En noviembre de 1985 el país vivió una de las tragedias más graves de su historia. Armero, municipio ubicado en el departamento del Tolima, terminó enterrado luego de la erupción del volcán Nevado del Ruíz. Son varias las circunstancias que rondan este histórico hecho, sin embargo, la profanación del espacio y de los cuerpos que terminaron sepultados allí sigue generando denuncias por parte de los familiares de las víctimas. El alcalde local, Ricardo Ramírez, detalló que personas llegan hasta la zona para ejecutar ritos de brujería.
“No se cuenta con la cantidad de uniformados para poner una vigilancia necesaria en la zona. Es prácticamente imposible porque los controles que realizan las autoridades son durante el día y en las horas de la noche solo se realizan los retenes sobre la vía principal en la variante que va hacia Ambalema y el Líbano”, afirmó el mandatario, en un diálogo recopilado por Alerta Tolima, al hablar de lo que ocurre en el cementerio de Armero Guayabal, un espacio de, más o menos, cinco hectáreas.
“La única manera de que no se sigan profanando tumbas en el sector sería que retiraran los restos y fueran llevados a otros lugares. Esto es un caso bastante complicado en el sentido de que es demasiado extenso y no se puede poner vigilancia, es algo prácticamente imposible porque los hechos de vigilancia se hacen en el día y en la noche se hacen retenes pero en la vía y no dentro del campo”, añadió.
Este tipo de denuncias no son nuevas. Durante el año pasado, de hecho, en testimonios recopilados por Caracol Radio, José Antonio Rubio, guía de las ruinas de Armero y sobreviviente de la tragedia, destacó que incluso se habían puesto derechos de petición para afrontar la problemática, pero, que ninguna autoridad estaba al pendiente de hacer algo sobre ello.
“Se han llevado los restos, todos vienen y se los llevan. En todo momento la gente está mirando cómo hacen brujería (...) Viene gente en las noches o en las tardes, hacen rituales y se llevan lo último que queda de nuestro pueblo. Se llevan lo que no se llevó la avalancha del cementerio. Yo no puedo decir el nombre de las personas. Hace más o menos unos tres años vi unas personas que sí eran de por aquí”, señaló Rubio en su entrevista con la emisora ya citada.
“Cuando uno sale de ahí se los llevan. En Armero se movía mucho dinero y a raíz de eso han venido escarbando las tumbas para ver que pueden encontrar. Uno llama a la ley y no hay resultados. Se llevan los restos y buscan oro debido a que Armero era una ciudad tan prospera. Además, en esa época se usaba oro en la boca y anillos. Vienen a buscar eso y a hacer brujería”, comentó al hablar de las razones por las cuales este sería un lugar atractivo para quienes profanan el espacio en el que ocurrió la tragedia en la noche del 13 de noviembre de 1985.
El diario El Tiempo, en una de sus más recientes publicaciones, expuso los testimonios de algunas de los familiares de las víctimas. Germán Torres, uno de ellos, detalló que ya no le quedan ganas de visitar el espacio en el que sus allegados están sepultados, pues, según él, ya nada queda de ellos. “Ya no nos dan ganas de visitar a nuestros familiares en el cementerio, ¿a qué vamos si no hay nada de ellos? He ido, pero regreso a mi casa muy triste. No nos pueden robar son los recuerdos bonitos de ellos”, destacó en el relato que le entregó al periódico nacional.
De acuerdo con Alfenibal Tinoco, presidente de Federación para el Desarrollo de Armero, Fedearmero, la única tumba que no ha sido profanada es la de Omaira Sánchez, la niña cuya muerte quedó registrada ante los ojos de la prensa internacional. Según dijo al diario, esto se debe a que a la niña se le atribuyen milagros.
(FUENTE: infobae.com)
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