jueves, 9 de enero de 2020

Espectrofobia o miedo a los fantasmas: ¿te aterran los espíritus?


¿Alguna vez has visto un fantasma o has sentido la presencia de espíritus a tu alrededor? Puede que el mundo sobrenatural te sea ajeno y no sientas ningún temor, pero lo cierto es que este tipo de sucesos paranormales inspiran miedo y hasta terror. Es el caso de la espectrofobia o el miedo a los fantasmas, un trastorno que puede convertir tu vida en una película de terror y que, como todas las fobias, reduce tu calidad de vida. Y también como todas las fobias, la espectrofobia se puede superar. Con ayuda de nuestro diccionario de fobias te contamos cuáles son sus causas, sus síntomas y su tratamiento.

Qué es la espectrofobia

La espectrofobia es el miedo a los fantasmas, a los espíritus o a los espectros. En general, a todos esos seres que pueden aparecer en contextos paranormales. Y la verdad es que no vamos a entrar a valorar la existencia de los fantasmas porque el miedo hacia ellos sí que existe así como su correspondiente fobia.

Un miedo se convierte en fobia cuando es irracional, genera un alto grado de ansiedad y condiciona la vida de la persona que la sufre. Se podría decir que no es habitual encontrarse con un fantasma y que no es como si tuvieras fobia a los perros, que están en cualquier parte. Pero es que un fantasma, un espíritu o un espectro también pueden estar en cualquier lado.

Las personas que sufren espectrofobia tienden a evitar lugares como cementerios o fechas señaladas como Halloween. Pero la oscuridad de la noche también es propicia para la aparición de estos seres sobrenaturales. El viento golpeando la ventana, un crujido en los escalones de casa, una corriente que cierra una puerta de golpe... Son situaciones que pueden provocar auténtico terror.

El problema de la espectrofobia
Podemos intuir un problema añadido que no ocurre con otras fobias. Cuando tienes miedo a volar, se trata de una situación concreta; cuando tienes miedo a un animal, se trata de algo que puedes ver; incluso cuando tienes miedo a sensaciones como la soledad o el enamoramiento, son estímulos que puedes identificar fácilmente. Pero no ocurre lo mismo con los fantasmas.


A un fantasma, a un espectro, a un espíritu, no siempre lo ves. Puedes notar su presencia por una sugestión y esto puede ocurrir en cualquier momento. Sin embargo, no es algo que puedas afirmar con rotundidad que lo has visto. Esto complica tanto la identificación del trastorno fóbico como su tratamiento. ¿Cómo te enfrentas a un fantasma?

Síntomas del miedo a los fantasmas
La espectrofobia se manifiesta con los mismos síntomas físicos que la ansiedad. Un malestar, entumecimiento de los músculos, sudoración excesiva, palpitaciones, dificultad para respirar o mareos. El miedo es tan intenso que puede llegar a una crisis de ansiedad o a un ataque de pánico. Pero aún hay más.

Porque esta fobia a los fantasmas también presenta unos síntomas psíquicos en forma de pensamientos obsesivos, irracionales, distorsionados o catastrofistas. El miedo envuelve a la mente en una sucesión de ideas terroríficas sobre los fantasmas y sobre el peligro que entrañan estos seres que, por cierto, nadie está seguro de si existen o no.

La duda hace que la persona que sufre esta fobia comience a pensar que le ocurre algo malo en la mente, que algo no funciona bien y se siente culpable y con baja autoestima. Y cuando el miedo irracional se impone, todo lo demás se desmorona. Hay que recuperar la razón, pero antes podemos intentar entender los motivos que pueden llevar a una persona a sufrir espectrofobia.

Por qué tienes miedo a los fantasmas
Conviene aclarar que no es necesario ver un fantasma para que se desencadenen todas las reacciones propias de las fobias, es decir, tanto los síntomas de ansiedad como la respuesta de evitación. Basta con que alguien te cuente una historia de fantasmas o de espíritus o que lo veas por televisión. Y también nos gustaría insistir en lo complicado que es evitar exponerse a un estímulo de este tipo. Un fantasma puede aparecer en cualquier momento, lugar o situación.

¿Y de dónde sale este miedo a los fantasmas? Pues culturalmente no son nuestros seres favoritos. Cierto es que hay espíritus que se aparecen para favorecerte a modo de hadas madrinas, para protegerte, pero generalmente todos estos seres sobrenaturales provocan pavor por su desconocimiento e incomprensión.

La literatura y el cine no ayudan a ver a los fantasmas de una perspectiva más amigable, por lo que el peligro asociado a ellos puede llegar a ser hasta lógico. Lo que no es lógico ni racional es que produzcan ese espanto en forma de fobia limitante que reduce drásticamente tu calidad de vida.

Y, por supuesto, no podemos descartar para el desarrollo de la espectrofobia el motivo más habitual: el condicionamiento por experiencia traumática. Es tentador pensar que no es muy probable que nadie haya tenido una experiencia, traumática o no, con un fantasma, pero volvemos de nuevo a que su presencia real no es necesaria para creer en su existencia.

Como ocurre con otras fobias, a veces la causa o el origen del miedo resulta sorprendente y no se le encuentra una relación directa con el pasado o la infancia de esa persona. En estos casos, se llega a un trastorno de ansiedad previo que hace que un temor pase a ser un miedo irracional o un terror. Hay muchos casos de fobias que aparecen precisamente por el miedo que provoca un estado de ansiedad prolongado.

Tratamiento de la espectrofobia
A pesar de ser un trastorno complejo, la espectrofobia se puede superar. Para hacerlo, hay que ponerse en manos de un profesional de la psicología, ya que las fobias presentan también un componente de ansiedad muy importante y conllevan un desgaste emocional evidente.

El tratamiento estrella para las fobias es la Terapia Cognitivo Conductual, utilizada también para superar problemas como ansiedad y depresión. Esta terapia trabaja primero el pensamiento, ese pensamiento distorsionado que hace que la persona vea a los fantasmas como un estímulo muy peligroso. Cuando sentimos peligro, nuestra ansiedad entra en escena y cuando ese peligro ni siquiera es real, la ansiedad se desborda.

Un psicólogo ayuda a desmontar esos pensamientos irracionales sobre los fantasmas y los espíritus y a partir de ahí se puede empezar a trabajar la conducta. Evitar la evitación es el objetivo. Dejar de sentir miedo hacia los fantasmas y dejar de evitar esas situaciones en las que presupones que te los puedes encontrar. ¿Cómo se consigue cambiar la conducta de evitación?

Generalmente, se utiliza la Terapia de Exposición. Una terapia que siempre debe hacerse bajo supervisión porque se trata de un acercamiento gradual al estímulo que desencadena la fobia. A falta de fantasmas reales, el terapeuta expondrá a la persona con espectrofobia a diferentes situaciones o imágenes para ir comprobando que el peligro no es tal, que no pasa nada.

Cualquier tratamiento para superar una fobia debe ir acompañando de técnicas de relajación. La práctica del Mindfulness y los ejercicios de respiración son una inversión segura para evitar recaídas en el futuro y para afrontar la terapia con menos ansiedad.

(FUENTE: diariofemenino.com)

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