martes, 14 de febrero de 2017

Ver la cara de nuestro amor nos provoca taquicardia afectiva


Hasta la ciencia, paradigma indiscutible de la racionalidad del ser humano, se interesa de vez en cuando por los avatares del corazón –y nos referimos a los sentimientos, no a algún tipo de cardiopatía–. Así que ninguna otra fecha puede resultar más oportuna que la del Día de los Enamorados para hacernos eco de uno de estos estudios, que, en este caso, se ha centrado en los mecanismos fisiológicos que el amor provoca en nosotros.

Científicos de la Universidad de Granada (UGR) pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) –en concreto, al Laboratorio de Psicofisiología Humana y Salud– han elaborado un estudio de estas características llevando a cabo una medición de los efectos que el amor produce en las personas tanto a nivel central (es decir, cerebral) como periférico (cardíaco, muscular y de sudoración).

Según los resultados de este estudio, cuando nos enamoramos y contemplamos una fotografía de la cara de la persona amada –también en el caso de otros familiares queridos, como el padre o la madre–, se produce lo que los científicos de la UGR han llamado 'taquicardia afectiva', que consiste en que nuestro corazón sufre una deceleración inicial –disminuye la frecuencia cardíaca durante unos segundos– para a continuación acelerarse rápidamente. Asimismo, contemplar el rostro de nuestro amado/a provoca que, a partir del primer segundo y medio, aumente nuestra sudoración. 

También activa el músculo cigomático facial, responsable de la sonrisa. Curiosamente, este patrón se genera más en el caso de las mujeres que en el de los hombres, "debido, probablemente, a cuestiones culturales, ya que ellas tienen una mayor facilidad para expresar sus emociones que ellos", apunta la Universidad de Granada a través de un comunicado. En cuanto a la actividad cerebral, cabe destacar que esta es mucho mayor si miramos la foto de personas a las que queremos que si son el retrato de desconocidos.

El experimento, con fotos faciales 'neutras'
Para realizar el estudio, los científicos trabajaron con una muestra compuesta por estudiantes de la Facultad de Psicología de la UGR –hombres y mujeres de entre 20 y 29 años–. Estos tuvieron que hacer una fotografía, con unas características concretas de tamaño y en blanco y negro, a su padre o madre y a su pareja (solo en caso de llevar como mínimo seis meses de relación). 

Según explican los investigadores del CIMCYC Jaime Vila Castellar y Pedro Guerra Muñoz, que llevan años analizando los patrones fisiológicos que las emociones positivas producen en nosotros, estas fotos faciales tenían que ser neutras, es decir, no debían mostrar ninguna expresión emocional de alegría o tristeza que pudiera interferir en la reacción de los participantes. 

El día del experimento, colocaron sensores en el rostro, la cabeza y las manos de los participantes para monitorizar su actividad fisiológica central y periférica y les mostraron fotografías de cinco caras diferentes de manera aleatoria y durante cuatro segundos: dos pertenecían a personas queridas, dos eran de desconocidos y una era de un bebé (se utilizó como grupo de control). 

"Conocer cómo el cuerpo y nuestro cerebro reaccionan ante estas imágenes nos permite conocer los mecanismos que activan las emociones positivas y poder averiguar o explicar por qué estas emociones a largo plazo son positivas para la salud", señala el profesor Jaime Vila Castellar. 

Además de los resultados anteriormente mencionados, los investigadores constataron que el amor es un protector contra el estrés: cuando los estudiantes recibían un susto –mediante un fuerte ruido inducido a través de los auriculares– mientras estaban viendo la foto de una persona querida (ya fuera el padre, la madre o la pareja), el sobresalto que se producía era mucho menor que cuando este se producía y no estaban contemplando la imagen.

(FUENTE: muyinteresante.es)

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