Durante
Al parecer algo similar sucedió en el Perú, en un pasado remoto: sin tomar en cuenta todos los mitos del Perú precolombino, que reseñan que los dioses de los antiguos peruanos provenían del cielo –y que ahí regresaron eventualmente-, un ojo atento puede encontrar otros rastros, del paso de visitantes del cosmos por nuestras tierras: existen dos danzas típicas del Perú que, si uno revisa atentamente los mitos y leyendas acerca de sus orígenes, descubrirá con asombro, que tal vez la historia no necesariamente como la conocemos,…
La danza de las Pallas de Corongo
Considerada como una de las danzas más bellas del ande peruano, esta danza cuenta con una leyenda oficial, y con una serie de mitos que sólo es conocida por muy pocos: en la versión oficial de los orígenes de esta danza, es de origen incaico; dice que Cápac Yupanqui, el conquistó a los Conchucos. La victoria no fue nada fácil, pues ofrecieron dura resistencia. Según la tradición, los caciques del lugar lograron salvar a su pueblo, enviando a sus más bellas hijas ante el vencedor, pidiendo paz sin venganza. El guerrero cuzqueño, impresionado por la belleza y el atuendo de estas embajadoras, accedió. Antiguamente esta danza se bailaba en todo el Perú antiguo, quedando ahora solo presente, en su último reducto de Corongo.
Sus orígenes como danza ritual son evidentes, pero si uno escarba un poco más, encontrará detalles sorprendentes: algunas leyendas muy antiguas, en la región Ancash, que refieren que el origen verdadero de las Pallas, es recordar la aparición -no se señala cuándo-, de unos “seres”, que aparecieron ante los antiguos pobladores peruanos quienes los describieron así: “hermosísimos, brillantes como el oro, que se desplazaban de una manera extraña,… como danzando solemnemente”. La mejor descripción la podemos lograr de la vestimenta de las Pallas de Corongo: una “corona”, que es un extraño armazón circular, cual casco, tapizado de flores, de plumas, con un espejo redondo en la parte posterior. Una “pechera” (pectoral) en forma de corazón, recamada de oro, plata y preciosos brillantes, esmeraldas, topacios (hoy las joyas son de fantasía); espejuelos rosetados por todo el resto de la vestimenta,… como si fuese necesario dar a entender la idea de “ser brillante”; y finalmente, el hecho de que las “remangadas” (mangas), de
La danza de tijeras
Muchas, muchísimas son las leyendas acerca de los danzantes de tijeras, los “danzak”; brujos poderosísimos, capaces de lo imposible, seres misteriosos, que en secreto se reúnen en las montañas sagradas –los Apus-, para, lejos de toda mirada, entrar en contacto con sus “dioses”, o como los conquistadores quisieron que se creyese: para “rendir culto y pactar con el diablo”.
La leyenda que corre aún en Ayacucho, Huancavelica y Apurímac, acerca del origen de los “Danzak” es la siguiente: “hace mucho, de la nada, apareció en medio de los campos un hombre: su cabeza brillaba como el sol, y mientras recorría los campos, hacía sonar dos pedazos de metal que llevaba en la mano: al oírlo, la gente dejaba de labrar la tierra, y lo siguieron todos, ese hombre los llevó a un cerro, y no se les volvió a ver jamás,…”
Al igual que con las Pallas de Corongo, la vestimenta de los “Danzak” está plagada de espejos,… solo que en este caso, la leyenda sí admite que representan el esplendor de estos seres; asimismo, si bien les decimos tijeras, éstas no lo son en realidad: son de dos placas independientes de metal de aproximadamente 25cm. de largo y que juntas tienen la forma de un par de tijeras de punta roma,… las cuales simbólicamente, pueden significar, a la vez herramientas,… o instrumentos de una función desconocida.
¿”Ángeles”, visitando el antiguo Perú, mucho antes de que los ángeles cristianos, hiciesen su aparición entre nosotros?, ¿seres brillantes, que se desplazaban bamboleantes en su andar, como los primeros astronautas en
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