Los responsos al revés tienen por objeto castigar a las personas que nos han hecho víctimas de un “Daño” ó injusticia, teniendo la rara virtud de poder de castigarle aún si no conociéramos la identidad del agresor. Este contrahechizo parece haberse originado en los inicios del cristianismo aunque es reprobado por la Iglesia. Sus efectos son devastadores: si la persona no nos deja en paz o deshace el embrujamiento, pone en riesgo su vida. Cuenta también con un terrible inconveniente, si lo usamos contra alguien que no nos ha hecho daño alguno ó lo realizamos provocados por el odio y la envidia, el resultado es que el mal enviado vuelve en contra de uno, ("efecto de rebote"), con sus mismos terribles efectos, por lo que si va a ser realizado, deberá tener principios morales muy definidos.
Elementos a necesitar:
-Una habitación vacía.
-Una mesa de madera dónde colocar los elementos.
-dos velas verdes, con sus respectivos soportes.
-una tela negra que servirá de mantel y,
-una copa con agua.
-un poco de agua bendita.
Pasos a seguir
1-El ritual se realizará un viernes por la noche (a cualquier hora tras ponerse el sol). La persona que realice este ritual se encerrará a solas en una habitación donde no haya más mueble que la mesa, sobre la cual estará colocado el mantel negro, y al centro de la mesa, la copa con agua al centro y las velas verdes encendidas, uno a cada lado de la copa.
2-Tras encender las velas, el oficiante pondrá ambas manos sobre la copa, sin tocarla, pero juntando los pulgares (ver gráfico); mientras recita los responsos mantendrá fija la mirada en la copa.
“Panem caelestem accipiat si nomen Domini invocabis. Amén”.
“Espíritu del Bien o del Mal, sea el que fuere quien ayudarme ha, ¡yo te invoco!”.
“Y quiero que te presentes aquí y ahora mismo”.
“Y quiero que te presentes invisible para mí y para los demás”.
“Y quiero que no hagas ruido de ninguna clase, ni muestres señal alguna visible ni invisible”.
“Y quiero que no turbes la paz de este lugar”.
“Y quiero que sea así. Amén”.
“Hombre o mujer!. Lobo, serpiente. ¡Joven o viejo!. Murciélago, búho. Eres criatura para mí desconocida, mas no lo eres del Viento, ni del Agua, ni del Fuego, ni de la Tierra. Estás perdida para siempre, criatura sin dientes, sin cabellos, sin vista, si no me dejas en paz ipso facto. Los espíritus malignos, los remordimientos de han apoderado de ti. Moran en tu corazón, habitan en tus entrañas. ¡Ay de ti, criatura desgraciada, si no me devuelves la paz que me pertenece!, ¡Ay de ti, de ti, si mi voluntad y mi fe, ángeles de fuego, invocan a los cuatro Espíritus elementales, que escuchándome están!. ¡Ay de ti, si sobre tu cabeza las alas se extienden de Satán!. ¿Dudas todavía? ¿Vacilas? Pues caiga sobre ti la fuente de mi odio. ¡Ea, ea, ea! ¡Sea, sea, sea! ¡Y será! ¡Y será! ¡Y será! Ahora, mañana, una eternidad, Eloím, Adonai, Jehovam. La cólera celeste se empieza a manifestar. Los cuatro elementos mezclándose van. Y este responso muy pronto obrará, y nadie, nadie lo sabrá. Por los siglos de los siglos enterrado quedará. Eloím, Adonai, Jehovam. Pede Paena claudo. Amén. Amén. Amén”.
3-Una vez finalizado el responso, se recomienda cerrar los ojos y rezar la siguiente oración atribuida a San Cipriano:
“Como siervo de Dios y criatura suya, desligo del espíritu maligno cuanto éste tiene ligado. En el nombre del Divino Creador al que amo desde que lo conozco con todo mi corazón, lama y sentidos, y a quien prometo adorar eternamente y agradecer también los beneficios que cual padre amoroso me concede sin tasa ni medida, yo te ordeno, espíritu del mal, que te separes en el acto de este cuerpo mío que estás atormentando y le dejes libre de tu presencia, para que pueda recibir dignamente las aspersiones del agua exorcizada que lluvia divina me echo diciendo: En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo (échese sobre la cabeza el agua bendita), que viven y reinan eternamente: por las virtudes que poseen los espíritus superiores, Adonay, Elohim y Jehovam, cuya presencia y fortaleza invoco en este acto. Amén”.
4-Como acto final, retírese de la habitación. Al día siguiente, recoja todo y tome la copa y bote el agua a la calle; entierre la copa en un lugar sólo conocido por usted.
CONSEJO: No abuse de este ritual.
-Reynaldo Silva Salas, de: "Contrahechizos y defensa contra maldiciones" (2008)
Disponible en:
este responso puedo usarlo para hacer devolver una cosa robada?
ResponderEliminarEfectivamente, también es una opción valedera utilizar este ritual para ese propósito.
ResponderEliminarGracias esta muy explicito
ResponderEliminarMuy buen ritual
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