El amor se celebra este 14 de febrero en el que las parejas suelen dedicarse mensajes, canciones, se envían regalos, entre otras muestras de cariño. Sin embargo, este sentimiento no solo se enfoca en la raza humana, sino que científicos lo han estudiado en diversas especies en las que han encontrado que la oxitocina, la llamada “hormona del amor”, no tiene un papel esencial para “enamorarse”.
El más reciente estudio al respecto lo realizaron científicos de la Universidad de California y se publicó en la Revista Neuron , en donde los resultados arrojaron diversos comportamientos y aspectos en especies animales y sus parejas.
Los topillos de la pradera tienen solo una pareja durante su vida
La investigación se basó en el comportamiento de los topillos de la pradera (Microtus ochrogaster), unos pequeños roedores que llevan despertando la curiosidad de los científicos desde hace 40 años, debido a los comportamientos monógamos que presentan: mantienen una misma pareja durante toda su vida.
Los investigadores inhibieron la presencia de oxitocina de sus cerebros, sin embargo esto no impactó, pues los resultados revelaron que los vínculos con su pareja y con el resto de la comunidad no sufrían cambios.
Estos resultados pusieron en duda el papel de la “hormona del amor”, a la cual se le atribuye de ser la única responsable de la creación de vínculos sociales y sentimientos amorosos en las diferentes especies, entre ellos, la humana.
Los especialistas decidieron analizar el comportamiento de “enamoramiento” o el papel que juega la oxitocina en esta especie de roedores que se distribuyen por toda Norteamérica y que destacan por mantener un fuerte vínculo con su pareja y mantenerla de por vida. De hecho, la relación es tan fuerte, que si un individuo de la pareja fallece, el otro no adquiere nunca una nueva pareja.
También se caracterizan porque existe un cuidador biparental con sus crías, es decir, tanto el macho como la hembra se responsabilizan de igual manera del cuidado y protección. Los grupos familiares de hembra, macho y cría, son los que forman las comunidades de topillos en la naturaleza, sumándose a ellos ocasionalmente algunos familiares no activos reproductivamente.
Los especialistas toman como referencia estos comportamientos para extrapolar los resultados a otras especies, como la humana debido a las similitudes que existen.
Se inhibió la presencia de oxitocina
El estudio consistió en inhibir la presencia de oxitocina en el cerebro de los roedores con un fármaco, sin embargo, su comportamiento no tuvo variaciones: las parejas se mantenían unidas, el apego por familiares no se alteraba y la forma de actuar de los padres no sufría ningún tipo de cambio.
Es decir, el estudio confirmó que la inhibición de la oxitocina del cerebro no altera la conducta social de los individuos. El afecto, la paternidad o el amor son comportamientos que ocurren de igual forma en ausencia de la hormona.
Los científicos concluyeron que la oxitocina no es la única responsable de la creación de vínculos amorosos en las comunidades y que ello obedece a alo más complejo que aún no se determinan por completo.
(FUENTE: expansion.mx)
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