El cubano Pedro Vargas, quien asesinó a 6 vecinos en el barrio de Hialeah el pasado viernes 26 de julio, había llamado al 911 porque se creía víctima de brujería.
Durante la llamada, su madre cogió el teléfono y explicó que su hijo "estaba nervioso". Según la policía, la madre de Vargas pidió a la operadora que no mandaran a los agentes a su apartamento porque ya había puesto en la comida de su hijo dos pastillas ansiolíticas.
Horas después, Vargas se apareció en la oficina del abogado Angel Castillo Jr, a cuyos empleados había amenazado e insultado por internet, pero Castillo no se encontraba esa tarde en su despacho.
"Creemos que si el abogado hubiera estado en su oficina, Vargas posiblemente lo hubiera matado", ha afirmado Sergio Velázquez, jefe del Departamento de Policía de Hialeah, en declaraciones a 'El Nuevo Herald', y el hecho de no haberlo encontrarlo podría haber sido "el motivó de tanta violencia" en la masacre posterior, según el funcionario.
(FUENTE: europapress.es)
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