La escena se repite en el Tíbet: el cuerpo de un monje arde en llamas en silencio, diluido entre los gritos de quienes ven la escena. En los últimos tres días tres monjes se han prendido fuego, dos de ellos murieron.
El último se llamaba Nyage Sonamdrugyu, tenía 40 años, y era un líder espiritual de la provincia de Qinghai.
Activistas tibetanos señalan que al menos 15 personas se han inmolado en el último año exigiendo el fin de los controles chinos. Más allá de las reivindicaciones de la independencia tibetana de China, analistas y medios internacionales se preguntan sobre las razones del aumento de monjes inmolados.
El gobierno tibetano en el exilio, con sede en India, señaló en un comunicado que los monjes inmolados protestan contra la falta de libertad religiosa en el Tíbet.
El Dalai Lama, líder espiritual de los tibetanos, condena las inmolaciones (el Budismo rechaza el suicidio) pero, subraya, que "las personas están siendo llevadas a la desesperación por el genocidio cultural del gobierno chino".
Seguridad social para monjes
Pekín, por su parte, rechaza y acusa al líder tibetano de fomentar que los monjes se prendan fuego. Las autoridades chinas afirman que sus políticas e inversiones en la zona han traído un mejor nivel de vida para muchos tibetanos.
En ese sentido, el gobierno chino ha llegado a prometer un plan de prestaciones sociales para los monjes budistas que tradicionalmente han tenido que depender de sus familias o de donaciones.
Para Temtsel Hao del servicio informativo chino de la BBC, la situación en el Tíbet no tiene que ver con las millonarias inversiones chinas en la zona ni con el bienestar personal.
"Se trata de cuestiones más amplias como la identidad y los derechos humanos", subraya Hao.
China asegura que el Tíbet es desde hace siglos parte inseparable de su territorio, mientras que los tibetanos argumentan que la región fue durante mucho tiempo virtualmente independientemente hasta que fue ocupada por las tropas comunistas, en 1951.
El suicidio como estrategia
"China considera las protestas como una estrategia para atacar su gobierno. Califica las inmolaciones en el Tíbet de terrorismo disfrazado fomentado por las fuerzas independentistas en el extranjero", comentó a la BBC Robert Barnett, director del programa de Estudios Tibetanos de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Pekín pone como ejemplo el hecho de que los monjes se autoinmolen cuando las enseñanzas del Budismo rechazan el suicidio.
Woeser, un conocido bloguero tibetano, matiza la postura religiosa recordando el caso de Thich Quang Duc, el monje vietnamita que se inmoló hace casi medio siglo como protesta al régimen de Vietnam del Sur.
"Los monjes tibetanos que se han inmolado se sacrificaron de la misma forma que Quang Duc. Se trata de protestas contra tiranos y regímenes que atropellan los derechos humanos", señaló a la BBC.
Inversiones económicas vs identidad
Barnett ve que detrás de la posición del gobierno también hay un fracaso de las políticas e inversiones en el Tíbet.
"Durante 30 años China ha derramado dinero en zonas con minorías para fortalecer sus economías según la teoría, común en Occidente, de que la modernización reduce la fe religiosa y la identidad local. En el caso del Tíbet, ha ocurrido lo contrario", detalla el experto.
En los monasterios del Tíbet oriental, donde han ocurrido las recientes inmolaciones, Pekín ha incrementado el gasto público en seguridad 4,5 veces más que en otras zonas.
"Las tropas chinas han impuesto bloqueos y cortes de alimentos a varios monasterios donde han ocurrido las inmolaciones. Y en abril del año pasado 300 monjes de un monasterio fueron detenidos para ser llevados a un proceso de reeducación. Hasta el momento no se sabe nada de ellos", señala Barnett.
(FUENTE: bbc.co.uk)
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