Científicos han mostrado por primera vez que el miedo se puede transmitir de padre a hijos por medio del esperma, según un estudio que descubre una nueva especie de herencia genética.
Experimentos en ratones han demostrado que se les puede adiestrar para asociar un olor en particular con un recuerdo causante de miedo, y que este miedo puede transferirse a generaciones subsecuentes vía cambios químicos en las células de esperma del padre.
Los hallazgos hacen surgir preguntas respecto de si ocurre un tipo similar de herencia entre humanos, por ejemplo si hombres expuestos al trauma de una zona de guerra pueden transmitir esa experiencia de temor a sus hijos y nietos.
Los investigadores enfatizaron que su estudio fue realizado con ratones de laboratorio y que aún hay muchas preguntas sin respuesta, pero no descartan que algo similar sea posible en las personas.
“Creo que existe cada vez más evidencia, proveniente de varios estudios, de que lo que heredamos de nuestros padres es muy completo y que los gametos –esperma y óvulos– son un posible mecanismo para conservar tanta información como sea posible de una generación anterior”, señaló Kerry Ressler, profesor de siquiatría de la Escuela Emory de Medicina en Atlanta, Georgia.
"La mayor interpretación de esta investigación, si se sostiene en otros mamíferos, es que es posible que ciertos rasgos, como la experiencia de miedo de un padre, se pueden transmitir a generaciones subsecuentes".
Los hallazgos también brindan cierto apoyo a una teoría desacreditada, conocida como "herencia de características adquiridas", promulgada por Jean-Baptiste Lamarck a finales del siglo XVIII.
Lamarck postulaba que los organismos transferían a sus descendientes características físicas desarrolladas durante su vida, como el largo cuello de las jirafas, que se extendió para alcanzar las hojas más altas de los árboles.
La idea fue suplantada por la teoría de la selección natural de Charles Darwin, reforzada por el descubrimiento de los genes y de la herencia mendeliana. Sin embargo, el estudio más reciente muestra que de hecho puede existir cierto lamarquismo como resultado de influencias ambientales que afectan directamente los cambios epigenéticos en el ADN de un organismo.
El estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience, consistió en adiestrar a unos ratones machos para que asociaran el olor de la acetofenona química, que huele a cerezos en flor, con un leve choque eléctrico. Estos ratones pronto mostraron miedo siempre que eran expuestos a acetofenona.
Experimentos de apareamiento
Experimentos de apareamiento mostraron que este miedo se pudo transmitir a dos generaciones, los hijos y nietos del primer ratón macho. Esta herencia debió transmitirse en el esperma, pues no se permitió a los machos originales entrar en contacto con sus descendientes.
Experimentos posteriores, entre ellos la fertilización de óvulos de ratón por medio de técnicas in vitro, confirmaron que este rasgo de temor, que produjo cambios específicos en el cerebro de los ratones, referentes al sentido del olfato, se transmitió en el esperma en forma de cambios "epigenéticos" en las proteínas que rodean el ADN de las células de esperma.
El estudio concluyó que una "experiencia ancestral antes de la concepción" puede ser una influencia hasta ahora poco apreciada en la conducta de los adultos, en particular cuando involucran condiciones sicológicas, tales como estrés postraumático, fobias y ansiedades.
(FUENTE: impactoevangilistico.net)
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