martes, 3 de marzo de 2009

Los fantamas del Yerupajá



El Yerupajá es el segundo nevado más alto del Perú y uno de los más difíciles de ascender. Yerupajá, que en quechua significa "blanco amanecer" (Yuraq, blanco; Pajaj amanecer) ha sido por mucho tiempo una montaña sagrada para la etnia de los Yarowilca (la montaña era el Pakarina o Apu de este pueblo andino, nombres que en quechua denotan el lugar donde habitaban los dioses); respetada también por los andinistas -los cuales le han apodado "El Carnicero"-, cuenta también con una oscura y terrorífica historia, que ocasiona que los que tratan de ascenderla o simplemente pasar cerca del nevado, le vean con temor y respeto.


Enclavada prácticamente entre las regiones Ancash, Huánuco y Lima, sus proximidades son paso obligado para los vuelos aéreos comerciales que van y vienen de la sierra central, a la amazonia o a la capital del Perú. Precisamente este nevado se tiñó de sangre en noviembre de 1954, cuando un bimotor de TAM (Transportes Aéreos Militares, empresa de la época), que viajaba de la amazonia rumbo a Lima se estrelló contra el Yerupajá, muriendo instantáneamente todos sus ocupantes.


Inmediatamente las autoridades y pobladores del lugar se dierno en la tarea de rescatar a las víctimas, pero la extrema dificultad para ascender al nevado, hizo que todos los esfuerzos fuesen infructuosos, por un lapso de varias semanas. Precisamente, se creó exprofeso el primer cuerpo de Policías Andinistas, comandado por el Señor Capitán Segundo Villanueva Basauri (hecho que motivó, en el comando Institucional de aquel entonces, la creación de lo que ahora es la Unidad de Salvamento de Alta Montaña- USAM)


Finalmente se pudo rescatar a gran parte de las víctimas y sus restos fueron entregados a sus dolidos deudos,... pero el nevado no "devolvió" a buena parte de los cadáveres y nunca se llegó a recuperar la mayor parte del fuselaje de la nave siniestrada, la cual se dice que aún está enterrada en los glaciales del Yerupajá; es por eso que un grupo de familiares no pudieron enterrar a sus muertos,... y pasados algunos años, la historia del accidente de TAM tuvo un giro dramático y escalofriante:


Un campesino del lugar, que vivía en un poblado muy alejado, sin acceso a radio ni prensa escrita, se vió atrapado con sus llamas, en medio de una ventisca en el Yerupajá; imposibilitado de retornar a su comunidad. No teniendo más que buscar refugio, comenzó a en medio de la ventisca de nieve, a buscar una cueva o un abrigo rocoso. De pronto, en medio de la oscuridad, atisbó unas luces en medio de la noche. Al aproximarse, vio algo que le dejó perplejo: era una especie de "cabaña" o tienda, en medio de la nieve, pegada a la montaña, e iluminada por dentro.


Tras llamar a grandes voces, pidiendo permiso para ingresar, entró en la -para él-, extraña vivienda. Adentro habían personas. En la simple mentalidad del camunero, ellos eran "gringos" de esos que gustaban escalar montañas; era un grupo más o menos numeroso, vestidos muy ligeramente para el frío de la puna, y se hallaban sentados en unas sillas que el campesino jamás había visto. Tras pedirles permiso para quedarse a pasar con ellos la tormenta, se sentó junto a la "puerta" de esa extraña tienda, para vigilar a sus llamas; le pareció lo mejor, ya que el campesino no recibió respuesta de esas gentes: no hablaban, solo le miraban.


"¡Estos gringos locos!" -, pensó el campesino-, "¡a quién se le ocurre cargar tantas cosas hasta acá arriba!,..." Como la noche iba a ser muy larga, el indio comenzó a conversar con los desconocidos: nada. No respondían a ninguna de sus perguntas. Al ofrecerles un poco de charqui y de coca de sus alforjas, obtuvo la misma respuesta: esas gentes solo le veían con los ojos muy grandes, como mostrando una infinita pena. El campesino supuso que estarían agotados por el ascenso a la montaña, así que se dispuso a dormir un rato.


Ya casi al amanecer, el campesino vió que la tormenta finalmente amainó y se apresuró a retomar su camino. Tras agradecer el cobijo, siguió su camino rumbo a su comunidad campesina. Ahí relató lo sucedido en la montaña. La noticia corrió como reguero de pólvora: ¡nadie podía creer que pudiesen haber habido sobrevivientes tras tantos años!; al pobre indio se le tildó de loco, de querer lucrar con los deudos,... se ofrecieron recompensas y se preparó una nueva expedición, pero fué inútil: el pobre campesino no podía ubicar un lugar al que llegó de casualidad, en medio de una tormenta.


Las víctimas del accidente de TAM no son las únicas que ha cobrado el Yerupajá: son muchos los andinistas que han dejado la vida en sus nieves; por eso, algunos pobladores de la zona creen no solamente en los fantasmas del Yerupajá, sino en que la montaña "ha probado sangre", y que lo seguirá haciendo.


A unos 800 metros arriba del poblado de Chiquián, se halla la que es conocida como la "Cruz de Chiquián"; fue construida en honor a los que fallecieron en el accidente del avión TAM, que se estrelló en los picachos en noviembre de 1954. La cruz también fue construida para contrarrestar el temor del imaginario popular de los lugareños, que suponen que esta montaña de la cordillera "atrae a los aviones hacia sus entrañas".

4 comentarios:

  1. de lo que estoy informado no se rescato ningun cuerpo de las victimas del accidente

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  2. En efecto no se recobro ningun cuerpo de los fallecidos en el accidente. Al avión se le vio incrustado en la parte alta de la pared de hielo hasta que a los años comenzaron a caer algunas piezas del avión que se recuperaron. El avión era un C 47 militar, similar al Douglas CDC 3 de uso civil al que se le habían colocado asientos. El vuelo en esa época era arriesgado porque solo había un radiofaro en Huarón. Posiblemente se halló en medio de una tormenta sin visibilidad, frecuente a esa altura.

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  3. estos hermosos relatos reales es importante difundirlas para que nuestra juventud conozca tantos acontecimientos que quedan en el olvido nuestras sinceras felicitaciones a la persona que ha tratado de acercarnos a este accidente aereo acaecido alla por los años 54 en la CORDILLERA DE JERUPAJA ANCASH

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  4. buena historia real, lo tenia en la retina del ojo de ese accidente, que por fin tengo la certeza que fue real con fecha y año, saludos

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