domingo, 12 de abril de 2015

La 'terapia vampiro': ¿Por qué es bueno beber tu propia sangre?


Desde tiempos inmemoriales siempre se ha dicho que beber sangre conllevaba un efecto regenerador. Muchas leyendas se han inspirado en este tema, como por ejemplo la de la condesa húngara Elizabeth Bathory, de la cual decían que tomaba baños de sangre de 650 vírgenes sacrificadas.


Pues bien, el periodista de la BBC, Michael Mosley, se entrevistó con el doctor Saúl Villeda, un biólogo de la Universidad de California, en Estados Unidos, que ha estado investigando lo que ocurre cuando se inyecta sangre de ratones jóvenes en roedores viejos.

Y la solución es increíble. Después de una inyección de sangre joven, los viejos ratones se desempeñan mejor en las pruebas de memoria y la hora de encontrar el camino de regreso a su casa.
En el experimento, cuando las células del cerebro de los ratones de edad avanzada reciben una inyección de sangre joven empiezan a crear nuevas conexiones, asemejándose cada vez más a las neuronas de los ratones más jóvenes, además de crearse nuevas neuronas.

Después de ver que este resultado ofrece beneficios saludables, ahora se está intentando implantar en las personas que sufren un principio de Alzheimer. Según Villeda, "mi esperanza es que podamos identificar los factores rejuvenecedores de la sangre para potenciarlos y los del envejecimiento, para debilitarlos".

El periodista no quiso ser menos y quiso probar la llamada 'terapia vampiro'. Después de someterse a ello le dijo Janet Hadfield, directora de una empresa llamada Biotherapy Services dedicada a la investigación de ese tipo de plasma, lo siguiente: "En un par de semanas deberías notar diferencias en el tono y textura de la piel. Debería parecerse a la del trasero de un bebé".

Un par de semanas después el periodista, según cuenta, notó ciertos cambios sutiles en la piel. Además, este procedimiento se lo están inyectando famosos de la talla de Kim Kardashian, la cual se saca la sangre, la centrifuga y le extrae el plasma para después inyectárselo en la cara.

(FUENTE: ecodiario.eleconomista.es)

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