los hindúes, los fantasmas son las almas de las personas que sufrieron una muerte violenta o de aquellas que no han recibido los rituales de la muerte apropiados y necesarios. Los fantasmas budistas son reencarnaciones de individuos que pueden estar intentando solucionar sus problemas de mal karma.

Los musulmanes no creen que los muertos puedan regresar como fantasmas, por lo que si un musulmán cree que ha visto uno, pensará que se trata de un genio: seres que tienen una combinación de propiedades físicas y espirituales y cuyas intenciones pueden ser malévolas o benévolas dependiendo de la situación. Existen otras religiones, como los testigos de Jehová, que también creen que las apariciones fantasmales son demonios disfrazados en lugar de las almas de los difuntos.

Los judíos normalmente rechazan las actividades ocultas diseñadas para contactar con los muertos y parece que hay poco consenso dentro del judaísmo en cuanto a la existencia de fantasmas. Sin embargo, las tradiciones orales judías incluyen historias de fantasmas malignos (dibbuks) y de fantasmas bondadosos y serviciales (bburs) que tratan de entrometerse en los asuntos humanos.

Parece que la gente siempre ha tenido curiosidad por el mundo espiritual del más allá, independientemente de la época, cultura o religión. En su conjunto, todo esto nos hace ver cómo los diferentes pensamientos, temores y concepciones sobre la muerte son una parte integral de la vida humana.

(FUENTE: xataka.com)


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