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lunes, 6 de mayo de 2019

Reencarnación con condiciones: China interviene para que haya un dalái lama a su gusto


No fue más que un pequeño susto. Después de permanecer 3 días hospitalizado por una infección pulmonar en un hospital de Nueva Delhi, en la India, el dalái lama, líder espiritual de los budistas tibetanos, recibió el alta y se encuentra bien para alegría y alivio de sus seguidores.

Sin embargo, el episodio reabrió el peliagudo debate sobre qué va a pasar cuando fallezca Tenzin Gyatso (como se llama en realidad este monje de 83 años), algo que preocupa por su edad avanzada y el consiguiente deterioro de su salud.

Los funcionarios de Beijing, sus enemigos jurados, parecen tenerlo claro.

“La reencarnación de los budas vivientes debe cumplir con las leyes y regulaciones chinas y seguir los rituales religiosos y convenciones históricas”, aseguró Lu Kang, portavoz del Ministerio de Exteriores, el mismo día en que el dalái lama ingresó en el hospital.

Dicho de otro modo: el dirigente espiritual debe contar con el beneplácito y la aprobación de China, una postura fijada hace años para garantizarse la elección de alguien afín a sus intereses.

Sin embargo, el afectado y sus seguidores no están de acuerdo. En un comunicado de 2011, el líder espiritual aseguró que era inapropiado que el gobierno chino supervisara su reencarnación.

“Dicen que están a la espera de mi muerte y que reconocerán al decimoquinto dalái lama a elección. De sus leyes y regulaciones y de las declaraciones posteriores se desprende que tienen una estrategia detallada para engañar a los tibetanos”, añadió. 

¿Puede haber 2?

En una reciente entrevista con Reuters, el dalái lama también apuntó que su sucesor podría encontrarse fuera de las fronteras de Tíbet.

Así se daría el caso de que se nombraran 2 líderes supremos.

“En el futuro, en caso de que ­haya 2 dalái lamas, 1 aquí, en un país libre, y otro elegido por los chinos, entonces nadie confiará, nadie respetará" al que quiera China, remarcó.

Vistos los antecedentes, no le faltan razones para temer que eso suceda.

En 1995 el decimocuarto dalái lama nombró a un niño de 6 años como la reencarnación del undécimo panchen lama, segundo líder más importante en el escalafón del budismo tibetano.

Sin embargo, el pequeño fue apartado por las autoridades chinas: lo escondieron y lo reemplazaron por otro niño.

Han pasado 60 años desde que Tenzin Gyatso, venerado como un dios viviente por millones de budistas tibetanos, se despojó de su túnica para vestirse de soldado y escapó entre la muchedumbre de las tropas chinas de Mao Tse-Tung que querían apresarlo.

Desde entonces vive en el exilio en la India, donde se ha convertido en un ícono cultural y religioso. El ganador del Nobel de la Paz de 1989 es una piedra en el zapato de los gobiernos chinos hasta la fecha.

Aunque ya no aboga por la independencia para Tíbet, sigue demandando mayor autonomía. Las autoridades chinas no quieren ni oír hablar de eso.

Si a él lo califican públicamente de “separatista” o "lobo vestido de monje” y lo acusan de no haber hecho “ni una sola cosa buena” por Tíbet, a los habitantes de esa región los mantienen a raya aplicando una política de puño de hierro, lejos de las miradas de los periodistas.

(FUENTE: clarin.com)

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