Un equipo de arqueólogos descubrió dos sepulturas de tiempos faraónicos que se mantuvieron intactas durante más de cuatro mil años en la necrópolis de Saqqara, en El Cairo.
Las tumbas, que se encontraban una al lado de la otra, fueron realizadas durante la sexta dinastía (alrededor de 2318-2168 a.C.) para un funcionario de alto rango y su hijo.
Entre los añadidos de la tumba, que se colocaron al costado de los féretros, hay un obelisco de 30 centímetros de altura y una escultura de piedra caliza en forma de pato, que por dentro es hueca y está rellena con huesos de ese animal.
El secretario general del Consejo Superior de Antigüedades del gobierno egipcio, Zahi Hawass, explicó que las sepulturas probablemente no fueron encontradas antes por ladrones porque se encontraban a un profundidad de 20 metros bajo el arena del desierto.
Hawass y su equipo se encontraron en la entrada de la sepultura con unas puertas falsas pintadas con colores en un extraordinario estado de conservación.
De los féretros de madera, en cambio, no quedó casi nada, de acuerdo a los datos de los investigadores. En la puerta se puede ver al funcionario sentado frente una mesa de sacrificios. Además se mencionan sus títulos y honores. El padre era un escriba de alto rango en la corte y "vigilante de expediciones". Su hijo también es descrito como escriba de alto rango así como responsable para las bellas artes.
Las puertas falsas, que en el antiguo Egipto se incorporaban a las tumbas de reyes y altos funcionarios, no se podían abrir y eran colocadas sobre una pared de la sepultura. A través de esta puerta el alma del fallecido debía emprender su camino al más allá.
Las tumbas fueron encontradas al oeste de la pirámide del faraón Djoser, que constituye el centro de la necrópolis de Saqqara, donde fueron sepultados reyes, reinas y funcionarios de diferentes dinastías.
(FUENTE:jornada.unam.mx)
No hay comentarios:
Publicar un comentario