Hasta ahora el famoso astronauta situado en la Puerta de Ramos de la Catedral Nueva de Salamanca acaparaba todo el protagonismo de las visitas turísticas, pero desde hace algún tiempo le ha salido un duro competidor.
Se trata del llamado "conejo de la suerte", aunque en realidad es una liebre, que destaca entre el resto de elementos tallados en el flanco izquierdo de la puerta, por su evidente desgaste. Presenta un color negruzco que contrasta con el característico dorado de la piedra de Villamayor donde se esculpió y esto es debido a que el rumor de que esta talla da suerte se ha extendido hasta tal punto que quienes pasan por allí lo tocan, a la espera de llevarse buena fortuna.
Antes de entrar en el monumento, uno por uno los turistas acarician a esta liebre, formándose incluso colas y cuando salen, vuelven a tocarlo, para asegurarse de que la suerte les acompañará en el resto del viaje, sin saber que se trata de "un fraude". Así lo explica una de las guías turísticas oficiales de Salamanca, Cristina Marcos, quien reconoce que desde hace tiempo este bulo ha ido extendiéndose y ya son muchas las personas que preguntan por él, durante los recorridos que realiza.
Esta profesional señala que en su visita no incluye esta curiosidad, por considerar que fue "una invención de un gitanillo" que pedía en la puerta del templo salmantino y que nunca se construyó con ninguna intención de este tipo. Además, destaca que son precisamente estas personas que piden unas monedas a los turistas quienes siguen alimentando el falso mito de la buena fortuna, invitándoles a "buscar el conejo de la suerte", tal y como se hace con la "rana" que está sobre la calavera en la fachada de la Universidad de Salamanca.
Del mismo modo opina la presidenta de la Asociación de Guías Oficiales de Turismo de Salamanca, María Jesús Huertas, quien asegura también que son "corre ve y diles" con los que la gente que quiere sacarse "unas perrillas", engañan a otras personas. Además, recuerda que este animal "ni siquiera es un símbolo de la buena suerte" ya que representa la velocidad, rapidez o destreza. Y mientras, añade, la liebre continúa desgastándose.
Profesionales
Por todo esto, aboga porque quienes quieran conocer la historia real de los monumentos de la ciudad de Salamanca, acudan a profesionales cualificados que les ayuden a distinguir los falsos bulos o mitos que no enriquecen su bagaje cultural.
Estas profesionales, relatan que entre los detalles que ofrecen durante las visitas sobre el templo salmantino, hacen una mención especial al astronauta o al dragón comiendo helados, para que conozcan la verdad sobre lo que hay detrás de estas imágenes, que se incluyeron tras una restauración moderna realizada en el año 1992. Antes de la celebración de Las Edades del Hombre en la provincia, este acceso a la catedral se encontraba muy deteriorado por el paso del tiempo y se encargó su rehabilitación al cantero Miguel Romero, que fue el autor de estas esculturas.
Siguiendo la tradición medieval de incorporar un elemento contemporáneo en cada restauración, Romero talló el famoso astronauta como un homenaje al siglo XX y como símbolo de la modernidad.
En cuanto al resto de adornos, también se encuentra en esta entrada un lince, a su derecha un toro y debajo del toro se puede ver a un dragón o diablo con un helado de varias bolas que está sonriendo. Más a la derecha, junto a la puerta, hay tres figuras: un cangrejo de río, una cigüeña y una liebre que representan, respectivamente, agua, cielo y tierra en Salamanca, aunque confiesan que también puede ser válida la teoría de que fueron inmortalizadas como reflejo de la fauna característica de la provincia.
Peticiones para todos los gustos
A pesar de que quienes optan por un guía profesional están avisados, la tentación es más fuerte y son muchos los que no entran en la catedral sin pasar la mano por esta figura, "por si acaso", tal y como explica una turista madrileña, Ruth Díaz. Confiesa que no ha pedido nada especial, aunque "mantener el empleo no viene mal, con los tiempos que corren".
Que pase la crisis, mejorar de una enfermedad o simplemente "buena suerte, en general", son algunas de las peticiones de los turistas que sí quisieron confiar en una leyenda de dudosos orígenes, como una joven de Santander, Silvia Puig González, quien explica que "un dinerillo extra sería perfecto" y tocar el conejo no supone "un gran esfuerzo, no vaya a ser verdad".
Un grupo de extremeños que visita la ciudad estos días, bromea con el tema y no dudan en tatarear una canción infantil "el conejo de la suerte se ha escapado del corral
" para mostrar que "sí existe un conejo de la suerte" en la creencia popular, y ¿por qué no va a ser el de Salamanca?". Después, alguno de ellos propone ir a comprar "lotería" para "pasarla" por los lomos del animal, una idea que todos aplauden con entusiasmo.
A juzgar por lo que se vive a las puertas de este emblemático monumento, el "conejo de la suerte" está camino de continuar siendo un particular mito.
(FUENTE: elmundo.es)
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