La escombrera de la que fue la principal sede de la Inquisición lusa, en Évora, escondía uno de los hallazgos arqueológicos más notables de Portugal: Doce esqueletos humanos correspondiente a judíos herejes del siglo XVI y XVII.
Los restos de tres hombres y nueve mujeres hallados por un equipo de investigadores lusos han servido para descubrir dónde y cómo eran sepultados los judíos acusados de ser herejes por no renunciar a su fe.
El antropólogo Bruno Magalhães, miembro del equipo, reconoció que ya sabía que los judíos no eran enterrados en cementerios católicos, pero solo ahora descubrieron con exactitud qué es lo que hacían con ellos: arrojaban sus restos a la escombrera.
El objetivo era castigar ‘no sólo el cuerpo de la persona, como también castigar su alma‘, expuso Magalhães, en declaraciones a EFE.
Otra clase de herejes tenían derecho a otro tipo de entierro: ‘Hay una gran diferencia para determinar el funeral, según la acusación. Por ejemplo, uno acusado de bigamia iba enterrado a una iglesia‘, agregó.
Las investigaciones también han desvelado que estos judíos herejes ni siquiera había llegado a ser condenados a muerte y fallecieron encarcelados.
‘Tiraban allí (escombrera) a las personas que morían mientras estaban en la cárcel y esperaban ser juzgados. Se nota perfectamente‘, explicó Magalhães.
El material fósil, encontrado en una escombrera localizada en el patio del antiguo palacio del Santo Oficio, pertenece a herejes que fallecieron en Évora entre 1568 y 1634, en pleno auge de estos altos tribunales católicos conocidos como el Santo Oficio.
Esta ciudad lusa a unos 180 kilómetros de Lisboa y próxima a frontera española de la provincia de Badajoz acogió el primer tribunal inquisidor de Portugal debido a la presencia de la Corte Real Portuguesa.
Este antiguo palacio del Santo Oficio, que juzgó a herejes hasta finales del XVIII, aún está en uso, pues actualmente funciona como un espacio cultural centrado a exposiciones y proyectos artísticos, bajo el nombre Fórum Eugénio de Almeida.
Junto a los restos de los 12 judíos, los investigadores identificaron cerca de 1.000 huesos que podrían pertenecer a otros 16 prisioneros.
Las excavaciones, que se iniciaron en el 2007 por la Universidad de Évora y una empresa arqueológica, contaron con el apoyo de antropólogos asociados al Museo del Congreso y de la Inquisición, en Perú, y al Museo de la Historia de la Inquisición, en Brasil, países colonizados por España y Portugal, respectivamente.
El actual grupo que lidera los trabajos, formado por antropólogos de la Universidad de Coimbra y del Centro de Investigación en Antropología y Salud (CIAS), recorrió a la ayuda documental de registros de la Inquisición, guardados en el Archivo Nacional Torre del Tombo, en Lisboa.
Portugal y la vecina España, así como sus posesiones en Latinoamérica, figuran como representantes de la Inquisición más agresiva, especialmente España, donde colearon ignominiosas prácticas medievales.
Aparte del Tribunal inquisitorio de Évora, el Santo Oficio portugués tenía instalaciones en Lisboa, Oporto, Coimbra, Tomar y Lamego, apenas desactivados por orden del reformista ilustrado Marqués Pombal, cuando fue primero-ministro de Portugal en la segunda mitad del siglo XVIII.
(FUENTE: EFE)
No hay comentarios:
Publicar un comentario