lunes, 29 de marzo de 2010

Zugarramurdi y Logroño, ciudades hermanadas


Emotiva visita de una comitiva de Logroño a Zugarramurdi para conocer la verdadera historia de los vecinos acusados de brujería. Ambas localidades cierran heridas 400 años después del Auto de Fe inquisitorial.

El abrazo que ayer se dieron los alcaldes de Zugarramurdi, Jesús Agerre, y de Logroño, Tomás Santos, es el símbolo del «reencuentro en paz y democracia», como rezan las dos placas, una en euskera y otra en castellano, que se han instalado en la fachada del Museo de las Brujas, 400 años después de aquel Auto de Fe que llevó a la hoguera a once vecinos de la localidad.

Cuando Santos terminó su intervención citando a María de Arburu (de 70 años), Graciana Xarra (76), María Baztán de Borda (68), María de Echatute (54), Domingo de Xubildegui (50), Petri de Juangorena (36), María de Zozaya (80), María de Echalecu (40), Estevanía de Petrisancena (37), Juanes de Echegui (68) y Juanes de Odia (60), «como un acto de justicia histórica, como tributo de homenaje a su memoria y para restituirles de algún modo, ya que no la vida, sí la dignidad que a ellos y a sus familias les fue arrebatada», muchos no pudieron contener las lágrimas. Porque el acto de ayer fue un acto para el recuerdo, para no olvidar lo que sucedió y para que no vuelva a repetirse.

Así lo afirmaron Santos, Agerre y la autora del libro 'Las Brujas de Zugarramurdi', Koro Irazoki. En el proceso inquisitorial fueron juzgadas por brujería 53 personas. «Se les acusó de imaginarios delitos, se les obligó a mentir, a autoacusarse y a delatar a sus convecinos; se les conminó a un arrepentimiento ilusorio, se les paseó de manera pública y vergonzante; se les confiscaron sus bienes y les impusieron penas de cárcel y destierro....; y, lo más terrible y paradójico, a los que heroicamente se mantuvieron proclamando su inocencia, se les condenó a ser quemados en la hoguera, pena de la que no escaparon siquiera los que ha habían muerto sin confesar». El proceso que en 1610 se llevó a cabo en Logroño, fue uno de los últimos que la Inquisición española celebró contra la brujería, adelantándose en más de un siglo a las prácticas inquisitoriales europeas, que continuaron.

Agerre y Santos firmaron ayer un acuerdo de colaboración para el lanzamiento de la XXIII edición del concurso de narrativa de Logroño 'De Buena Fuente'. Y lo hicieron sobre la mesa del inquisidor.

Después, se descubrieron las placas en la fachada del Museo de las Brujas y Agerre entregó una txapela a Santos, con los nombres de ambos municipios y las fechas 1610-2010. Justo después, se llevó a cabo una visita teatralizada a la Cueva de las Brujas, bajo el título 'Ilargi betea, Sorginen Larrea'.

En la visita dos actrices representaron los papeles de una sabia bruja y su joven nieta que se inicia en el rito. El recorrido hasta la cueva estuvo lleno de conjuros, historias sobre personajes mitológicos, el sonido de la txalaparta, la degustación de una bebida mágica o la explicación sobre el poder curativo de algunas plantas. Una amplia comitiva de vecinos de Zugarramurdi y los llegados desde Logroño siguieron a las dos brujas en sus explicaciones, para terminar realizando un pequeño akelarre, con el fuego y el macho cabrío.

La jornada finalizó con la música de la Banda Municipal de Logroño, que interpretó fragmentos de la zarzuela de Ruperto Chapí 'Las Brujas', en el marco incomparable de la cueva, donde los sones retumbaron sorprendiendo a los presentes.

(FUENTE: diariovasco.com)

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