lunes, 13 de julio de 2015

Shirley MacLaine: 'No estoy loca: creo en la reencarnación'


"¡Hola, Luis, cuánto tiempo!". Hay presentaciones que descolocan. La voz de Shirley MacLaine suena al otro lado del teléfono y en un segundo, como dicen que los moribundos ven pasar su vida entera, una tras otra se aparecen cada una de las tardes, noches y, dado el caso, hasta mañanas pasadas con ella. No es tanto amor como simple reconocimiento. De alguna forma, somos cada una de nuestras pasiones pasadas, presentes o, quién sabe, futuras.

- El espejo se ha roto.

- Ya lo sé, me gusta así. Así me veo tal y como me siento.

El diálogo (la definición más inocente de la amargura) pertenece a El apartamento y, una vez escuchada, queda grabada. Para siempre quizá. "Me alegra volver a hablar contigo", insiste la actriz desde sabe Dios dónde y por sabe Dios qué motivo. Quizá lo más honesto fuera reconocer que, pese a esa sensación compartida de feliz reencuentro, jamás hemos cruzado una palabra; que, en puridad, se trata de la primera vez. Para los dos. Pero también eso sería mentir. Todo el mundo, sea cual sea su oficio o condición, ha charlado de forma distendida con ella. Desde Pero... ¿quién mató a Harry? a Elsa & Fred, que, con más de medio siglo de distancia con la primera, ve la luz, pasando por Como un torrente, Irma la dulce, Dos mulas y una mujer o La fuerza del cariño, Shirley MacLaine es parte de cualquier retina; del pedazo más tierno.

- Me va a permitir empezar por una incoveniencia, en Elsa & Fred su beso con Christopher Plummer es muy convincente...

- Nos conocemos muy bien desde hace muchos años y así es muy fácil trabajar. Pero no le voy a dar ninguna noticia, lo siento. No tengo ni he tenido ningún affair con Christopher. [rompe a reír]. Nos vemos, comemos juntos... Déjelo en que nuestro amor es simplemente platónico.

MacLaine tiene 81 años. No los oculta. Tampoco los parece. Nació en Richmond (Virginia) y pronto tanto ella como su hermano Warren Beatty decidieron que la pantalla era su mundo. Es decir, el nuestro. Su madre, bailarina y profesora de interpretación, puso los genes. De lo demás, se encargó ella de forma muy personal. Nunca presumió de ser la más guapa y fue eso precisamente lo que le mantuvo y le mantiene, hasta hoy, perfectamente viva. "Que se fijen en algo más que en tu belleza, te asegura una vida más larga", dice o, mejor, escupe. Es así. La segunda mitad de los años 50 vivieron su fulgurante ascenso. Y así hasta que en Como un torrente, de la mano de Vincente Minelli y con Frank Sinatra como protagonista, conociera la primera de sus cinco candidaturas al Oscar como mejor actriz.

- Usted fue conocida como la mujer del rat-pack tras su papel en La cuadrilla de los once. ¿Cómo era Sinatra de cerca?

- ¿A qué se refiere?

- No tenía muy buena fama...

- No haga caso, fue uno de los hombres más brillantes que he conocido. Muy honesto. Un gran amigo.

Es el momento, sin duda, de hablar de hombres. Su biografía guarda un lugar de honor al asunto. Robert Mitchum, Danny Kaye, Yves Montand... Ninguno de ellos fue su marido, pero ahí estuvieron. "Digamos", comenta con un punto de vanidad, "que he compartido momentos maravillosos con mucho actores. Cuando actúas de verdad te acercas a la parte más honesta y auténtica de una persona. Y claro, es fácil enamorarse. La culpa es del cine". Si sólo la escucháramos esta frase, podríamos llevaros una impresión equivocada. MacLaine presume y hasta ejerce, dice, de mujer de carácter. Su vida la avala. Famosa, y hasta mítica, fue su relación con el hombre de negocios Steve Parker. Ella la define ahora como "abierta", pero, justo es reconocerlo, en su momento el adjetivo utilizado fue el de "escándalo".

- Hay quien la considera la primera feminista de Hollywood...

- Y lo sigo siendo, porque soy mujer. Ponga que también soy la última. No entiendo ser una mujer de forma plena de otra manera. Ahora es fácil, pero cuando era joven era necesario serlo si no querías ser completamente ignorada. Los tiempos han cambiado, sin duda, para bien.

La que habla sabe lo que se dice. De alguna manera ella fue la responsable o, mejor, testigo con voz del declinar de una forma de entender el cine. En los 70 cometió el atrevimiento de llevar ante la justicia a la todopoderosa Fox por incumplimiento de contrato y ganó. Le prometieron un papel en la película Blooomer girl, pero se canceló y a cambio le dieron otro papel insignificante en otra película. "Te trataban como un mueble y si encima eras mujer, era terrible. Me siento una pionera, sin duda. Aquello coincidió con el fin del sistema controlado por los grandes estudios. ¿Es bueno eso? No lo sé, la verdad".

- ¿Duda? ¿Por qué?

- Bueno, aquel sistema, pese a lo terrible que era, aseguraba un futuro a los actores. Te llegaban continuamente guiones y eran buenos. Ahora lo único que preocupa es cuánto dinero se puede hacer.

- ¿Puede ser más explícita sobre cuánto y cómo ha cambiado Hollywood desde los 50 a ahora?

- No sé si vamos a tener tanto tiempo, pero resumiendo le diré que la única preocupación de Hollywood ahora son las franquicias y los superhéroes. ¿Cuántas película de Spiderman, Los Vengadores o Superman se pueden hacer? Hollywood ahora es una actividad empresarial más en manos de grandes corporaciones. Han desaparecido los productores que sabían de cine y hacían películas valientes; más preocupados por el poder de la imaginación que por cuánto dinero podían ganar.

Queda claro. Si se le pregunta por la película de la que se siente más orgullosa, duda un segundo y cambia la forma de plantear la cuestión. Sin dudar. "Es difícil responder a eso sin ofender a alguien. Si citas a alguien, te olvidas de otro. Sí puedo decir cuál fue la más difícil: La fuerza del cariño, una experiencia muy complicada...". A su lado, El apartamento, película que define como la más extraña de su carrera. "Cuando rodábamos no conocíamos el guión completo. Cada día aprendíamos lo que íbamos a hacer en el momento de rodar. Y eso hizo que entre Jack [Lemmon] y yo naciera una relación muy particular. Creo que eso, en parte, hace diferente la película".

Y así, mientras salta de película en película, se conjura para no dejarse arrastrar por la nostalgia. "Sólo me preocupa el futuro. Es lo que me hace sentir viva. Mientras mantenga la curiosidad por las cosas, sé que estoy viva".

- ¿Sigue creyendo en la reencarnación?

- Por supuesto. Pero no lo pregunte como si estuviera loca. He leído muchísimo sobre el asunto y estoy perfectamente convencida.

- En ese caso, ¿Cómo se imagina después de esta vida?

- No lo sé, pero sí sé que depende mucho de lo que se haga ahora, en esta vida. Le diré que hice el Camino de Santiago y esa experiencia me enseñó mucho tanto del futuro como del presente. Me sirvió para reafirmarme en mis creencias. Es más, no descarto volver a hacerlo.

Acaba la entrevista y MacLaine sigue convencida de que la conversación es la segunda parte de alguna otra. "Volveremos a hablar, estoy segura". No la desmentimos. Para qué.

- Woody Allen dijo que le gustaría reencarnarse en la yema de los dedos de su hermano. Me imagino que muchas mujeres podrían desear lo mismo con respecto a sus manos...

- [Se ríe] Eso es cosa del pasado. Ahora mismo hay otras mujeres a la que envidiar.

Eso, sin embargo, sí que es mentira. Nunca nadie rompió los espejos como ella.

(FUENTE: elmundo.es)

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