sábado, 15 de julio de 2017

Así fue como el filme “A ghost story” se convirtió en una aterradora visión del Más Allá



Lo que comenzó como un proyecto a escondidas se convirtió en una película conceptual que habla sobre el duelo, el dolor y nuestras concepciones personales del tiempo y el amor.

Cuando A Ghost Story se estrenó a principios de este año en el Festival de Cine de Sundance, su director, David Lowery, aún no estaba muy seguro de qué era exactamente lo que había hecho. Si no hubiese sido por su agente, es posible que ni siquiera hubiese enviado la película a participar, pues fue un experimento conceptual al que nunca se había enfrentado antes.

Un día, Lowery leyó una historia corta sobre el dolor y sobre perder a un ser querido cercano, y comenzó a escribir un guión. Al principio le dijo a todos que iba a hacer un cortometraje para que nadie se enterara del proyecto, y gracias a un par de mensajes de texto, logró que Rooney Mara (con un par de nominaciones al Oscar) y Casey Affleck (quien obtuvo el galardón este año), para que lo acompañaran a una aventura secreta en el corazón de Texas.

Un proyecto a escondidas
A Affleck lo convenció escribiéndole sencillamente, “quiero hacer una película este verano, con un equipo mínimo. Serás un fantasma bajo una sábana durante casi todo el rodaje. Te explicaré después”. El actor respondió que sí inmediatamente. Un año después, los estudios A24 (uno de los más reconocidos de los últimos años), llevan a la pantalla el resultado de este experimento, cuya trama se resume de la siguiente manera:

“Recientemente fallecido, un fantasma cubierto con una sábana blanca regresa a su casa para consolar a su esposa (ahora viuda), sólo para descubrir que en su estado espectral, se ha desprendido de nuestro concepto del tiempo, obligado a mirar pasivamente como la vida que conocía y la mujer que ama lentamente se desvanecen. Cada vez más alejado de todo, el fantasma se embarca en un viaje cósmico a través de la memoria y la historia, confrontándose a las grandes preguntas de la vida y la enormidad de la existencia”.

Lo de la sábana blanca es literal: Casey Affleck se la pasa bajo la tela durante todo el film, pero aunque muchos en Sundance esperaban reírse de la premisa del cliché fantasmal, terminaron consumidos por la idea de lo que pasa cuando morimos y que la película sugiere de manera cruda. Para Lowery, sencillamente nos desvanecemos, perdiendo la perspectiva del tiempo y del espacio, siendo una sombra invisible en la vida de nuestros seres queridos.

Post-horror experimental
Luego de su estreno el fin de semana pasado, algunos medios de comunicación se han referido a la película como post-horror, en donde experimentamos el sentimiento a través de una narrativa distinta, más íntima, llena de silencio, y en donde hay una escena donde Rooney Mara come un pie completo en tiempo real para después vomitarlo, cegada por el duelo que parece consumirla. Sin embargo, el estudio A24 explicó que se trataba más bien de una historia de amor cósmica sobre el tiempo y de la enormidad de nuestra existencia.

El pequeño equipo trabajó por dos meses, y cuando el rodaje llegó a su final, Lowery se encontraba a sí mismo con la esperanza de que los productores cancelaran el proyecto, pues al menos nadie sabía que se estaba filmando. Le parecía que era demasiado conceptual para su propio bien, y estaba preparado para abandonarlo todo… hasta que vio todo el material editado y condensado por primera vez.

“El hecho de que la película tuviese este poder acumulativo fue algo bastante único. Me sorprendió, porque había estado pensando en el proyecto como una serie de escenas que habíamos hecho, y cuando me senté a ver la película terminada fue un shock. La vi con total y absoluta objetividad, y sabía que era algo especial y diferente”.

La audacia de David Lowery le ha merecido un 87% de frescura en el portal Rotten Tomatoes, y excelentes reseñas de parte de críticos que consideran A Ghost Story uno de los muchos lugares poéticos a los que nos acercamos en el cine cuando se habla de espectros y de romance. Al menos Casey Affleck repetiría la experiencia:

“Fue la mejor experiencia que he tenido en una película, cambió totalmente la forma en que pienso en mi vida, creando una interpretación y todas estas cosas que hacemos los actores. Todo el mundo debería hacer una película en la que estén bajo una sábana por lo menos una vez en su carrera”.

Para muchos, el fantasma de la película es la representación de aquellos que no pueden dejar ir el amor de sus vidas, pero al final, lo que importa es lo que cada quien obtenga de esta inusual historia. La película de Lowery evita justificarse como algo universal a favor de una narrativa y una estética que desafían la lógica y que aún así, tienen un perfecto sentido: como usar una sábana sobre la cabeza con los ojos cortados por una película completa.

(FUENTE: ismorbo.com)

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