miércoles, 19 de noviembre de 2008

Casas embrujadas de Chile: la Municipalidad de Calama


Algunos funcionarios aseguran no creer en los sucesos paranormales, otros dicen haber escuchado pisadas y ruidos cuyo origen es desconocido, mientras que varios están convencidos de que algo extraño ocurre en la Municipalidad de Calama, lo que los deja con los pelos de punta.

Fantasmas, animitas y espíritus son algunas de las definiciones que utilizan los trabajadores de la casa consistorial para explicar las situaciones vividas en las dependencias edilicias.

En este sentido, las versiones sobre fenómenos extraños son ratificadas por la mayoría de quienes desarrollan labores en la Municipalidad, ya que desde los encargados del aseo y mantención hasta el alcalde, Arturo Molina, reconocen haber sido testigos de extrañas apariciones o de sonidos que no tienen explicación. “Esto es efectivo. Generalmente yo me quedo hasta tarde en la Municipalidad y cuando uno está solo se sienten ruidos, como si alguien caminara. Al principio iba a ver quien andaba, pero no encontraba a nadie. De esta forma opté por pensar que son amigos que nos cuidan”, dijo el edil.

Si bien el alcalde de la comuna no ha visto fantasmas deambulando por las dependencias de la casa consistorial, si ha escuchado escalofriantes testimonios de funcionarios, quienes aseguran haber visto a alguien que posteriormente se desvaneció.

Las historias al respecto, podrían provocar ciertos temores incluso en los calameños más “gallos”, ya que los testigos de estos sucesos cuentan sus experiencias con especial atención en los detalles.

En este sentido, uno de los guardias de la Municipalidad, que prefirió reservar su identidad, describió cuáles son los acontecimientos que se presentan con mayor periodicidad. “A veces se ven cosas, pero no dan miedo. Por ejemplo, cuando estamos de nocheros, salimos a fumarnos un cigarrillo, miramos a las ventanas y en ocasiones se asoma una cabeza y cuando vamos revisar no encontramos nada”, explicó.

Según el vigilante, las situaciones extrañas no sólo se aprecian en el interior de la casa consistorial, ya que las apariciones también se detectan en el patio del municipio. “Ha pasado que cuando está de noche, se ven siluetas dentro de los vehículos que están estacionados dentro de la Municipalidad, y al igual que el interior, nos damos cuenta de que no hay nada”, dijo.

De la misma forma, y con una mirada inquieta, este funcionario explicó que no sólo sus colegas y otros trabajadores del recinto han captado presencias extrañas. “Uno se da cuenta que esto de verdad está pasando. Sólo como ejemplo, en ocasiones los perros que andan por acá se ponen a ladrar sin que exista motivo. Al parecer, ellos son más susceptibles a este tipo de hechos”, afirmó.

Si bien los testimonios referidos a las apariciones de supuestos fantasmas varían en algunos aspectos, existe un hilo conductor en los relatos.

En este plano, quienes aseguran haber visto seres ectoplasmáticos del más allá, describen una figura que viste ropa relativamente oscura.

De la misma forma, Claudia Sepúlveda, auxiliar de aseo del municipio es aún más precisa al recordar un incidente que la dejó más asustada que un gordito en una cena de caníbales. “Yo soy de las que llega más temprano, y un día vi un guardia parado al final del pasillo y le pedí por favor que prendiera la luz, sin embargo, no respondió ni hizo nada. En vistas de que no me tomaba en cuenta decidí ir a encender las luces yo misma y de paso le dije que tenía mala voluntad. Lo raro fue que cuando busqué una respuesta él, ya no estaba y por más que lo busqué no vi a nadie”, dijo.

Reconoce que cuando es testigo de las apariciones no lo pasa bien, y muy por el contrario el temor se apodera de ella. Tal es el miedo que describe sentir esta funcionaria, que incluso modificó algunos hábitos para evitar verse sorprendida por estas situaciones. “Como constantemente pasan cosas, a veces me da un miedo espantoso cuando tengo que cruzar el pasillo. A consecuencia de esto, ya no llego tan temprano a la Municipalidad porque ya se me han aparecido figuras humanas en dos oportunidades”, sostuvo.

Pese a que existen empleados del municipio que no creen en estos supuestos sucesos paranormales, la gran mayoría concuerda en que las dependencias habitualmente son el escenario de hechos que no encuentran explicaciones en el terreno de la lógica.De esta manera, mientras Sepúlveda daba a conocer sus experiencias, otros funcionarios de la casa consistorial seguían atentamente los detalles de la historia y además reafirmaban algunos puntos del relato, comparándolo con experiencias similares.

Al momento de buscar hipótesis en torno a las misteriosas apariciones, algunos empleados aventuran que la antigüedad del edificio municipal, que tiene más de cien años, podría ser una verdadera incubadora de vivencias y emociones.

En el mismo sentido, los más pragmáticos sostienen que las características de la construcción son propicias para que se escuche el crujir de tablas o de algunas murallas, descartando presencias extrañas.Igualmente, uno de los testimonios que se repite con mayor insistencia, corresponde a uno de los episodios más dramáticos que ha ocurrido en la Municipalidad de Calama. “Hay muchos rumores en torno a este tema. Algunos lo relacionan con un guardia nuestro que se quitó la vida, mientras que otros estiman que el edificio es muy antiguo. Lo cierto es que yo he sentido que caminan incluso hasta mi oficina y después no hay nadie. Debo reconocer que en los primeros tiempos me daba un cosquilleo, pero uno se acostumbra”, explicó el alcalde Molina.

Lo anterior responde al suicidio de Osvaldo Zepeda, guardia de la casa consistorial que se quitó la vida en 1995 en la sala de espera del recinto edilicio.

En este plano, y pese a que algunos trabajadores que aseguran haber visto una figura similar a la de Zepeda dijeron haber sentido miedo al momento de vivir el hecho, existe un profundo aprecio por el vigilante fallecido, a quien recuerdan como un gran trabajador y una mejor persona.

De esta manera, el temor descrito por algunos testigos sólo es atribuido a la impresión, debido a que los trabajadores aseguran que la posible presencia del vigilante no intimida ya que, muy por el contrario, es considerado como un espíritu protector o “buena onda”, porque no buscaría provocar miedo en sus ex compañeros, sólo demostrarles que la barrera de la muerte no los alejó de ellos.

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