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lunes, 16 de mayo de 2022

La tétrica historia del hotel “más embrujado” de Estados Unidos: restos humanos y un misterioso curandero


En los último días, por medio de la nueva serie de Netflix, la historia del Hotel Cecil en Los Ángeles tuvo una gran repercusión mediática. Con su historia de asesinos en serie, muertes inexplicables y rumores de actividad paranormal, llamó la atención de un gran número de espectadores. Pero no es el único hotel embrujado.

Hay otro al que incluso denominaron como “el hotel más embrujado de Estados Unidos”. Se trata del Crescent en Eureka Springs, Arkansas. Si la historia del Hotel Cecil llamó poderosamente la atención, los sucesos de este pueden ser aún peores.

Para dimensionarlo, se encontraron más de 400 frascos de restos misteriosos que fueron descubiertos enterrados en sus alrededores. Y un famoso curandero lo utilizó como lugar de experimentación y afirmó que había hallado la cura para el cáncer. Incluso se pueden considerar los innumerables avistamientos de fantasmas que llevaron a dos médiums certificados a describir el hotel como un portal “al otro lado” o a una “dimensión que contiene a los espíritus de los muertos”.

El hotel Crescent está ubicado en la cordillera de Ozark y abrió sus puertas para turistas de buen pasar económico, aunque al poco tiempo de su inauguración los dueños no lograron mantener su inversión y de a poco se fue deteriorando. Esto hizo que se convirtiera en un centro educativo que funcionó por décadas, hasta que el edificio fue comprado por un rico personaje de la radio, llamado Norman G. Baker.

Baker, el curandero, aseguró que podía sanar varias enfermedades como el cáncer, utilizando la medicina no tradicional que supuestamente incluía la “Fórmula 5″. Esta era un brebaje de alcohol, ácido carbólico, glicerol, semillas de sandía molidas, seda de maíz y hojas de trébol. El nuevo dueño administraba inyecciones de este líquido en las partes donde el paciente tuviera cáncer. Y, como no podía ser de otra manera, no hizo nada para ayudarlos.

Desde la partida de Baker, cada turista que pasó por Crescent se llevó una nueva historia para contar. Además de estas apariciones que muchos creen que podrían ser sus pacientes, hubo muchos testigos que expresaron que se encontraron a un niño de cuatro años que estuvo muerto durante unos 100 años, a una mujer empujando una camilla y a otra tratando de encontrar la llave de su habitación.

La chica en la niebla

Sin embargo, una de las historias más famosas es la de “La chica de la niebla”. Según narraron, se la puede observar alrededor de las 22.3 a la luz de la luna lanzándose desde un balcón hacia el jardín. Su identidad sigue siendo un misterio, aunque muchos especulan que podría ser otra de las pacientes de Baker, o una de las estudiantes del pasado del edificio como universidad para mujeres.

Pero hasta ahora, no se mencionó el sector más espeluznante que pocos huéspedes se atrevieron a visitar: un vertedero detrás del edificio. Cuando Baker operó el hotel como su sórdido “spa de salud”, anunció a la prensa que poseía “muestras reales de cáncer” que estaban “conservadas en alcohol”.

En aquellas apariciones con la prensa, fue fotografiado frente a una pared de frascos que, según él, contenían los tumores amputados de los pacientes. Cuando los nuevos propietarios se hicieron cargo del hotel, comentaron que esos especímenes, que estuvieron durante años, fueron llevados a un vertedero de la década de 1960 y enterrados.

Muchos años después, ya en 2019, mientras realizaba trabajos de jardinería, la jardinera Susan Benson descubrió el vertedero de botellas. La policía y la agencia ambiental identificaron rápidamente que no se trataba de una escena del crimen. Arqueólogos citados detallaron que 20 de ellos contenían tejido, probablemente animal o humano, flotando en alcohol, y otras 100 botellas que se quedaron sin alcohol también podían contener el mismo material.

Estos científicos tomaron muestras y las enviaron a la Universidad de Arkansas para Ciencias Médicas y al laboratorio criminalista estatal para su análisis. Además estos frasco, los investigadores informaron que también hallaron herramientas quirúrgicas y otras muestras que podrían probar que Baker estaba llevando a cabo una cirugía sin licencia en pacientes en su “hospital”.

Desde 1990, el edificio volvió a ser un hotel en funcionamiento pero también se puede visitar el Crescent de 1886 y ver su museo, donde aún se aprecian algunos artefactos descubiertos a lo largo de su historia. Para quienes se atreven, es posible realizar un recorrido nocturno.

(FUENTE: lanacion.com.ar)

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