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lunes, 9 de enero de 2012

El fin del mundo y los mayas: ¿la mentira más grande de la Historia?



Es la mentira más grande del mundo que se haya inventado”. Quien pronuncia esta tajante afirmación es Antonio Vázquez, el “Brujo Mayor” de México. Se refiere nada menos que al gran acontecimiento que muchos esperan con gran expectación para el próximo 21 de diciembre en que, según una supuesta profecía maya, el mundo habrá llegado a su fin ese día y solo nos quedaría arreglar nuestros asuntos y prepararnos para esa fecha. Una profecía, por cierto, que ha originado decenas de libros, historias, novelas y hasta una película que ha enriquecido a muchos a costa de demasiados incautos. 

Por supuesto que un atento lector reparará en que Vázquez, quien cada año anuncia sus predicciones para los próximos 365 días y que en contadas ocasiones (demasiado pocas) ha atinado, no es la persona más indicada para paliar el miedo. Pero existen voces más autorizadas que también han negado que tan publicitado apocalipsis ocurra. Y entonces, ¿de dónde viene tanto barullo? 

En el principio, un libro
Como una bola de nieve cuesta abajo, el error se originó en la década del 70 de la mano de un escritor, Frank Waters, y desde entonces ha seguido rodando y no ha parado de crecer hasta nuestros días. En su libro “México místico” (1975), Waters (que llegó a recibir una subvención de la Fundación Rockefeller para sus ‘investigaciones’) mezcló sus propias teorías sobre el pasado de México y el de Mesoamérica con otras provenientes de la astrología, profecías milenarias y el continente perdido de la Atlántida. Su libro logró tanto éxito que de inmediato tuvo continuadores, imitadores y hasta rectificadores. Pero ninguno cuestionó la existencia de la profecía misma. 

Tal es la confusión y el temor que este anunciado cataclismo ha generado (alimentado, por cierto, recientemente por un pastor evangélico que también anunció el fin del mundo para octubre pasado) que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, uno de los centros de investigación social más prestigiosos del mundo, creyó necesario aclarar las cosas. En un ciclo de conferencias organizado a principios de diciembre pasado, y en el que participaron sus más reconocidos investigadores (astrofísicos, historiadores y epigrafistas) se ha puesto los puntos sobre las íes: no hay en torno a la supuesta profecía (¡ni siquiera hay una profecía!) una mala interpretación, sino un deliberado interés de parte de ciertos ‘profetas’ modernos en crear alboroto al anunciar una hecatombe. Así de simple. 

El historiador y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Erik Velásquez, toda una autoridad en la cultura maya, ha explicado que lo de Waters es una “mezcolanza de creencias”. “En su libro asegura que los glifos del monumento 6 de Tortuguero, en Tabasco, anuncian el supuesto fin de un Quinto Sol (que es un concepto mexica, no maya) y la llegada de una nueva humanidad o Sexto Sol”, precisa. O sea, el final de una era y el comienzo de otra. Una ‘nueva era’ que, según Velásquez, ha rendido pingües ganancias a quienes se han dedicado a escribir sobre ella. 

Quienes también han dicho lo suyo han sido los epigrafistas. Según estos especialistas, los mayas crearon un calendario con base en un período de 400 años, denominados ‘baktunes’; cada era está compuesta de 13 ciclos de 400 años que sumaban 5.125 años y, según su cuenta, la era actual concluía en diciembre del 2012. 

Una recreación
Lo que enseña la historia y la arqueología es que desde que se tiene memoria, señala la historiadora Laura Caso Barrera, distintas culturas y pueblos han tomado otras creencias y profecías y las han interpretado según su propia visión. Es lo que sucedió en el siglo XVIII con los descendientes de los mayas quienes, después de la conquista, se dedicaron a escribir estos libros en los que relatan la historia de su civilización. Ahí se encuentra la única profecía sobre el fin del mundo que se conoce de esta cultura y que no es sino una recreación de otra del siglo III a.C., que a su vez retoma otra de origen babilónico, precisa la investigadora mexicana. 

El astrofísico Jesús Galindo, también de la UNAM, aclaró que aunque los mayas fueron grandes astrónomos, nadie, ni los mayas ni nosotros con toda nuestra tecnología y ciencia moderna, podríamos predecir el fin del mundo. Pero si, por alguna razón, arqueólogos, historiadores y científicos, además de este cronista, se equivocaran, pues solo queda excusarse y decir que nadie es perfecto (a excepción de los mayas, claro está). Aunque no haya nadie a quién decírselo. 

(FUENTE: elcomercio.pe)

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