martes, 8 de marzo de 2016

¿Un fantasma en Parque Patricios?


Todo sucedió el pasado fin de semana cuando una pareja -cuya identidad prefieren mantener en reserva- pasó una bella tarde en la plaza Florentino Ameghino (Caseros al 2300) en el barrio de Parque Patricios. Y como ocurre en la actualidad, durante la jornada registraron varios momentos con la cámara de su teléfono celular.

Días después, repasando las fotos, una imagen les llamó la atención: detrás del retrato del muchacho distinguieron la figura brumosa de una persona pequeña. Pero ellos nunca se percataron de su presencia ni escucharon sus pasos. El revuelo fue inmediato entre los vecinos de la zona y ya se habla de las andanzas del “duende” como algo cotidiano. Algunos aseguran que no se trata de un suceso extraordinario: es que allí, a pocos metros de profundidad, descansan los restos de personas que murieron de fiebre amarilla en 1890.

La investigación
La extraña aparición, sin embargo, podría tener sustento histórico. Y es que el predio en el que está ubicado el parque supo ser también un cementerio. Originalmente perteneció a José Antonio Escalada y a Carlos Escalada. En este lugar falleció la esposa de José de San Martín, la señora Remedios de Escalada el 3 de agosto de 1823. El 20 de diciembre de 1867 fue comprado por la Municipalidad de Buenos Aires a Claudio Mejía. Poco tiempo después se inauguró como Cementerio Público del Sud. En 1872 se clausura luego de recibir más 18.000 cadáveres por la epidemia de fiebre amarilla. Una leve ondulación paralela a la calle Santa Cruz nos recuerda el lugar exacto de las fosas comunes en las que eran enterrados los muertos, en el peor momento de la peste. Si los datos históricos son reales, algunos de los cuerpos todavía continúan ahí.

“Todos los lugares donde se encuentra o encontró alguna vez un cementerio, o elementos del bajo astral, sitios que habitaron almas en pena, como cárceles, presidios, o hospitales viejos; donde hay o hubo mucho sufrimiento, son espacios ‘karmáticamente’ pesados, energéticamente muy densos y puede haber fantasmas”, explica a Crónica el licenciado Alejando Morgan.

“Es que toda esa energía queda en el lugar. Por eso es necesario hacer un estudio llamado rabdomancia o radiestesia y así poder indicar si el sitio está bloqueado por una energía del bajo astral o si lo que tenemos son almas en pena errantes. Eso se verifica de esa forma”, continuó. Lo cierto es que, así como es posible localizar estas energías, también es posible “limpiarlas”.

“Por lo general cuando tenemos un espíritu en un sitio se hace un trabajo de convocación. Esa es la diferencia de cuando la presencia es una deidad o entidad del bajo astral. El espíritu está conformado por ectoplasma, una persona que vivió y que tuvo una muerte traumática”, concluyó el especialista.

(FUENTE: cronica.com.ar)

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