Esta fantástica secuencia de fotografías es considerada la única vez en que se ha podido fotografiar a dos OVNIS volando juntos y a plena luz del día; este caso tuvo lugar en Yungay, en marzo de 1967. Se le considera también como un caso aún "abierto" en la ufología mundial, dado que hasta el día de hoy, el autor de las fotografías, está con paradero desconocido.
Los pocos datos que se conocen del caso son los siguientes: un día de agosto de ese año -posiblemente el 15-, Augusto Arranda -autor de las fotos-, visitó Yungay (la antiga Yungay, antes del terremoto del 70) Antes de salir de excursión pidió prestada a su amigo César Oré -vecino de la citada localidad y empleado en la oficina de Turismo- una vieja cámara Voightlander, propiedad de aquél desde hacía 40 años. Compró un rollo de película y fue su amigo Oré quien se encargó de cargar la cámara fotográfica, puesto que Arranda no entendía muy bien su funcionamiento.Augusto salió de Yungay, dispuesto a recorrer los alrededores y tomar algunas vistas.
Tras aquel paseo, Arranda le manifestó a su amigo Oré que había visto y fotografiado OVNIS. A su regreso a Lima, y tras revelar el rollo, Arranda envió a Yungay un álbum sellado, con copias de las fotos de las cumbres y de los ovnis. Estas últimas -como si el hecho careciera de importancia-, fueron conservadas por Oré y olvidadas casi por unos dos años.
Parte de las fotos fueron reveladas al mundo por una indiscreción de un empleado de Kodak Peruana que al reverlar el rollo, hizo una copia de la secuencia sin consentimiento ni autorización de Arranda, las cuales cayeron en manos investigador norteamericano J. Richard Greenwell, En 1968. La localización de un juego completo de fotografías en Yungai fue posible gracias a un oficial del Ministerio de Marina del Perú. Greenwell viajó entonces a Yungai y pudo entrevistarse con el señor Oré, quien le proporcionó las tres copias que faltaban y que habían sido retenidas en Lima por la Kodak Peruana S.A. De esta forma, Greenwell fue atando cabos, logrando las cuatro copias que, al parecer, forman la secuencia total.
Estaba claro, por tanto, que las "fuentes" más importantes y conocidas de las que habían salido copias de los OVNIS de Yungay eran tres: la Kodak Peruana, el señor Oré y el propio fotógrafo, Augusto Arranda, amén, claro está, de esa otra enigmática "fuente" que hizo llegar una de las copias hasta los Estados Unidos.
A pesar de los esfuerzos e investigaciones de Greenwell, el fotógrafo no pudo ser localizado. Esto significa que los negativos no han sido analizados aún y que los detalles del avistamiento siguen siendo "vírgenes".Los expertos del APRO, a cuya organización pertenece Richard Greenwell, analizaron sin embargo las copias sacadas de dichos negativos -también denominadas "de primera generación"- y no encontraron elementos que revelaran un trucaje o manipulacion. No obstante, y mientras no aparezcan dichos negativos, la secuencia no podrá ser considerada como oficial y definitivamente positiva.
El hecho encierra en sí mismo otras circunstancias muy favorables, que inclinan a los investigadores a creer en la bondad de dichas fotos: ni el testigo y fotógrafo -Augusto Arranda- ni su amigo, Oré, han pretendido publicidad alguna. Todo lo contrario. Las fotografías han tenido que ser "descubiertas" y sacadas a la publicidad por investigadores y después de no pocos esfuerzos. La cámara Voightlander y una copia original de la secuencia ovni se perdieron con el alud del terremoto de 1970, el cual arrasó con Yungay. Y tampoco se tiene la certeza de que el señor Oré se haya salvado.
Las tomas que comparto con ustedes, son las únicas disponibles: tanto la Kodak como los investigadores que poseeen este registro, no permiten acceder a la secuencia completa de fotos del avistamiento, la cual, según se conoce, está integrada por 7 fotografías en total.
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