En los textos de Marco Polo el viajero italiano describe la existencia de un lugar llamado Cipan-go, que en chino significa país de Cipán. Algunos historiadores creen que este nombre se refiere al reino del Señor de Sipán de Perú, también conocido como Señor de Sicán.
En 1987, arqueólogos peruanos, entre los que estaba Walter Alba, identificaron, en la pirámide de Huaca Rajada de Lambayeche, la primera tumba intacta de un gobernante de gran riqueza con más de 400 ornamentos de gran esplendor, que incluyen emblemas y atuendos de alto rango, pertenecientes al que más adelante se llamaría el “Señor de Sicán”, contemporáneo al siglo III, según informes del Museo. Otras tumbas de la nobleza se encontraron más adelante
El antropólogo físico japonés Ken ichi Shinoda, quien realizó muestras de ADN a los restos, reveló en 2009, que se encontraron vínculos genéticos con poblaciones contemporáneas de Ecuador, Colombia, Siberia, Taiwán, y el pueblo Ainu, al norte de Japón, según declaraciones del director del Museo Nacional de Sicán, Carlos Elera, a los medios locales, y recogidas por Archaeology Daily.
Se cree que los ancestros Ainu y los siberianos llegaron a América a través del estrecho de Bering, antes o después del gran deshielo producido hace unos 11.800 años, viajando por mar, siguiendo la costa.
Los rasgos de los ojos en las numerosas máscaras y adornos de oro encontradas en las tumbas del reino de Sicán, son del tipo oriental.
En estas tierras llamadas valle de Moche, habitó la cultura Mochica y la cultura Lambayeche. Numerosas pirámides de adobe, de grandes dimensiones se encuentran recuerdan un gran imperio.
Existe una versión de la leyenda del mítico personaje conocido como Naylamp, que tiene numerosas representaciones, todas con ojos alargados. Se relata que en compañía de su mujer Cetemi, y un gran séquito, bajó en barco desde las tierras Mayas hasta Lambayeche, donde construyeron el templo Chot en la Huaca Chotuna. Todos sus herederos son mencionados en la historia, destaca Machu Picchu.
El equipo del Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán explica con detalle los hallazgos funerarios del poderoso personaje del reino que se sugiere fue mencionado por Marco Polo, y que vivió en esas tierras hace más de 1700 años.
”Es el primer contexto funerario intacto de un gobernante del antiguo Perú que muestra al mundo de hoy toda su magnificencia y una invalorable información para conocer y reconstruir el nivel de desarrollo tecnológico, organización socio-política y pensamiento religioso de los Moche o Mochicas, una de las más importantes culturas pre-incas”, escribe el Museo en su sitio Internet.
Entre 1987 y 2000, junto con identificar las características del santuario Mochica de Sicán se identificaron además trece sitios funerarios de diferentes épocas y jerarquías que evidencian cambios culturales y “una compleja organización de la élite mochica, explica el Museo. Esto trajo nuevas culturas entre ellas las más asociadas a los chinos.
El arqueólogo Victor Curay Rufasto, curador del Museo Nacional de Sicán, en la ciudad de Ferrañafe, a 18 kilómetros al este de Chiclayo, Perú, destaca una “impresionante y majestuosa máscara de oro pintada de rojo, que tiene unos ojos con cuentas de esmeralda y de ámbar. (Ver imagen principal).
“El tocado muestra la majestuosidad de los antiguos señores de Sicán”, resaltó Curay, según sus declaraciones de Youtube, publicadas por Naylamp Lambayeche. Los ojos se revelan sus rasgos orientales.
Estos se descubrió en el sitio Huaca Loro, de la gran pirámide del mismo nombre, que el investigador japonés Izumi Shimada reveló entre 1991 y 1995, donde dos tumbas de la grande élite, arrojaron con numerosos adornos de oro y metales, productos de alguna explotación local.
También el Museo del complejo Huaca Rajada, en el distrito de Zaña, a 27 kilómetros al este de Chiclayo, se muestran los hallazgos de la rica tumba de un sacerdote guerrero de Sipán.
Carlos Gustavo Elerea, director del Museo Nacional de Sicán, explica en un escrito que la investigación que dio con los valiosos hallazgos de esta cultura se inició en Pampa Grande un gran asentamiento Mochica de Lambayeche, con una ciudad construida en torno a una gran pirámide de adobe, conocida como la Huaca Fortaleza. Esta ciudad fue destruida entre los años 700 y 750.
Se reveló que esta cultura se encontraba en un asentamiento de gran densidad de montículos o pirámides de adobe, grandes canales y desarrollados valles agrícolas. Luego evolucionó o trasladó al área de Piomac, Batán Grande, donde además encontrarse pirámides, se cuentan hasta unos 100 mil pozos y cientos de trincheras de saqueadores que buscaban robar las tumbas de gran riqueza.
Marco Polo y Cipanguo
En los relatos de Marco Polo, que fueron publicados por varios autores, se habla de Cipango, Ciampagu, e Zipangri. Al respecto, Enrique García Barthe, citando al autor del libro Chinos en América antes de Colón, aclara en su texto de 2008, que la sílaba Go, corresponde al sonido Guo, que significa país, para los chinos, según los escritos de Enrique García.
En los relatos se indica que Kublai decidió mandar una flota para conquistar Cipan-go, la cual regresó en 1269.
García describe que la invasión a Cipanguo, es decir al Reino de Cipán, sucedió antes del XI monarca Inca, Guayna Capac, que murió en 1524, y después del X Inca Topa Yupanqui, que murió en 1258, del cual se le conoce una navegación oceánica, posiblemente hasta las islas de Salomón. Los datos de las fechas son referidas al historiador Sarmiento de Gamboa.
En las tierras de Sipán se explotaba el oro, como lo demuestran los numerosos accesorios preciosos encontrados en las tumbas, hecho que se estima pudo motivar el oscurantismo de la información histórica.
Los relatos de Marco Polo detallan que al mando de dos personas mencionadas en una versión como Anatar y Santhm, y en la otra como Abatan y Vonsancin, luego de desavenencias lograron conquistar el país de Cipán, pero más tarde fueron vencidos, y debieron rendirse para salvar sus vidas, de acuerdo a la descripción de la edición Príncipe Latina de Amberes, editada en 1485, con anotaciones de Cristóbal Colón. Esto también se relata en la reimpresión Sevillana de 1519, de la primera traducción al castellano del texto de Veneto, realizada en 1503 por Rodrigo Fernández de Santecilla en 1503.
Enrique García explica que Marco Polo describió que Cinpango es una isla grande en extremo, que se encuentra al oriente en alta mar a 1400 millas de Mangui, donde dice haber morado por gran tiempo. Los historiadores creen que aquí Marco Polo se refirió a las indias orientales, es decir a América, según la traducción de Fernández de Santecilla.
Una explicación que da de la reducida distancia dada por Polo, es que se habría considerado la concepción Ptolomeica en que el mundo no supera los 180 grados. Se descartó por otra parte, que se refiriera a las distancias en los entornos de Corea y las islas de Japón, y Taiwán que son de sólo unas 100 millas máximo.
De hecho Hernando Colón, hijo de Cristóbal, en una carta enviada a su amigo Toscanelli, dice que su padre midió en 10 espacios ( 2500 millas) la distancia desde las Antillas a Cipango.
A su vez Marco Polo describe que sus habitantes “eran blancos, de linda figura, eran idólatras (creyentes) y tienen Rey”(…)”En esta isla hay un Rey libre y franco que ningún tributo da a otro señor. La gente de esta isla habla la lengua de Persia”.
Al referirse a los Persas, el historiador supone que se refiere al arameo persa, que nunca se habló en Japón.
Algunos creen que la leyenda de Naylamp, se refiere en realidad a un gobernante que llegó del otro lado del mar con su mujer y un séquito de unos cuarenta oficiales.
Dichos chinos en Perú y Chile
En cuanto a la terminología que podría ligar la visita de los chinos al Perú, está la ciudad de Chan Chan, fundada al norte del país, cuyo nombre es el mismo de la antigua ciudad de Cantón en China; a su vez en los mapas Ptolomeicos, se anotó el nombre Fondeadero de los chinos en Catigara -América- o Cataigara, ciudad de Catay, agrega el relato de García.
Al respecto el investigador cita que Francisco Pizarro habló de una princesa con la piel como cáscara de huevo, y existen pruebas físicas en una momia Chimú, rubia, que estuvo expuesta en el Museo de Ciencias naturales de la Ciudad del Plata, Argentina. Este es otro aspecto misterioso de esta cultura posterior a la de Sipán.
En el Museo de la Tumbas Reales de Sipán, se describe que en la región se registraron numerosos entierros de culturas posteriores. Por ejemplo, 50 entierros pertenecientes a las culturas Lambayeque, Chimú y Chimú-inca, identificándose que los sucesores hicieron cambios en la construcción del santuario.
García señala además que el término tártaro para Jefe o Rey es Chinchi, título que se dio Gengis-kan, es el mismo título pronunciado con una H de diferencia, Cinchi, de los jefes Incas, como Cinchi Roca.
También hay algo de chino en el nombre Chile, escrito como Chili, en los mapas históricos de Santiago. Se sugiere que corresponde al Golfo de Chili, “antiguo nombre usado hasta siglo III, para denominar al gran golfo donde desemboca el Río Amarillo en China, luego llamado Mar Blanco, según cartografía de la Universidad Complutense de Madrid y desde donde fue traído por los navegantes, otros nombres de la región, tales como Chiloé, Taitao y Chonos”, del sur del país, los términos de “la china”, y el “baile de los chinos”. Diseños en las rocas, también son semejantes a la antigua escritura oriental, por lo que hay mucha investigación pendiente.
(FUENTE: web.lagranepoca.com)