Casas embrujadas de Uruguay: "La Casa del águila"

Ubicada en el barrio Flor de Maroñas, en Montevideo, (para ser más exactos, en la unión entre las calles Cerial y Marcos Salcedo), esta antigua casona abandonada se cuenta entre las casas embrujadas más famosas de la República Oriental del Uruguay.

Su nombre popular, de "La casa del águila" es debido a la escultura de esta imponente ave, que corona su señorial fachada. Si bien se cuenta en el barrio de que la vetusta mansión estuvo abandonada ahí desde siempre, se sabe que fué construida como cuartel de campo durante la dictadura del general Máximo Santos (1882-1886), y que luego perteneció al general Esteban Pollo; originlamente, la "Casa del águila" se llamó "Villa justina" . Igualmente, la leyenda de la mansión también indica que posteriormente fué escenario de torturas y asesinatos durante la represión política de las décadas de los '60, '70 y '80s.

Parte de su leyenda lúgubre y fantasmal parte de aquellas dos épocas de su historia, de las cuales se origina que casi todas las noches los vecinos de la mansión abandonada escuchen gritos, quejidos y lamentos provenientes de su interior,... pero las crónicas de barrio también agregan undato adicional a su leyenda: que durante las noches de tormenta, cuando los ruidos ty lamentos son aún mayores, el águila de piedra cobra vida, convirtiéndose en un horrendo ser alado que vuela por los terrenos de la mansión, lanzando terribles chillidos, acomapñados por lamentos humanos.

Se cuentan también dos historias con respecto a esta mansión: en ambas, la policía local es víctima de las oscuras fuerzas que supuestamente moran en el lugar. En la primera, en una de tantas noches, en que hubo demasiadas denuncias de los vecinos de la "casa del águila", por el infernal ruido queprocedía de ella, un comisario tuvo que enviar a dos agentes a inspeccionar la casa (y en bicicleta, porque como se podrán imaginar, ni pensó que valía la pena mandar un patrullero,...)

Cuando llegaron a la esquina, los dos agentes buscaron con las linternas algún signo de anormalidad. No encontraron nada, y llegaron a la conclusión de que aquellos ruidos no eran más que producto de la superstición del vecindario, o a lo mejor simple ruidaje de muchachos colados en el parque cercano; pero cuando ya se estaban yendo, escucharon a sus espaldas un estruendo de escombros que caían. Al iluminar, vieron claramente caer desde el techo la gran escultura que dominaba el portal (el águila), y que cayó sobre ellos, destrozándose a pocos metros de donde estaban. Pasado el primer susto, los agentes volvieron a la comisaría, y relataron en el parte que "seguramente ocurrió debido al intenso viento..."

Al día siguiente, los agentes fueron requeridos a la seccional, y puestos bajo arresto por "beber en horas de servicio". Cuando intentaban explicar que ellos no habían bebido, el propio comisario los invitó a seguirlo hasta la casa en camioneta. Al llegar a la esquina, los agentes comprobaron con estupor que el águila de piedra seguía allí, intacta sobre el techo de la casa, donde permanece hasta hoy.

En la segunda historia, otro par de ingresaron a la mansión, decididos a sorprender en plena faena a los supuestos bromistas que creían responsables de todo. Al ingresar al predio, quedaron estupefactos al levantar la vista y observar una gigantesca criatura de pesadilla revoloteando por el lugar, en medio de gritos espantosos y lanzándoles escombros de la fachada, que casi le llegaron a impactar.

Ni cortos ni perezosos, los policías se pusieron a resguardo y contemplaron asombrados ese ser en sus evoluciones, pero al día siguiente, se dice que habían elaborado de común acuerdo, un informe de lo más prosaico, sin poner en él nada que les trajera problemas,... o que les expusiera a un obligado examen psiquiátrico,...