Un estudio realizado por la Universidad de Sydney ha logrado probar cómo las hormonas que segrega el cuerpo humano cuando está enamorado consiguen neutralizar el efecto del etanol hacia el cerebro, disminuyendo así el estado de embriaguez -la borrachera de toda la vida- cuando se consume alcohol en exceso.
"La oxitocina bloquea los efectos de la intoxicación del alcohol y previene que este actúe en unas zonas del cerebro que están vinculadas al efecto de la intoxicación etílica", cuenta Michael Bowen, uno de los investigadores que ha dado con este hallazgo.
El estudio observa las diferencias entre ratas sobrias y otras ebrias. Mientras que las primeras dan vueltas alrededor de sus jaulas, las segundas se sentaban -como si estuvieran sedadas- con los hocidos apoyados en las esquinas de las jaulas. Se introdujo entonces un tercer grupo al que se le suministraba oxitocina antes del consumo de alcohol; la conclusión llegó cuando se vio que este último grupo de roedores seguía merodeando por la jaula como lo hacía el que estaba sobrio.
“El alcohol afecta la coordinación de los gestos porque inhibe de la actividad de las regiones cerebrales responsables del control motor. La oxitocina evita estos efectos al punto en que es imposible decir, a través de su comportamiento, si las ratas estaban ebrias”, dice el estudio, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El estudio tuvo también otra metodología que medía la capacidad de coordinación y equilibrio de las ratas. Las sobrias aguantaron entre 10 y 15 segundos en posición invertida en una rejilla de alambres. Las ebrias solo estuvieron dos segundos. El tercer grupo, las ebrias pero con oxitocina en su organismo, aguantaron hasta 10 segundos.
La oxitocina, conocida como la hormona del amor, es segregada por la hipófisis y es la responsable, según muchos científicos, de que el ser humano sea fiel, compasivo y amable; además de otras funciones básicas como la de hacer que el cuerpo femenino pueda parir y segregar leche materna.
"El primer paso será asegurarnos que tenemos un método de administración de la oxitocina en seres humanos que permita que cantidades suficientes de esta hormona lleguen al cerebro”, explica Bowen. “Si lo logramos, creemos que la oxitocina también podría permitir la neutralización de los efectos etílicos en la capacidad del habla y cognitiva”, dice.
Los científicos, eso sí, aclaran: La oxitocina no disminuye, ni mucho menos, el nivel de alcohol en sangre, sino que hace que se altere la forma en la que el cerebro lo percibe.
(FUENTE: ideal.es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario