Cuando las personas tienen que enfrentarse a vivir con una enfermedad crónica que tiene dolor, la mayor parte de las veces se refugian en los químicos, esto es, en los medicamentos que tienen este origen.
Quienes buscan alternativas para esos tratamientos, intentan con distintas medicinas alternativas para evitar el mayor tiempo posible el inicio de la dependencia de la medicina convencional. También, existen en menor medida, quienes recurren a terapias complementarias para sus tratamientos medicinales, como la práctica de yoga, algún deporte, o la meditación.
Precisamente, unos investigadores del Centro Médico Baptista de Wake Forest buscaron combinar ciencia y meditación en busca de reducir la intensidad de los dolores crónicos. Para ello, reclutaron 78 voluntarios sanos y que no tenían dolor, a quienes dividieron en grupos y les administraron, indistintamente, Naxolona (droga prescrita para reducir las señales de intensidad del dolor que llegan al cerebro a través del control de las emociones, lo que disminuye los efectos de un estímulo doloroso) o Placebo Salino (sustancia inerte), combinándolos en algunos casos con la meditación. Además, les dieron tareas diarias, que compartían, cuando correspondía, con tiempos de meditación.
Al final del día, les calentaban ciertas áreas de la piel con una sonda térmica y les pidieron que auto declararan el nivel de dolor que sentían.
Los resultados fueron sorprendentes, según informa ZME, en el artículo Meditation acts like a pain-killer, but doesn’t release opioids, sobre el cual se inspira esta nota, los participantes que no meditaron independientemente de si recibían la inyección de Naxolona o el placebo, señalaron sentir mayor dolor. Por su parte, la diferencia de porcentajes de reducción de dolor era mínima entre quienes meditaban y recibían medicamento (24%), y quienes lo hacían y recibían Placebo (21%).
Estos hallazgos muestran que la meditación puede ayudar a reducir el dolor físico lo cual puede ayudar a las personas que consumen opiáceos para paliar el dolor, pero también a las que buscan alternativas al consumo de estos últimos que generan adicción, sobre todo en los países donde el consumo de analgésicos se ha convertido casi en endémico.
Los investigadores señalan que aún hay mucho que investigar con qué enfermedades esta fórmula complementaria resulta más efectiva, pero sin duda, estos hallazgos contribuyen a confirmar que practicar la meditación puede contribuir a reducir la sensación de dolor y, como consecuencia de ello, la dependencia de los opiáceos.
¿Por qué no intentarlo?
(FUENTE: proinversion.com)
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