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miércoles, 10 de febrero de 2021

Las brujas escocesas reclaman justicia 300 años después


Una campaña pide que se absuelva a todas las mujeres condenadas y ejecutadas por brujería, que se les pida perdón y se erija un monumento nacional en su memoria

Entre 1563 y 1736 se produjo una caza de brujas brutal en Escocia y más de 2.500 personas, la mayoría mujeres, fueron ejecutadas por magia negra

Las inculpadas no tenían derecho a defenderse en los juicios y acababan confesando relaciones inventadas con Satán al no poder soportar más las torturas

En Escocia se está llevando a cabo una campaña para reponer el honor de todas las víctimas de la sádica e indiscriminada caza de brujas que se produjo entre 1563 y 1736. Más de 4.000 personas fueron acusadas de magia negra y torturadas y 2.500 fueron ejecutadas según la ley de brujería de la época. El 85 por ciento fueron mujeres. La campaña se llama ‘Wiches of Scotland' (brujas de Escocia) y está impulsada por la abogada especializada en errores judiciales Claire Mitchell y la escritora Zoe Venditozzi. Piden que se absuelva a todas las personas condenadas por hechicería, que se les pida perdón y se erija un monumento nacional en su memoria.

El miedo a la brujería se adueñó de Europa en los siglos XVI y XVII. Se estima que entre 40.000 y 60.000 personas fueron ejecutadas durante este período oscuro de la historia. En Escocia, donde había un millón de habitantes, la proporción de personas ejecutadas por estas prácticas fue hasta cinco veces mayor que en el resto de Europa. La ley de brujería fue aprobada por el parlamento de Edimburgo en 1563, tres años después de la conversión de Escocia al protestantismo, en pleno fanatismo religioso. Pero no fue hasta que Jacobo VI subió al trono en 1567 que se inició la verdadera caza de brujas.

En 1589, Jacobo VI viajó a Dinamarca para casarse con la princesa Ana, que era la hermana del rey Cristián IV. En el viaje de vuelta fueron sorprendidos por una serie de tempestades que les obligaron a refugiarse en las costas noruegas. De regreso a Escocia, el rey relacionó las tormentas con un acto de magia negra y, en concreto, con un aquelarre celebrado en la iglesia de Auld Kirk Green, en el puerto del pueblo de North Berwick, en el sureste de Escocia. Se desató el delirio, la paranoia, una terrorífica cacería. Fueron arrestadas varias mujeres y se iniciaron los llamados juicios de North Berwick entre 1590 y 1592. 

Los juicios de North Berwick

La primera mujer que arrestaron fue la anciana Agnes Sampson, partera y sanadora. Se negó a confesar su delito y fue sometida a terribles torturas. La desnudaron y le afeitaron la cabeza y todo el vello corporal. Le pusieron una máscara de hierro con puntas afiladas y cuchillos dentro de la boca y la ataron por el cuello a un palo hasta que acabó confesando los delitos que no había cometido y delatando a otras doscientas personas. Después fue estrangulada y quemada. Hubo hombres acusados de brujería, pero en su mayoría fueron mujeres porque se las consideraba más débiles y creían que era más fácil de que les entrara el demonio dentro.

Las mujeres eran detenidas en su mayoría por comités parroquiales de la Iglesia protestante que las torturaban hasta que confesaban. El método más común de tortura era mantenerlas despiertas durante días y clavarles punzones hasta que sufrían alucinaciones y realizaban confesiones fantásticas como que llegaban en cedazos o en espinos a los aquelarres y facilitaban los nombres de otras mujeres. Entonces eran entregadas a tribunales penales. Algunas no sobrevivían a las torturas y no llegaban al juicio. Y las que llegaban, no tenían derecho a defenderse. Únicamente asistían para escuchar los cargos contra ellas.

Algunas eran condenadas a morir estranguladas, otras a ser quemadas vivas, otras a ser aplastadas lentamente por tablas con rocas cada vez más pesadas encima. Todos los cuerpos eran quemados. Los rituales y las delirantes confesiones descritas en los juicios fueron recogidos en el planfleto ‘Newes from Scoltland’ en 1591. Aquellos relatos y su atmósfera opresiva tuvieron una enorme influencia en William Shakesperare a la hora de escribir 'MacBeth', donde se describen rituales mágicos citados en los juicios. En los dos años que duraron los juicios de North Berwick fueron ejecutadas 70 personas. Ese fue solo el principio de una serie de procesos contra brujas.

Pánico satánico

El rey Jacobo VI se obsesionó con la brujería tras la ejecución en 1587 de su madre, la reina María I de Escocia, que fue decapitada acusada de planear un complot para asesinar a Isabel I de Inglaterra y tras pasarse 19 años en un calabozo. En 1597 Jacobo VI publicó un tratado sobre la nigromancia titulado ‘Demoniología’, que consistía en tres libros donde explicaba la historia de la magia negra. Esta obsesión provocó que se esparciera por el territorio el pánico satánico. En 1603 fue también proclamado rey de Inglaterra y extendió y endureció aún más la ley de brujería.

Tras los juicios de Berwick, la caza de brujas se prolongó durante 150 años más. En 1704, en el pueblo de Torryburn, Lilias Adie, de 64 años, fue acusada por un vecino de enfermar a su hijo. Fue llevada ante el reverendo y torturada durante un mes hasta que acabó confesando que había fornicado con el diablo en un trigal y que Satán le hizo renunciar al baptismo. Describió al diablo como un ser de piel fría y pálida, que llevaba sombrero y tenía pezuñas de vaca en los pies. Cualquier mujer que reivindicara algún derecho o que tuviera alguna habilidad curativa o artística podía ser acusada por un vecino. Durante los sesenta años de reinado de Jacobo VI fueron ajusticiadas 2.150 mujeres por brujería.

La cacería terminó en 1736, cuando se promulgó una nueva ley que abolía la persecución y las ejecuciones de brujas y que tipificaba como delito no a las personas que eran acusadas de hechicería sino a las acusadoras, que eran castigadas con un máximo de año de cárcel. La última mujer ejecutada en Escocia por bruja fue Janet Horne, en 1727, en un pueblo de los Highlands. La mujer tenía síntomas de demencia y la hija deformidades en manos y pies. Los vecinos la acusaron de utilizar a su hija como poni para que la montara el diablo. El sheriff la condenó a muerte. La desnudaron, la untaron con alquitrán, la hicieron desfilar por las calles y la quemaron viva.

Errores judiciales

“Fue un período triste en la historia de las mujeres —contó la reconocida abogada Claire Mitchell a la revista ‘Scottish Legal News’—. Esas mujeres no tuvieron voz, no las permitieron defenderse. Necesitamos que se repare el terrible error que se cometió con ellas”. Mitchell explicó que cuando llegó a Edimburgo para estudiar vivió en la parte vieja y cada día pasaba por el castillo, donde fueron ejecutadas 300 mujeres. “Había estatuas a los héroes de todas las guerras, incluso al oso Wojtek [condecorado por el ejército polaco en la Segunda Guera Mundial], y me parece bien, pero no había ninguna estatua de ninguna mujer”, explicó.

“Cientos de mujeres sufrieron errores judiciales en ese parque y no tenían tan siquiera una mención”, dijo. Mitchell y Venditozzi ponen como ejemplo la resolución de 1992 de la Cámara de Representantes de Massachusetts, en Estados Unidos, honorando a las treinta mujeres y hombres que fueron ejecutados en el pueblo de Salem en 1711 por brujería. Y se creó un memorial en Salem. También recuerdan la ley aprobada por el parlamento británico en 2017 que perdonaba póstumamente a todos los ciudadanos criminalizados en la historia por homosexualidad, entre los que estaban el matemático Alan Turing y el escritor Oscar Wilde.

En Reino Unido y en Escocia, hasta la fecha, no ha habido perdones oficiales por parte del gobierno ni homenajes a las víctimas de la caza de brujas. Es un capítulo olvidado de la historia. Sin embargo, parece que la campaña está empezando a tener impacto, al menos a nivel local. En el pequeño pueblo medieval de Culross, a treinta kilómetros de Edimburgo, donde 32 mujeres fueron acusadas y ejecutadas en el siglo XVI y XVII, se han destapado tres placas recordar a las víctimas. También se ha rendido homenaje a Lilias Adie, la anciana que confesó haber fornicado con el diablo con sombrero y pezuñas de vaca.

(FUENTE: niusdiario.es)

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