sábado, 8 de diciembre de 2018

Curioso mercado inmobiliario: Vivir con fantasmas en Japón: cómo son las casas embrujadas y abandonadas, gratis o muy baratas


Toshihiko Yamamoto fue más bien educado y diplomático, entonces evitó referirse a fake news o noticias falsas. Dijo:

Medios occidentales publicaron recientemente muchos artículos engañosos diciendo que el gobierno de Japón estaba regalando casas abandonadas. No es verdad.

Toshihiko es experto en bienes raíces, tiene una inmobiliaria en Tokio (Yamamoto Property Advisory) y hasta escribió el libro The Savvy Foreign Investor’s Guide to Japanese Properties, una guía para extranjeros que buscan invertir en propiedades japonesas.

En su página hace poco subió un informe convenientemente titulado para quienes googlean: "¿Estás interesado en akiya ("casas abandonadas") gratis en Tokio? Cómo encontrar una casa en Japón por casi nada".

La aclaración sobre la inexactitud del concepto "casas gratis" aparece, también convenientemente, al final del texto.

Un poco antes detalla el caso por el cual la prensa internacional ha sacado sus "artículos engañosos" en estos días: en Okutama, un pueblo de 5.200 habitantes ubicado a 2 horas en tren de Tokio, el municipio tiene un programa destinado a jóvenes que incluyen casas regaladas y hasta subsidios para refacciones. Pero el último terminó en mayo y los flamantes propietarios se mudan en 2019.

Algo similar ya habían hecho otras 2 pequeñas localidades: Shichikashuku (1.500 habitantes en Miyagi) y Tsuwano (7.500 en Shimane).

El gobierno nipón reportó en 2013 que había 8,2 millones de inmuebles vacíos en la isla. Según el Nomura Research Institute, ese número subirá en 2033 a 21,7 millones: es decir, casi un tercio de las casas que hay en Japón.

¿Por qué pasa este fenómeno? 

* La población disminuye: de 128.500.000 habitantes en 2010 pasaron a 126.700.000 en 2017. Y envejecen: para 2050 se proyecta que 4 de cada 10 japoneses tendrán más de 65 años.

* Prefieren las construcciones nuevas: sólo el 14,7% del mercado es de segunda mano.

* Los inmuebles abandonados quedan en locaciones poco atractivas: suburbios o zonas rurales.

* Problemas con las herencias de los bienes.

* Casas asociadas a cuestiones oscuras que en la tierra del sol naciente causan mucho rechazo: muertes solitarias, asesinatos y especialmente suicidios.

Vivir con fantasmas
Japón tiene una tasa muy alta: 18,5 cada 100.000 personas, según el último reporte de la Organización Mundial de la Salud, elaborado en 2016. Ese año se registraron 21.764 suicidios y apenas 330 homicidios.

Sólo en antiguos tiempos militares se consideraba honorable que un samurái cometiera seppuku o harakiri porque había fallado: se tajeaba el estómago antes de que lo ejecutara el enemigo. 

Ya en 1873 se prohibió como pena judicial. Tal vez la última forma más o menos aceptable de suicidio se produjo durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) con cada piloto kamikaze de la Armada Imperial que cargaba su avión con bombas y se estrellaba contra los barcos enemigos.

Las 2 religiones principales del país condenan la práctica: según An Introduction to Buddhist Ethics de Peter Harvey (Cambridge Press, 2000), Buda se manifestó claramente en contra, mientras que el sintoísmo considera que quien se se mata pasa a ser un 幽霊, o sea un yūrei, es decir un fantasma.

Un fantasma que luce femenino, sin piernas y con un kimono blanco abrochado al revés, como en 1750 lo pintó sobre seda el artista Maruyama Okyo.

Igual: quién quiere vivir con un fantasma.

Yuken Kon cuenta la historia de una sexagenaria divorciada y deprimida que se tiró desde el techo de su edificio, en las afueras de Yokohama. Una de sus hijas heredó el departamento de 2 ambientes en el piso 2 y nada hizo: no pudo.

Pero Yuken es agente inmobiliario, ve el negocio y se aprovecha de las supersticiones ajenas. A lo sumo, como buen budista esotérico, prende un fuego para un ritual joma y listo.

Así cree purificar cualquier inmueble que se halla vacío por motivos psicológicos. Después mete fengshui para decorar y termina promocionando a precios económicos sus renovadas "propiedades de la buena suerte", que dejan de ser "casas embrujadas".

Mapeo del horror
Jiko bukken, se les dice en japonés. Literalmente: "propiedad accidentada". Por ley las inmobiliarias deben avisar que algo malo pasó ahí.

“Los japoneses odian las 'jiko bukken'. Por los fantasmas.”
Sei-ichiro Ishimaru
AGENTE INMOBILIARIO

En el mercado se calcula que una "casa estigmatizada" puede salir desde un 20% hasta un 50% menos que una normal. Lo cual es mucho decir; sobre todo en Tokio, una de las ciudades más caras del mundo.

“No siento temor y ahorro plata. La gente viva me da más miedo que un fantasma.”

Tanishi Matsubara
COMEDIANTE JAPONÉS

Desde 2005 el sitio Oshimaland mapea colaborativamente el horror: con aportes públicos devela el pasado trágico de los inmuebles. "Es un lujo", dice su creador Teru Oshima, un personaje casi de culto para los fanáticos de lo macabro.

(FUENTE: clarin.com)


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